Oportuna declaración de amor.

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Al ver que Gerard se alejaba me levante rápido del suelo y me sacudí los pantalones.

¿Por qué me pasan estas cosas a mi?

— ¡Espera! —dijo Mikey agarrándome del brazo deteniendo mis pasos—¿No me dirás nada?

—Mikey no debiste—dije soltando mi brazo de su agarre — ¡Gerard! —grité al verlo tirado en el pasillo.

— Vete de aquí, yo puedo solo—dijo agarrando de nuevo las muletas que ahora estaban tiradas en el suelo.

—Gerard, por favor dejame ayudarte...

—¡Te dije que te largaras! — me gritó enfadado.

Yo sólo me levanté y me le quede viendo. Gerard se sostuvo de sus muletas y en un sabio movimiento se puso de pié, caminando a su habitación y cerrando la puerta de esta al llegar.

Caminé hacia la puerta y la toqué un par de veces.

—Gerard ábreme, por favor—dije con la voz quebrada— ¡Con un carajo! ¡ábreme la maldita puerta! —grité tratando de abrirla con toda mi fuerza pero Gerard le puso candado
—¡No es lo que estas pensando!

—¡DEJAME SOLO!

— ¡Te juro que para mi no significa nada! ¡ese beso no significa nada!

— ¿Entonces yo no significo nada para ti? —dijo Mikey con la lágrima cayendo de si mejilla —Lo sabía... sabía que me rechazarías.

—Mikey yo no...no me gustas. Te veo como a un amigo, como mi único amigo.

—Lo siento Frank pero yo no me puedo quedar como sólo tu amigo— y tras decir eso se fue a su habitación.

La puerta de Gerard se abrió.

—Pasa— me ordenó serio.

Yo me levanté del suelo y entre a la dichosa habitación.

— Gerard yo...

—Dime ¿estas jugando con los dos?

— Él me besó de pronto, no fue mi culpa.

— ¿Me estas mintiendo?— dijo mirandome con algo de dolor en sus ojos.

— Yo nunca te mentiría—dije con voz quebrada bajando la mirada (que gran bastardo soy ya que le miento desde el primer día).

—Vete y cierra la puerta. Se acabaron los días libres, desde ahora vendrás a dormir aquí en mi habitación como el esclavo traicionero que eres—dijo y se volteó al otro lado mirando la ventana—pero antes ven aquí.

Me acerque a él y Gerard me tomó por la cintura y me beso de la manera más tierna.

—Que sea la ultima vez que besas a otro hombre o te juro que te mato —dijo separando nuestros labios.— Ahora vete—me ordenó soltándome.

Yo simplemente estoy sin palabras.
¿Ahora soy de su propiedad o que?
Chicas les juro que esa mirada me aterraba, era como ver los demonios de Gerard en sus ojos pero a la vez era como si su dolor crecía al verme.
¿Tanto le molestaba aquel beso?

Bueno este día a sido una mierda.
Gerard esta enojado conmigo y lo peor, perdí a mi único amigo en esta maldita pesadilla. En sí, creo que fuí muy duro con Mikey ¿no lo creen? Ni siquiera le dí la oportunidad de que me dijera lo que siente por mi.

Soy un desgraciado, en si me doy asco por mentirle a Gerard, por ser tan malo con Mikey, por no haber dicho que no desde el comienzo, por dejarme llevar por el dinero...

—Frank el señor Gerard le habla - dijo Consuelo interrumpiendo mis lágrimas y mi soledad en mi habitación.

— Ya voy— dije levantandome del suelo y limpiando mi cara con mis dos manos.

Llevaba en mis manos una manta y una almohada. Ya era de noche y hoy dormiré con Gerard

¿Alguien quiere matarme?

—Bueno enano, como aquí hay una sola cama dormiras a mi lado — dijo moviendose al lado derecho de la cama haciendome un espacio.

—¿Estas demente? No dormire ahí, prefiero el asqueroso suelo.

— Oye te estoy dando una orden.

—Y tu ¿quien mierda eres para darme ordenes?

—Soy el que te esta dando asilo y comida en esta casa— dijo sonriendo de lado.

¡Mierda! ¡tiene toda la maldita razón!

—Pero eso no lo justifica, ¡me largo! ¡Y no me molestes! ¡no dormiré contigo!

—Frank...

—No Gerard, ya me harte que me trates de esta manera ¡No soy de tu propiedad! ¡ni tu juguete que puedes besar cuando se te antoje! ¡no entiendo tu enojo! —hice una pausa —¿Por qué te comportas de esta manera? ¿Por qué te enojaste cuando Mikey me beso?

— Yo...—se puso nervioso. —Yo me sentí... me sentí —hizo una pausa—celoso—susurró.

— ¿Qué?

—¡Que me puse celoso!

— ¡¿Y por qué mierda te vas a poner celoso?!

—¡Porque te amo!—gritó desesperado — ¡Porque te amo enano! ¡ Y no quiero que te beses con otros!

—Gerard...

—¿QUÉ?—gritó.

— Yo también te amo—dije sonriéndole.

Al carajo todo, yo quiero estar con este pendejo.

—¿ENSERIO? ¿LO DICES DE VERDAD? —dijo sorprendido.

—Si, ¿tan difícil era decirme que amabas?

— No es que fuera difícil...sólo que nunca había sentido esto por alguien.

Y ahí, en ese preciso momento supe que él y yo no eramos diferentes, nosotros no eramos iguales, sólo nos complementamos uno al otro.

Después de esa "oportuna declaración de amor" nos abrazamos y Gerard me dejo ir a mi habitación a dormir.
No sabia lo que eramos, no sabia que seguía ahora, lo único que sé es que estoy feliz.

Pero aún falta otra cosa...recuperar la amistad de Mikey y ¿Quieren la verdad? No sé como coños le voy hacer.

***

Ya ha pasado más de un mes y medio, hoy es viernes de la última semana de mis "vacaciones ", estamos Ray, Mikey, Patrick, Pete, Gerard y yo en el hospital.

—¿Cuanto más tardará el medico? Ya quiero que me quiten esta cosa—dijo Gerard quejandose.

—Enano calla a la gorda que sólo hace que mi cabeza duela más—se quejó Ray.

—No te estuviera doliendo si anoche te hubieras largado de mi casa en vez de tomarte la mejor botella de tequila de toda la fiesta— le dijo Pete enfadado.

—Ahg ya, esta bien. Me callo.

—Señor Way ya puede entrar al consultorio —dijo el doctor —como veo que todos lo acompañaron hoy, sólo le puedo permitir el paso a dos chicos.

—Frank, Patrick entren — dijo Gerard agarrando sus muletas y entrando al consultorio.

Parrick y yo entramos después de él, cerrando la puerta.

—¿Cómo te haz sentido?

—Bien.

— Ok, en este momento te retiraré el yeso y caminaras un poco para verificar si todo esta en orden. Te hicimos unas radiografías y todo indica que tu pierna esta estable.

—Bien.

El doctor tardó en quitarle el yeso, al final Gerard pudo caminar y todo indica que podrá volver a la escuela.
Al fin esto se acabo.

¿Quisieras No Casarte Conmigo? |FRERARD| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora