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No recordaba en qué momento me quedé dormida.

Joel y yo habíamos hecho el amor hasta que el sol había comenzado a salir, y cada vez que sucedía era más maravilloso.

El frío que sentí en los dedos de los pies me hizo introducir mis pies desnudos dentro de las pesadas cobijas, sábanas y edredones desperdigados sobre la cama. La presión en mi cintura se hizo más firme mientras yo intentaba acomodarme para seguir durmiendo.

—Deja de moverte, _____ —se quejó la voz ronca de Joel a mis espaldas.

—Shhhh —susurré, mientras me giraba sobre mi cuerpo hasta quedar de cara a él, enterrando el rostro en su cuello cálido.

Su abrazo se apretó aún más en mi cintura sentí cómo una de sus pesadas piernas se colocaba sobre mi cadera. Una risita ronca salió de mi garganta, ahuyentando mi propio sueño y el suyo. La risa de Joel, siguiendo la mía, vibró en su pecho haciéndome alzar la vista para mirarlo.

Sus ojos entrecerrados me miraban con anhelo y aprehensión, mientras su sonrisa infantil le iluminaba el rostro. —Buenos días, hermosa —susurró.

—Buenos días, amor —susurré, apartando los rizos alborotados de su rostro.

Un beso suave fue depositado en mis labios mientras mis dedos se enredaban en la melena alborotada de Joel. Un gruñido en apreciación brotó de lo más profundo de su garganta y, de pronto, me encontré atrapada entre su cuerpo y el colchón de la cama.

Sus dedos se enredaron en los míos, tirando suavemente de mí hacia arriba. Lo seguí fácilmente, mientras nos conducía al baño de la habitación.

Nuestros labios se encontraron en un beso suave mientras él tanteaba en busca del grifo del agua caliente. Una sonrisa se deslizó por mis labios cuando su voz resonó contra mi boca, maldiciendo su torpeza.

El agua comenzó a caer a raudales y la habitación se llenó de vapor caliente en pocos minutos. Joel tomó su tiempo templando el agua antes de introducirnos en ella.

Joel me abrazó contra su cuerpo húmedo y cálido mientras nos quedábamos quietos debajo del chorro de agua. —Te extrañé tanto —su voz fue amortiguada por el agua que caía sobre nosotros, pero la sentí dentro de mis fibras más sensibles.

—No tienes idea de cuánta falta me hacías —murmuré contra su pecho.

Sus brazos se apretaron alrededor de mi cuerpo y suspiré. Ahora todo se sentía en orden. Todo se sentía como se supone que debía sentirse desde un principio. —Date la vuelta —pidió Joel, abandonando su abrazo apretado.

Yo obedecí y lo sentí masajeando mi cuerpo cabelludo con shampoo. La sensación cálida y cómoda que me invadió colmó mi pecho. Sentí la espuma jabonosa recorrer mi cuerpo mientras Joel frotaba mi cuerpo con la esponja de baño y un poco de jabón.

Cuando el jabón abandonó mi cuerpo me volví para encararlo y le hice una seña con mi índice, indicándole que se girara sobre sus talones. Él obedeció con una media sonrisa coqueta dibujada en el rostro.

Coloqué un poco de shampoo en la palma de mi mano antes de comenzar a frotarlo en el cabello de Joek. Era claramente más alto que yo, pero lo arreglé parándome en mis puntas, estirando los brazos para lavarlo a conciencia. Tomé la esponja de baño y el jabón, y me concentré en mi tarea de limpiar su piel frotando suavemente su espalda, sus brazos, sus omóplatos, su abdomen, sus piernas...

Joel se volvió hacia mí, mientras el agua se llevaba el resto de la espuma de su cuerpo. Sus labios se unieron a los míos mientras cerraba la llave y estiraba el brazo para alcanzar una toalla mullida.

Though You Can See Me- Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora