Ambos se encaminaron en el lugar destruyendo a tantos monstruos como podían y corriendo de aquellos a los cuales sus armas les hacían poco daño, Philip observaba a cada momento a su hermano, las manos de William temblaba pero no estaba dudando aquella emoción de matar a otro ser lo intranquilizaba, él no era ningún asesino no lo era, estos seres de otra dimensión eran malignos y él debía de rescatar a su hermano, esa era su misión.
Respirando de manera agitada por haber corrido sabrá quien por cuanto tiempo ahora se encontraban en un lugar con forma de rombo, miraron el lugar era un extraño castillo.
-Me cambio el nombre a Margarita Cipher si aquí no se encuentra Bill –Comentó Phil intentado bromear para tranquilizar a su hermano desde hace rato que su mirada estaba fija en otro lugar, aquella broma tampoco funciono y lo único que saco fue una leve mueca –Bien, vamos.
Entraron al lugar encontrando algunos monstruos de apariencia extraña he intentado esquivarlos pero era difícil cuando uno de ellos tenía buen sentido del olfato y lo persiguieron por buen rato hasta que unieron ambos poderes de sus armas logrando desintegrarlos, pero mientras más avanzaba más el tiempo le cobraba factura, estaban totalmente agotados sin saber por cuanto tiempo podrían aguantar en ese extraño castillo.
-¡Maldición! ¡Donde demonios está Bill!! –Se quejó Philip siendo seguido por su hermano quien se veía totalmente cansado por el esfuerzo físico, como no estarlo si sentía que habían estado haciendo esto por horas quizás hasta días y no lograban dar con su hermano –que maldito desastre.
Encontraron unas escaleras que parecían invertidas pero en vez de llevarte hacia arriba te llevaban hacia abajo, ambos se miraron asintiendo bajarían por allí algo le decía que allí estaría su hermano fuera su instinto o simplemente ese demonio avisándoles pero bajarían.
Al llegar el lugar estaba sumamente oscuro así que buscaron encender algún tipo de luz consiguieron un apagador pero este en vez de encender una bombilla encendió varias antorchas de un extraño fuego plateado caminaron por ese pasillo y cada vez era su deseo de ir más rápido que terminaron corriendo el último tramo para encontrarse con su hermano.
Bill estaba encadenado a la pared, su cuerpo tenía distinto moretones y golpes.
-¡Bill! –Grito Will para correr hacia él intentado despertarlo, estaba aliviado su hermano aun respiraba –
Philip disparo hacia las cadenas rompiéndolas y entre ambos intentaron llevarse a su hermano que no reaccionaba por nada, tuvieron la suerte de encontrarlo ahora tendrían que buscar la forma de sacarlo de allí, un extraño ruido comenzó a sonar algo como una especie de alarma que alertaba a todos los monstruos del lugar ellos entraron en pánico comenzando a correr.
-¡Bill maldita sea despierta! –Se quejó Philip pues no podían correr y arrastrar a su hermano sin que le sirviera de peso extra pero tampoco lo dejaría –
Los trillizos se vieron rodeados por monstruos de todas las formas y tamaños, Philip maldijo su suerte mientras Will temblaba intentado sujetar bien a su hermano, no quería llorar pensando que ese sería el final de los tres devorados por un montón de monstruos.
-¿Necesitan una mano? –Expreso alguien y de repente estaban lejos de los monstruos y cerca de la salida –
-¡Tú! ¡Maldito! ¡Pudiste hacer eso desde un principio! –Reclamo el pelirrojo –
-¿Y eso que tendría de divertido? –Contesto dándole con su paraguas en la cabeza para luego desaparecer –
Estúpidos demonios y su raro sentido del humor.
- - -- - -
Se lo que están pensando.
¡Así que no estabas muerto maldito!
No sigo vivo, aunque la verdad el año pasado me ocurrieron tantas cosas que mejor ni contarlas, no planeo deprimirme pero este año parece ir con buen pie tanto que me regreso
lo que por un año entero me quito mi inspiración.
Sin más que decirles espero que les haya gustado y nos vemos en otra historia u otro capitulo.
¡Hasta luego!
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Admirer Secret BillDipp
FanfictionDipper Pines a su reingreso a la segundaría comienza a recibir cartas de un anónimo pero quien era aquel que dejaba cartas constantemente en su casillero quien parecía saber cada uno de sus movimientos y respuestas. Y quien pondría su mundo de...