Capitulo 16

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 —Eres muy desobediente Hottie—dice sobre mi coño para después empezar a chuparlo con fervor…

Me come el coño con hambre y solo puedo retorcerme y gritar de placer, todo el sueño que tenia se fue al carajo inmediatamente poso su boca en mi interior.

Su lengua experta me penetra y me chupa haciéndome gozar grito de placer cuando ligeramente muerde mi clítoris y siento mi orgasmo muy cerca.

— ¡No pares! —jadeo jaloneando su pelo con fuerza.

—No grites Hottie tu amiga está en casa—intenta callarme pero es imposible mientras lo tengo entre mis piernas dándome placer.

Entra dos de sus largos dedos en mí y ahora siento que veo el cielo, los mueve con un mete y saca lento torturándome y creo que no puedo aguantarlo más.

—Me voy a correr—le anticipo. —necesito correrme por favor.

Se pone de pie dejándome al borde del abismo y juro por dios que quiero arrancarle ese falo sabroso que lleva entre las piernas.

—No me retes Sarela—dice enojado. —Vístete te espero abajo, vamos a salir—se media vuelta y me deja deseando de él.

Me quedo unos minutos en la cama procesando lo que acaba de pasar, me pregunto cómo coño entro a mi casa me reincorporo de la cama aun con las piernas temblorosas y mi humor se ve afectado, me fijo en el reloj de mi celular y son las 10:50

«! Mierda que tarde es!»—maldije en mi interior por haberme quedado dormida tanto tiempo.

Me encamino al baño y me doy una ducha rápida sin mojar mi cabello, pensé en mi amiga que prometí hacerle la cena y me quede dormida, salgo del baño, me seco rápido poniendo una pequeña braga de encaje y un sostén extraples , saco de mi closet un vestido de noche amarillo ligeramente corto con unos tacos altísimos blancos, me maquillo ligeramente y destrenzo mi cabello que ahora luce ondulado y se ve bien así lo peino ligeramente y camino a mi closet por un abrigo para colocármelo encima del vestido.

Bajo los escalones y encuentro a Bell conversando muy animada con Jorge.

—Lela— dice y yo ruedo los ojos. —Estas para comerte enterita—dice bromeando como siempre.

—Bell, lo siento te iba a preparar la cena y me quede dormida—pido disculpa llegando hasta donde están sentados.

—No te preocupes ya había cenado con Andrew, te encontré rendida y te deje dormir—dice encogiéndose de hombros.

—Porque dejas entrar a este a acosador a mi habitación—le digo señalando a Jorge que frunce el ceño enojado.

Este me jala del brazo para sentarme en sus piernas

—No vi que te quejaras— dice muy cerca de mi cuello haciendo reír a Ambel.

—Yo tampoco escuche eso hace un rato—dice la muy condenada guiñándome un ojo.

Me sonrojo al saber que escucho lo de hace un rato pero no tengo secretos con Bell.

—No sé qué es cuchaste —me hago la ofendida. —Pero fue un mal servicio y nada placentero—respondo ganándome un pellizco de parte del señor gruñón.

Bell se carcajea mientras Jorge me levanta para ponerse también en pie.

—Me gustaría seguir conversando Ambel pero esta señorita y yo tenemos cuentas que arreglar sobre el mal servicio y nada placentero de hace un rato —dice a modo de despedida tomándome del brazo para salir.

—Nos vemos más tarde —logro decirle a Bell antes de que este cavernícola me sacara arrastra de la casa.

Llegamos a su auto y aun trae cara de pocos amigos, abre la puerta del copiloto y prácticamente me sube al asiento y me pone el cinturón, le da la vuelta al auto y se monta en su lado sin decir media palabra.

— ¿A dónde vamos? —le pregunto y me ignora.

Se adentra en el tráfico que a esta hora es un poco tranquilo al ser casi se madrugada, dobla una esquina y se detiene el Génesis entrando a un parqueo subterráneo del local.

—Tengo que hacer algo breve aquí, luego nos iremos a casa—me informa y se baja del auto.

No espero que abra mi puerta y salgo a fuera siguiéndolo, entra por una puerta que supongo que es solo para ellos ya que hay pocos autos en el parqueo.

—Ven—me toma de las manos para que camine más rápido.

Entramos a su oficina y me señala un mueble diciéndome que me ponga cómoda.

Se sienta en su silla y luce intimidantemente sabroso, lo veo tomar su teléfono que suena el tono de llamada mientras revisa unos papeles.

—Miller—responde seco.

No sé qué le estarán diciendo pero frunce el ceño y le grita improperios a quien sea que este al otro lado de la línea y estampa con fuerza el teléfono en el escritorio y yo me espanto.

—Te pediré algo de cenar—dice sin mirarme. — ¿Qué te apetece? —pregunta.

—No tengo hambre—Le respondo seca.

Toma el teléfono de la oficina llamando a no sé quién.

—Trae pasta con camarones y un vino blanco a mi oficina—ordena y cuelga.

—Te dije que no tengo hambre—le digo pero me ignora volviendo su vista nuevamente a los papeles.

Unos minutos después tocan la puerta.

—Adelante—ordena.

Entra un mesero con una bandeja y una botella de vino y una copa.

—Gracias Peter —hace un ademan señalándome para que me entregue la bandeja.

El sujeto intenta entregarme la bandeja y yo niego cruzando los brazos.

—Ponla en un lado, puedes retirarte—le dice y el joven cumple la orden y se va.

—Come —me ordena.

Le hago caso omiso a sus palabras y sigo cruzada de brazos.

Luego de unos minutos recoge los papeles de la mesa haciéndolos a un lado, se levanta de su asiento evidentemente molesto caminando hasta mí.

Toma la bandeja y la pone en un lado de su gran escritorio y luego vuelve por mí cargándome y me sienta encima del escritorio también. Vuelve a sentarse en su silla y quedamos frente a frente ambos enojados.

—Me molesta que me lleves la contraria Salera, y más que me retes en frente de mi personal—dice molesto.

—Te enojas por qué quieres y eres un gruñón mandón que solo sabe dar órdenes—le reprocho.

—Ya no hubiésemos ido y te estuviera follando en mi departamento hasta hacerte desmayar—Dice y por instinto junto más mis piernas como si mis bragas fueran a escapar. —Pero como siempre la señorita tiene que llevarme la contraria.

—Yo no…

Me interrumpe metiendo el tenedor en mi boca enrollado de pasta que está de más decir que esta deliciosa aunque un poco fría ya.

—Mastica y traga porque si vuelves hablar juro que…

Deja la amenaza en el aire negando con la cabeza, mastico y decido callarme y no alterarlo más, sigue dándome la comida en la boca y yo como sumisa lo dejo alimentarme, me sirve un poco de vino cuando está satisfecho de que haya comido y se levanta de su silla.

—Nos vamos a casa, y espero que hayas disfrutado esas bragas porque pienso hacerlas pedazo...

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Mis amores no se vayan sin comentar y votar por la historia, me alegra que les guste prometo corregir si tiene algunos errores ortograficos aunque soy muy cuidadosa con la ortografia pero vivo cambiando el idioma del teclado para escribir en ingles tambien y a veces no pone los acentos como van.

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