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El primer día de clases de cualquier universidad, es realmente como lo pintan en las películas estadounidenses. Estudiantes corriendo de un lado a otro, saludando a sus amigos, presumiendo bronceados, alardeando de lo que hicieron el verano. Parejas de novios reencontrándose y besándose como si no hubiera mañana.

El estómago se me revolvía sólo de ver a un par de novios devorándose el uno al otro en un beso ardiente y apasionado.

Cepillé mis dedos entre mi cabello y me quedé con la mano enredada en las puntas. Estaba acostumbrada a alisar mi indomable melena larga, pero ahora que la había cortado, sentía que me hacía una parte importante.

Caminé por el campus, sin dejar de sentirme nerviosa. Lizeth, mi mejor amiga de la vida, me había dicho que él había aprobado su examen de ingreso. Me había dicho que él estudiaría en la misma universidad que nosotras y, a pesar de saber que el lugar era terriblemente grande y que había una posibilidad en un millón de encontrármelo en los pasillos, me sentía aterrorizada.

No estaba lista para verlo una vez más. Mucho menos para encararlo, saludarlo o hablar con él. Había pasado el verano entero en Querétaro, en un rancho, alimentando vacas, caballos y cerdos; y en ningún momento había abandonado mis pensamientos.

Joel Pimentel era y sería siempre mi perdición.

Habíamos terminado hacía casi tres meses. Un mes antes de las vacaciones, y aún me afectaba la idea de no estar con él.

— ¡Tú, pequeña idiota! —escuché una voz horriblemente familiar gritando detrás de mí. —, ¡Cuando dije cambio, me refería a algún tinte, una despuntada, un nuevo estilo, no me refería a que cortaras la mitad de tu cabello!

Una sonrisa estúpida se deslizó por mis labios y me giré para mirar a Lizeth, abriéndose paso hacia mi entre la multitud. Unos brazos delgados me abrazaron con mucha fuerza antes de que pudiera procesarlo y le devolví el abrazo antes de decir—: ¡Estaba fuera!, ¡No sabía a qué clase de cambio te referías!

Me aparté de ella un poco y noté el color rosa pastel y magenta de su cabello. Mis cejas se alzaron con incredulidad y dije — ¿Me hablas a mí de cambios extremos?, ¡Mira el color de tu cabello!, ¡Es tan rosa como una vagina!

Una carcajada brotó de su garganta mientras enredaba su brazo en mi cuello, guiándome por la multitud. —Éste semestre, mi queridísima _____, estoy decidida a hacer de todo.

—Si Erick te lo permite —acoté.

—Si Erick me lo permite —concordó ella.

Caminamos hasta el edificio principal, donde veríamos nuestro horario de clases y el edificio de nuestras clases. Lizeth y yo compartíamos carrera: ambas habíamos decidido estudiar letras. Sin embargo, ella se inclinaba más al periodismo, yo era del tipo escritor.

Erick, por otro lado, estudiaba ciencias sociales, y su edificio estaba al lado oeste del campus. Joel, se había matriculado en Derecho, su edificio estaba al lado norte del campus. Bastante retirado del mío: el sur.

—Me dijo Erick que te vio en el Red Night el fin de semana pasado. —dijo Lizeth.

Yo me tensé un segundo antes de asentir rápidamente. —Sí. Fui ahí.

—A verlo... —afirmó ella.

—A verlo... —concordé.

— ¿Y? —inquirió.

— ¿Sabías que realmente sabe cantar?, quiero decir, ¡Canta!, ¡Muy bien! —dije.

—Lo sé. Es talentoso —dijo mi amiga, con una sonrisa suficiente. —. ¿Hablaron?

Though You Can See Me- Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora