06. Descanso

270 45 5
                                    

Reiner me invitó con Ymir a estar durante los descansos en la hora de comer, y sinceramente no podía estar más feliz, casi se me hacía complicado ocultar mi felicidad, por cualquier cosa mínimamente graciosa que ellos dijesen yo tenía que controlarme para no reírme demasiado alto.

Me daba demasiada vergüenza pero por fin me empezaba a sentir más incluido en ese sitio y no sentía el miedo continuo de que me iba a quedar solo.

No podía evitar sonreír hacia las oportunidades que la vida me atraía.

—Oye, Bertolt. —Reiner me sacó de mis pensamientos y me llamó para que le mirase— ¿No tienes ningún tipo de apodo o algo así?

—Joder, Reiner, anda que no eres directo ni nada. —le reprochó Ymir.

Las palabras de Reiner y Ymir me confundían.

—¿Qué pasa? —pregunté.

Los dos se miraron mutuamente.

—Reiner ha estado pensando en clase de Lengua sobre que le gustaría llamarte de una forma diferente. No te sorprendas, es muy de no parar de hablar en clase de lenguaje, ni siquiera sé porqué la escogió -Reiner miraba a Ymir como si fuese a matarla— No me extraña que el profesor Pixis le tenga manía, yo también se la tendría. —Ahora entendía por qué el señor Pixis trataba de esa manera a Reiner—.

—Ymir... —Reiner miraba de forma sarcástica a su compañera quien le miraba con una sonrisa burlona-.

—Venga ya, no me vayas a decir que no es verdad.

—Bueno, por dónde iba —Reiner intentó evadir el tema— Entonces, ¿no tienes ningún apodo?

—No...

—¿Te parece bien "Bert"?

No sabía qué decir, la mayoría de las personas o directamente se olvidaban de mi nombre o lo decían mal. Ya había pasado hoy cuando los profesores lo pronunciaban.

—Sí, me parece bien. —Fue lo único que se me ocurrió responder, porque tampoco era algo que me molestase.

—Yo le seguiré llamando Bertolt. —Dijo Ymir, que a decir verdad era de las pocas personas que lo pronunciaban bien— Por cierto, Reiner...

Ymir giró la cabeza de Reiner, desviando su mirada hacia una chica sentada sola no muy lejos de ellos. Era Annie, por un momento ese chico se había olvidado de ella, pero no parecía estar menos interesado. Como la chica castaña esperaba, Reiner fue casi corriendo hacia su compañera.

—¡Annie! ¿Qué haces sola? —le preguntó Reiner preocupado, como si estuviese prohibido eso o algo así.

—Mira, Reiner... —dijo Annie mientras se levantaba de su sitio— No te incumbe lo que hago o lo que no hago, ¿vale?

—Pero si me incumbe, Annie.

—Eso es lo que tú crees.

Y dicho esto, Annie se dio la vuelta y se fue lejos de Reiner, dejándole solo hasta que Ymir y yo decidimos correr hacia donde estaba él. Estaba decaído y avergonzado.

—¿Qué ha pasado ahí? —preguntaba Ymir a Reiner, agarrandole del brazo.

—Nada... Es sólo que... Annie no ha cambiado nada... —respondía Reiner, cabizbajo.

—Reiner, no te preocupes. Ella quizás es así, le gusta estar sola, no creo que le caigas mal ni nada así. Tranquilo. —intentaba animarle Ymir, a pesar del poco conocimiento que tenía ella de Annie.

La escena cambió de ambiente cuando Reiner me dedicó una mirada, cambiando totalmente de estado de ánimo.

—¡Oh, Bert! —cambió de expresión como si ignorase lo que había pasado hace unos segundos— Ignora eso, Annie es un poco complicada.

—De acuerdo.

Dije sin más. Viendo la complicada situación, prefería no hacer preguntas. Me quedé en silencio mientras Ymir intentaba animar a Reiner, hasta que decidí reaccionar.

Empecé a dirigirme a la misma dirección a la que había ido Annie, intentando llegar hasta ella.

—¡Bertolt! ¿A dónde vas? —me gritó Ymir, pero no me detuvo.

–––––––

—Bertolt.

Llegué por fin hasta Annie, quién estaba sentada en una escalera, yo hice lo mismo.

—¿Qué estás haciendo? Si intentas animarme con palabras vacías, hablas con la persona equivocada.

Me preguntó Annie, la verdad es que ni yo lo sabía, pero ahí estaba. Intentando arreglar algo que desconocía.

—¿Por qué eres así con Reiner? —fue lo único que se me venía a la cabeza.

—¿Acaso te importa?

—Un poco sí.

Annie parecía ser una persona complicada, borde y dura, pero yo estaba seguro de que había algo más simple dentro de todo eso.

—No sé por qué tendría que contarle mis problemas a alguien que no conozco. —dijo Annie mirando hacia otro lado.

—Yo creo que a veces nos sentimos más seguros al contar nuestros problemas a desconocidos que a gente que conocemos desde que nacemos.

—¿Eso crees, Bertolt? Mmmm... Quizás tienes razón. Pero no es nada importante. —ya iba a intentar desviarse del tema.

—Quizás para ti no, pero para Reiner, sí. —ni siquiera yo sabía por qué me preocupaba tanto por aquel rubio.

Miró hacía mi, dándome la esperanza de que la había convencido.

—Pasó hace mucho tiempo, pasaron cosas, y eso me hizo distanciarme de él. Yo esperaba que lo comprendiese, que me dejase mi espacio, pero desde ese día no ha dejado de perseguirme. Yo estoy bien así, sola, sin él. Nada más. Y él, no para de agarrarse a mí, exasperante, de verdad. Nadie entiende que yo no quiero tener amigos.

Se confesó Annie, sin dejarme claro de si me estaba dando mucha o poca información, o si me había contado todo lo que había pasado.

—No necesito tu opinión. Sólo te cuento esto porque me has insistido. De la única forma que podrías ayudarme es decirle a Reiner que se aleje de mí de una vez. Quizás si se lo dice otra persona reaccione.

Y dicho eso, se levantó y se marchó, sin ni siquiera mirar atrás, dejándome solo en aquella escalera.

Ymir y Reiner vinieron poco después, buscándome. Me preguntaron que qué había hecho, yo solamente respondí que no era nada importante.

El sonido de la alarma no tardó mucho en entrar en mis oídos, obligándome a despedirme de aquellos dos.

𝑯𝒊𝒈𝒉𝒔𝒄𝒉𝒐𝒐𝒍 𝑻𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔 {𝑅𝑒𝑖𝐵𝑒𝑟𝑡}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora