09. Primer anochecer 1/4 (MARATÓN 2-6)

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Todo estaba muy ruidoso. La gente no paraba de hablar, la música estaba alta, y yo me sentía como una hormiga allí. Nunca me habían gustado las fiestas, pero al menos estaba con Reiner, Ymir y Krysta.

—¡Bertolt!

Era la chica de antes, Pieck, y al igual que nosotros, acababa de llegar.
Y no estaba sola, venía acompañada de algunos que ya conocía de antes, dado que estaban en mi clase;

Marco y Jean venían abrazados de la cintura, y Connie y Sasha venían hablando de algún videojuego.

Al lado de Pieck, había más personas, que supuse serían de la otra clase, y también alguien a quien ya ví la primera vez que entró por la puerta de escuela; su padre.

—Ven, te los voy a presentar. —Pieck me llevó con ella, y yo hice un pequeño gesto a Reiner diciéndole que me esperasen ahí—. Esta de aquí es Yelena, es un poco rara pero te caerá bien, la verás casi siempre al lado de Onyankopon. —todo esto me lo decía en susurros para que los demás no la escuchasen— Luego está Marlo, ignora su pelo, por cierto. También está Floch, el del pelo-tornado. No se lo digas, pero nadie lo quería aquí, a todos les cae mal. —me dijo casi humorísticamente—. ¡Ah! Y casi me olvido, este es mi padre, Zeke. Supongo que ya lo habrás visto.

—Estuvo el día que te conocimos, me acuerdo.

Los dos le observabamos. Estaba fumando mientras hablaba con la tal Yelena. Quién sabe de qué.

—¡Papá!

Pieck la llamó, y observé cómo tiraba el cigarro para luego pisarlo, y acto seguido venir hacia nosotros, despidiéndose de aquella chica.

—¿No tienes frío, Pieck? ¿Quieres que te preste mi chaqueta? —le preguntó su padre.

Y Pieck ni siquiera le dio tiempo a responder cuando Zeke se la quitó, dejando a la vista su camiseta detrás de la chaqueta, que tenía un interesante dibujo de un chimpancé.

—No hace falta, Papá. —dijo despreocupadamente Pieck.

—¡Pieck! ¡Tu padre es increíble! —ni siquiera me di cuenta que Yelena había venido y se encontraba con nosotros. 

—Gracias, pero ya lo sé. —dijo Zeke sarcasticamente— De todas formas, nos vemos luego, Pieck. Llámame cuando creas que es la hora de irte.

Y dicho esto, se fue.

Pieck tenía una vida perfecta. Un padre genial, y amigos por todos lados, además no le han dado un balonazo en la cara su primer día de clase. Le tenía envidia.

—¿Sabes qué? Zeke realmente no es mi padre. —la confesión de Pieck me sacó de mis pensamientos—. Biológico, quiero decir. No sé cuales son mis padres verdaderos, pero él me adoptó. Siempre he pensando que es un amor conmigo por eso, pero tampoco me quejo.

Lo que dijo me hizo pensar que quizás la juzgué demasiado pronto. 

Cuando me di la vuelta, Reiner hablaba con otros dos chicos, que también me sonaban de las clases.

—¡Bert! ¡Ven aquí! —captó mi atención y le hice caso— Estos son Porco y Marcel. —dijo señalando a cada uno— Vivo con ellos.

—Encantado, Bert. —el tal Marcel me estrechó la mano.

—Llamame Bertolt. —le dije mientas le estrechaba la mano. Pude ver cómo Reiner se llevaba otra mano a la parte trasera de su cuello mientras miraba al suelo.

—Bert, estos son los hermanos Galliard, Porco y Marcel. Vivo con ellos en un pequeño piso de estudiantes.

No tuve que pasar más segundos observandolos para saber qué era lo que cada uno me transmitía. Los dos parecían totalmente diferentes, mientras el tal Marcel, un chico pelo negro que iba siempre sonriendo transmitía un carácter amable, sosegado y muy amigable, su hermano, Porco, con un peinado pelirrojo echado para atrás, mostraba cara de pocos amigos, ni siquiera haciéndome caso.

Aunque tampoco es que me tuviese que preocupar mucho de eso. Los dos hermanos no tardaron en despedirse de Reiner -y por ende, de mi-.

—¿Has visto a Ymir y Krysta? —me preguntaba Reiner mientras me agarraba fuertemente de la mano.

Miré a mi alrededor, y ví que la castaña envolvía su brazo en la otra rubia, como si estuviesen hablando de algo muy interesante y divertido. Por desgracia, y por culpa de Reiner, habría que interrumpirlas.

Le señale donde estaban y él fue inmediatamente al lugar, mientras yo me limitaba a seguirle, todo el rato viendo como aquel chico parecía estar en pánico, sudando y corriendo a encontrar a sus amigas. En cierta manera me asustaba.

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—Oye, chicos. —Reiner llamó la atención de las dos chicas, quienes dieron un poco salto al no esperarselo— ¿Sabéis algo de Annie?

Oh, no.

—¿Qué importa eso ahora? —Preguntó Ymir, gritando debido al alto ruido del lugar, un poco molesta— Vamos a disfrutar de esta noche, por favor.

—Por favor, Reiner, puede ser peligroso, quédate con nosotros. —ahora era Krysta la que le hablaba. 

Ellas intentaban convencerle, pero yo empezaba a ver a dónde iba a ir esto Ni siquiera parecía el Reiner que conocía esta mañana.

𝑯𝒊𝒈𝒉𝒔𝒄𝒉𝒐𝒐𝒍 𝑻𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔 {𝑅𝑒𝑖𝐵𝑒𝑟𝑡}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora