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—¿Lizeth? —mi ceño se frunció aún más.

Mi amiga se encontraba hecha un manojo de nervios. Tenía los ojos llenos de lágrimas y le temblaba el labio inferior.

—Oh, Dios mío, ¿te encuentras bien?, ¿qué ocurre? —me aparté para dejarla entrar y ella me siguió hasta la sala, y nos sentamos una frente a la otra.

—Y-Yo... —su voz sonaba entrecortada y ronca. Coloqué mis manos sobre las suyas, intentando infundirle ánimos.

—¿Qué pasa, Pezza? —ésta vez, era yo la que se sentía angustiada.

Se cubrió la boca con ambas manos y apretó los ojos, dejando escapar un par de lágrimas. Mi corazón se estrujó en mi pecho. Lizeth nunca lloraba. Lizeth no lloraba con tanta facilidad. Lizeth era una chica fuerte y decidida, ¿qué había pasado?...

—E-Estoy embarazada —soltó finalmente—. Estoy embarazada y E-Erick s-se comportó como un imbécil.

La noticia me cayó como balde de agua helada. ¿Erick?, ¿Erick, el chico que tanto la amaba, la había dejado sola en esto?... No. No podía ser.

Envolví mis brazos a su alrededor y rompió a llorar. Sus manos temblaban, sus lágrimas empapaban mi blusa y los sollozos entrecortados provenientes de su garganta me rompían el corazón.

Por primera vez en mi vida, vi a mi mejor amiga desmoronarse.

Lizeth no paraba de llorar. Balbuceaba cosas inteligibles y yo no podía hacer otra cosa más que abrazarla con fuerza.

El timbre de la puerta sonó y supe quién era.

—¡Oh, Dios mío!, ¿es Joel, verdad? —sollozó, apartándose de mí. Todo su maquillaje se había corrido y lucía más devastada de lo que en realidad estaba.

—No te preocupes, le diré que venga más tarde —sonreí y ella se levantó.

—¡No!, mejor me voy. No quiero hacer mal tercio —dijo intentando recomponerse.

Yo negué con la cabeza. —Joel entenderá. Espera un momento, ¿está bien?

Lizeth se sentó de nuevo y yo caminé hasta la puerta. Joel no me dio tiempo de decir nada, se abalanzó sobre mí, besando mis labios con urgencia. Su lengua invadió mi boca sin pedir permiso y, por un momento, me sentí embriagada por el sabor de su beso y el aroma de su cuerpo.

Correspondí su beso con la misma fiereza con la que él me besaba a mí y enredé mis dedos en las hebras color caramelo de su cabello. Él me acercó por la cintura y, cuando se apartó de mí, pegó su frente a la mía, susurrando—: Hola.

Una sonrisa boba se deslizó por mis labios y suspiré. —Hola —mi voz sonaba temblorosa y débil.

—No tienes una idea de cuántas ganas tenía de hacer eso —rió y no pude evitar reír con él.

—¿No quieres repetirlo? —suspiré.

—Aunque quisiera, no podría. Tiene que ser sólo para decir hola —bromeó.

—Podrías hacerlo —dije, y me aparté de él, haciendo una mueca de disculpa—. Lizeth está aquí. No está bien.

El ceño de Joel se frunció en confusión. —¿Qué sucede?

Me revolví incómoda. No estaba segura de si debía ser yo quien debía contarle lo sucedido o si debía esperar a que Erick se lo contara. Abrí la boca y la cerré de inmediato.

—¿Peleó con Erick? —adivinó y yo asentí.

—Algo así —dije haciendo una mueca.

—Eso explica mucho —murmuró para él mismo y ésta vez me tocó a mí fruncir el ceño.

Though You Can See Me- Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora