Hoy era un día extremadamente precioso. El sol resplandecía en el cielo de Moscú de manera cálida y para nada sofocante. Era un clima perfecto para realizar un city tour por toda la ciudad
Hemos llegado al tan esperado viaje por todos los huéspedes del hotel. Algunos están por el vestíbulo con cámaras colgando sus cuellos y con sombreros para protegerse del sol, al igual que anteojos. Yo, en cambio, me encuentro revisando todo nuevamente. Desde la lista de pasajeros hasta el bendito cronograma que tuve que cambiar un último momento por un improvisto de la empresa del autobús. Llevo ropa cómoda, una blusa de encaje blanca con una falda rosa pastel y unas cómodas sandalias de piso negras. Adler está a mi lado con la carpeta aferrada a su pecho.
-Tienes que calmarte. Estas a un paso de destruirme los nervios - le digo tranquila mientras escribo en mi celular.
-Lo lomento, Mila. Es mi primera vez en un viaje así - suelta un suspiro tembloroso.
Le arrebato la carpeta que tiene entre las manos y arqueo una ceja en su dirección.
-Lo harás bien, confío en ti. Si no fuera así ni siquiera estarías aquí - me encamino hacia la salida, el autobús ya está en frente. Falta solo 20 minutos antes de que los huéspedes suban a bordo.
Saludo al chofer seria, mientras ordeno a Adler que suba a revisar absolutamente todo. Puedo sentir una mirada sobre mi mientras tacho en la hoja el horario de llegada del autobús, y cuando siento el aroma del perfume caro de mi sexy jefe, sonrío.
-Buenos días - digo cortes.
Mis ojos se topan con Nikolai vestido de manera ... casual. Lleva una camisa blanca arremangada hasta los codos, unos pantalones de jean azules y unos molestos mocasines café. Muerdo mi labio de manera inconsciente. Esta para comerlo. Y él lo sabe muy bien, ya que me lanza una sonrisita de lo más altanera antes de hablar.
-Buenos días, Mila. Es un día hermoso no cree - sus palabras tienen doble sentido, y de inmediato lo entiendo. Me hago la tonta antes de responder, siguiéndole el juego.
-Concuerdo con usted, señor -Lo miro atreves de mis pestañas, y obtuve desconcentrarlo como quería porque mira mis labios fijamente.
Dos podemos jugar a éste juego, cariño.
-Mila, lo haz echo de nuevo - Ivan soloviov aparece a su lado.
Aparto la mirada de su nieto y la concentro en él.
-Gracias, señor. Dentro de unos minutos podremos empezar a subir todos -digo -Adler - lo llamo seria y concentrada. Él baja de manera apresurada y llega a mi lado -Puedes ir avisando a los huéspedes que el autobús saldrá dentro de poco - Adler asiente silencioso y se pierde dentro de las puertas del hotel.
No paso de alto la intensa mirada de mi jefe los próximos 30 minutos que me la paso acomodando a la gente en el autobús y tachando sus nombres cuando suben. Pero, cuando me toca hablar por el micrófono luego de que el autobús se ponga en marcha, mis hormonas están más que descontroladas. Me mira como si quisiera comerme.
-Es un placer darles la bienvenida a todos ustedes a este espectacular viaje que la cadena de hoteles Solovióv ha organizado en agradecimiento por confiar tanto en nosotros - mi voz suena a través de los parlantes de todo el Bus mientras hablo por el micrófono. La gente aplaude con entusiasmo y mientras espero que terminen recargo mi cadera en el asiento para no perder el equilibro. Mi jefe se aclara la garganta. Mi sonrisa aumenta- Veo a muchas caras conocidas que están más en el hotel que en sus propias casas, así que seguro ya me conocen -varias risas se escuchan -, pero a los que no, mi nombre es Mila, soy la gerente del hotel y la responsable de que ustedes estén aquí hoy - aplausos suenan por todos lados, y esperando a que se apaguen poco a poco fijo mi vista en Nikolai, sonriente.
ESTÁS LEYENDO
Nunca nada
Ficção AdolescenteNikolai Solovióv nunca esperaba nada de sus amantes. Nunca esperaba una relación, nunca esperaba sentimientos y sobre todo nunca esperaba amor. Su alma era libre de compromisos serios y así esperaba a que se quedara, hasta que llego ella. Cuando Mil...