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El sol me dio de lleno en la cara.

Me llevé las manos a la cara y gemí. Estaba tan cansada... Me dolía el cuerpo entero. De pronto, los recuerdos me golpearon fuertemente: Jos bebiendo, yo llevándolo a la habitación de Erick, la charla que tuvimos, cómo le dije mí nombre era _____, los besos de Joel, el aroma de Joel, las caricias de Joel...

Levanté la cabeza de golpe y entrecerré los ojos para acostumbrarme a la luz matutina que se filtraba por la ventana de Erick. Barrí la habitación con la vista y me senté en la cama, cubriendo mi desnudez con la sábana. Estaba sola. Sola en la cama.

Me mordí el labio inferior con nerviosismo y me puse de pie rápidamente, envuelta en las sábanas. Recogí mi ropa del suelo y me di cuenta de que faltaba la ropa de Joel. Mi ceño se frunció notablemente, pero me obligué a concentrarme en la tarea que me había impuesto: vestirme e ir a casa.

Rápidamente me puse mi ropa interior y me enfundé el vestido. Tomé mis zapatillas y bajé las escaleras intentando no hacer ruido. Los músculos de mis piernas dolían particularmente especial aquella mañana.

Una vez abajo, busqué mi bolso y mi chaqueta entre el desastre de la sala. Erick dormía en un sillón en una posición que parecía bastante incómoda. Una sonrisa idiota se deslizó por mis labios y me llevé las manos a la boca para no reír. Tomé mis cosas a toda velocidad y salí por la puerta principal sin hacer ruido.

Me eché a andar por la calle a paso veloz. No me importaba ir descalza con el cabello hecho un desastre y el maquillaje corrido. No me importaba nada porque llevaba la sonrisa más grande y estúpida que jamás había tenido en mis labios. Por primera vez en mucho tiempo era feliz.

Al llegar a mi casa, subí las escaleras lentamente, intentando no hacer ruido. Tomé el cepillo de mi tocador y desenredé los nudos de mi cabello antes de tomar una toalla.

Mi celular comenzó a timbrar dentro de mi bolso y lo saqué. Era un texto de Lizeth.

"¡TIENES QUÉ CONTARMELO TODO!, Erick me dijo que los vio a ti y a Joel acurrucados, desnudos anoche. ¡CÓMO ES QUE NO ME HAS CONTADO NADA DE ESO!, ¡Eres una terrible amiga!, ¡Exijo saber los detalles ahora!"

Una sonrisa se deslizó por mis labios y lancé el celular a la cama. Primero necesitaba ducharme.

Treinta minutos después, estaba en pijama, recién duchada, dispuesta a contarle a Lizeth todo lo que había pasado. Le llamé por teléfono y le conté absolutamente todo lo que había pasado aquella noche y ni siquiera ella podía creerlo.

— ¿Entonces quiere decir que volvieron? —preguntó, emocionada.

Yo me mordí el labio inferior y murmuré—: No lo sé. Espero que sí. Es que, ya te lo dije, cuando desperté no estaba.

— ¡Seguro fue a buscarte el desayuno y tú te fuiste a casa! —bromeó Lizeth.

Yo reí ante su comentario.

—Ésta noche habrá una fiesta en la fraternidad de Erick, ¿no sería buena idea ir?, es seguro que Erick irá, y si va Erick...

—Va Joel —terminé por ella.

— ¡Exacto!, ¿Vamos? —preguntó.

Yo cerré los ojos con fuerza. —No sé si me dejen. Ya fui a una fiesta ayer, y no llegué a dormir, no sé si mis papás quieran dejarme.

— ¡Oh, vamos!, diles que iremos al cine y a un café por la noche y volvemos temprano. A las 12 ya estás en casa. —me incitó.

— ¡Si me castigan será por tu culpa! —bromeé, sonriendo como boba.

Though You Can See Me- Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora