Charlie no podía dormir. Su estómago estaba revuelto y no podía parar de pensar en la situación en la que se encontraba a causa de su curiosidad. Nunca creyó que fuera posible ver a Alastor de esa manera. Tan sumiso, desvalido, vulnerable...Sentía que la dinámica entre él y ella cambiaba constantemente, y uno siempre terminaba por tener más poder que el otro. Ahora mismo, ella era quien tenía el sartén por el mango. Pero no le gustaba, y tampoco le gustaba esta dinámica. El amor no debería ser una batalla tras otra. Además, no se fiaba de sí misma en cuanto a ellos se refería. Hasta hace unas horas atrás lo tenía todo claro, pero ahora, después de todo lo que había pasado, no podía pensar con claridad y tenía la cabeza embotada. E incluso en la oscuridad, sabía que Alastor la estaba mirando fijamente.—Deja de espiarme, Alastor. Es molesto—Se quejó dándose la vuelta para no verle la cara. No podía pasar el resto de su existencia así. Esto era temporal, ¿no? Alastor se hartaría de ella y dejaría de insistir en algún momento, ¿verdad?—Si sigues mirándome así, tomaré mis cosas y me iré.
—No te estoy espiando, querida. Te estoy vigilando—Dijo corrigiéndola en medio de un suspiro.—Ahora eres vulnerable y debo cuidar de ti—Explicó.
—¿Vulnerable? No soy vulnerable—Se dió la vuelta para mirarlo a la cara y ponerle frente.—Solo estoy embarazada.
—Estar embarazada es sinónimo de vulnerabilidad, querida. Y aunque no te agrade la idea, debemos permanecer juntos en esto—Se le revolvió el estómago de solo pensarlo. Aunque, dentro de ella sabía que Alastor tenía razón. Odiaba admitirlo, pero era cierto. No podría pasar por todo esto sin él. Lo necesitaba.
—Yo puedo sola—Replicó mintiendo descaradamente.—Soy independiente, no necesito de nadie...mucho menos de ti.
—Que mujer tan terca tengo...—Gruñó comenzando a perder la paciencia.—Me necesitas. No podrás hacerlo sin mí y lo sabes.
—Ya no estamos juntos, Alastor—Le recordó.
—Ya lo sé—Dijo molesto.—Deja de echármelo en cara. Es muy irritante—La rubia sabía que Alastor se estaba comenzando a enojar.
Pero ignoró sus palabras y siguió:—No pienso pasar por esto contigo—Alastor se incorporó del suelo y se puso de pie quedando frente a ella en un movimiento brusco.
—¡¿De qué estás hablando, mujer?! ¡He hecho de todo para que me perdones! ¡Me he humillado una y otra vez! ¡Incluso me he arrodillado ante ti, Charlotte!—Eso la había sorprendido. De verdad que la había sorprendido mucho. Jamás se hubiera imaginado a Alastor rebajarse a hacer algo como eso. Pero aún así debía seguir firme y no ceder.
—Yo no recuerdo habértelo pedido—Con cada palabra que decía Charlie, las chispas se encendían cada vez más y más en los ojos del demonio ciervo. Como si estuviera punto de explotar en cualquier momento. Él realmente se había humillado de la peor manera posible para obtener su perdón y parecía que a ella le daba igual. Era imposible no ponerse furioso.
—Repites una y otra vez que no tengo sentimientos. Cuando en realidad eres tú la que no los tiene. Eres peor que yo—Dijo apretando los puños.
—¿Qué?—Se sorprendió por las palabras de Alastor.—No...No es verdad.
—¡Lo es! Me abandonaste, Charlie. Y lo único que repites sin cesar es que no quieres nada conmigo—Agitó los brazos desesperado.—Trato de alejarme y sin embargo te encuentro aquí en mi habitación...¡No te entiendo! ¡Vas a enloquecerme!—Necesitaba un momento para pensar en lo que le había dicho. Tenía la cabeza confundida por todo lo que había encauchado.