Podía estar todo el día dentro de la tibieza de mi cama.
Me sentía completamente un gusto, rodeada por los brazos de Nikolai y con nuestros cuerpos pegados compartiendo calor. Ayer, después de soltar la parte de mi vida frente a él, ambos caímos rendidos, Nikolai me sostuvo en su pecho y en voz baja cantó una canción de cuna rusa que me hizo dormir de inmediato. No me había dado cuenta de lo cansada que estaba y, justo ahora, quería seguir durmiendo pegada a él, pero necesitaba ir al baño.
Algo triste me deshago, despacio, de sus músculos brazos, él se queja entre sueños y me aprieta contra él. Beso su mejilla risueña, y vuelvo a intentarlo. Cautelosa me dirijo al baño, hago mis necesidades y cuando voy a lavarme las manos y los dientes, mi reflejo me deja espantada. Mis ojos están demasiado hinchados y todavía algo rojos, mi cabello es una maraña irreparable de pelos enredados entre sí, mi ropa esta arrugada y con restos de lágrimas en la remera. Suelto un gemido en voz baja, y decido tomar un baño. Me había dado una ducha hace un par de horas, todavía tenia el cabello algo húmedo, pero dado mis aspectos en estos momentos era mejor relajarme en una ducha caliente.
Una vez que abro al máximo el agua caliente, me sumerjo de golpe. Suelto una maldición por lo caliente que se encuentra el agua y regulo un poco la temperatura abriendo también el agua fría. Tomo mi champú favorito con olor a cereza y emprendo mi lucha para arreglar y desenredar mi cabello. Me toma alrededor de casi 10 minutos arreglar el desastre que tengo como pelo y cuando comienzo a pasar la esponja del baño llena de jabón por mi cuerpo, la puerta se abre.
Nikolai entra solamente en bóxer, se me queda mirando fijamente hasta que sonrío y suspira.
–Hola –digo. Él se saca el bóxer y no me da tiempo de observar más debajo de su ombligo porque entra a la ducha y me arrincona en la esquina, lejos del agua. Poso mis manos en su pecho y mi alarmo por lo increíblemente rápido que va su corazón –Nikolai, tu corazón esta muy acelerado ¿estás bien?
–¿Confías en mí? –Susurra contra mis labios.
–Si –sonrío tímidamente –¿Por qué dices eso?
–¿Quieres esto conmigo? –Su cadera choca conmigo y su intimidad roza la mía, robándome un suspiro.
–Si... - digo jadeando.
Nikolai choca sus labios con los míos y comenzamos una lucha por quien toma el control. Sus manos acunan mis pechos, comienzan a jugar y torturan mis pezones hasta el punto de dejarlos sensibles. Choco con la pared y ambos jadeamos. Siento sus dedos abandonar mis pezones y gimoteo en protesta, Nikolai se ríe y sus besos se dirigen a mi cuello para besarlo con pasión mientras que sus dedos se pierden dentro mío, tocando mi clítoris primero. Suelto un gemido mientras cierro los ojos, era como estar volando y no saber cuando ibas a caer, sentía como todo mi cuerpo reaccionaba a la adrenalina y la lujuria que Nikolai provocaba simplemente con sus dedos. Queriendo devolverle el favor, mis manos van a el encuentro con su impresionante pene, ya erecto y con lubricación goteándole por la punta. Lamo mis labios, sedienta, y es cuando Nikolai introduce un dedo dentro mío mientras que con otro estimula mi clítoris. Mi mano sobre él tiembla, y me detengo un momento, dejando que siga tocándome a su antojo, dejando que siga besándome con firmeza.
El vapor que desprendía de su cuerpo, del mío y de la ducha, hace que me quede sin aliento, jadeando. Puedo sentir mi orgasmo en las puntas de sus dedos, un punto de salir y punto de destruirme una vez más en su palma. En mi parte baja, se tensan todos mis músculos, y no puedo evitar gemir su nombre una y otra vez. Sin más, mi orgasmo llega.
Mi cabeza choca con la pared, y abro mi boca como un pez buscando oxígeno. Nikolai guía sus manos hasta mis caderas y en un salto, tengo mis piernas envueltas en él. Nuestras partes hacen fricción, dejándome loca y más deseosa que nunca. Nikolai hace una pausa, y me mira intensamente. Siento una sonrisa tirar de mis labios, y la dejo crecer aun mas cuando deja un beso en mi nariz. Podía detener el tiempo y reanudarlo solo para poder estar perdida en sus ojos para siempre.
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Nunca nada
Teen FictionNikolai Solovióv nunca esperaba nada de sus amantes. Nunca esperaba una relación, nunca esperaba sentimientos y sobre todo nunca esperaba amor. Su alma era libre de compromisos serios y así esperaba a que se quedara, hasta que llego ella. Cuando Mil...