Capitulo 12

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Después del maravilloso almuerzo, volvemos al trabajo y nos comportamos como si fuéramos dos desconocidos. Superviso el trabajo de todos en el hotel, tomo el té con el señor Ivan y cuando menos me lo espero y estoy recogiendo mis cosas para irme a casa. Saludo a Adler y yo encamino hacia la salida del hotel, compra un pequeño postre a Alec y luego iré por él a la escuela.

—Buenas noches, señor Nikolai— me despido, pasando por su lado e ignorando a la mujer que tiene cerca suyo.

—Buenas noches, Mila— susurra y apresuro mis pasos para irme.

Compre cupcakes de terciopelo rojo veganos para Alec, aproveche también para comprarme un café para mí. Observo como todos los estudiantes salen, acerco el envase de café para tomar un poco cuando la imagen de Alec con dos niños hace que me quede congelada. Los tres, hacen el camino hacia mi cuando Alec me saluda con la mano sonriente.

—Mama, ellos son Ania y Bogdan —son dos niños muy rubios, la pequeña tiene un bastón y sus ojos parecen perdidos. Inmediatamente me doy cuenta que es ciega.

—Hola, mucho gusto, soy Mila —ambos me estrechan la mano y puedo ver como Bogdan sujeta a Ania por la mano.

—Es un gusto —los dos hablan a la misma vez.

—Mama, me invitaron a dormir hoy en su casa, ¿puedo ir? - suplica

Verdaderamente estaba sorprendida, Alec no tenía muchos amigos, en realidad solo tenía uno y estaba en Estados Unidos. Era muy tímido a la hora de hablar con la gente, William siempre me dijo que solo hablaba con Liam, su mejor amigo.

—Ah, claro, pero primero quiero hablar con sus padres —los tres asienten y me guían hacia una camioneta gigante de color negra, junto a ella, están dos mujeres muy rubias. Ambas se presentan como los padres de los pequeños gemelos y me aseguran que deben estarán todo el tiempo con Alec. Me tranquilizo y les dejo mi teléfono, entregándole los cupcakes a mi hijo, lo saludo con un sonoro beso en el cachete y las madres de sus amigos se ríen.

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Emma y yo entramos al bar buscando a Alexia, las tres habíamos acordado juntarnos para cenar. Cuando nos acercamos a la mesa, Emma salta sobre ella y se abrazan.

—¡Por favor, por ti seria lesbiana! - Emma la mira de arriba abajo, lleva un vestido ajustado con escote de corazón, la tela es de serpiente y supe de inmediato que era uno de sus diseños.

—¡Me pones en vergüenza! —Exclama con la cara roja. Todas estamos hablando en nuestra lengua materna, el italiano, por eso muchas personas nos miran de reojo.

Las tres nos sentamos, para comenzar a pedir algo de tomar y ponernos al día. Alexia se mudará pronto cerca de Moscú y Emma y yo saltamos de alegría. Le contamos sobre nuestros trabajos, y de cómo van las cosas por aquí, y el pequeño encuentro con Nikolai, que casi hace que se ahogue con su margarita.

—Por dios, Mila - se escandaliza, Emma a mi lado se carcajea divertida y no dudo en copiar su acción.

—Apuesto que, si lo vieras en persona, dirías lo mismo —Emma la toma de los brazos y me mira suspirando—. Es todo un espécimen, guapo, alto y con unas manos que causan que se me mojen las bragas.

—¿Sigues con tu fetiche de las manos? —Me burlo

—Es lo primero que tenemos que observar todas —contrataca.

—¿Y eso por qué? - Ale pregunta confundida.

Emma nos mira como si fuéramos estúpidas.

—Porque tienes que ver cómo serán los dedos que podrían estar dentro de ti, mi amiga —las tres rompemos a carcajadas y el mesero hace acto de presencia, sonrojándose nos pregunta si ya nos decidimos en qué ordenar.

Nunca nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora