Capitulo 8

11.7K 649 27
                                    

Nikolai Solovióv

Vladimir había sido tan idiota de venir a hablar conmigo después de la escena que monto en el hotel. Estuvo llorando media hora, diciendo cosas horribles de Mila tratando de justificarse. Lo escuche, serio y en silencio, pero él mismo había cavado su propia tumba.

Después de terminar su patético discurso lo derive a recursos humanos. Le deje en claro que no iba a trabajar mas en mis hoteles por andar cogiendo a empleadas ni mucho menos estar arruinando el trabajo a los demás. También derive a Erika a recursos humanos. Ambos fueron despedidos.

-Adelante- la voz de Mila me da permiso para entrar a su oficina.

-Buenos días - entro por completo y sus ojos caen en mí. Es tan hermosa que casi me deja sin palabras, pero me las arreglo para parecer indiferente-. Vladimir y Erika fueron despedidos, lamento el mal momento que te hizo pasar.

Su cara parece sorprendida, como si no creyera que puse de patitas en la calle a esos dos. Quiero reírme, pero se recompone de inmediato sonriendo leve.

-No fue nada. Estoy bien.

-Oh me di cuenta de ello - contesto mientras acorto la distancia entre los dos y tomo asiento frente a ella. Nunca dejo de mirarla a los ojos-. Le diste una buena lección y dejaste claro delante de todos, que tu mandas.

Suelta una risita y levanta los hombros: -Soy la jefa. Tengo que darme a respetar.

Me rio inconscientemente y sus ojos resplandecen.

-Ya quedo claro. Paso a recogerte a las 7, Mila. Adiós -me levanto y me encamino hacia la salida sin esperar su respuesta. Estoy por girar el pomo de la puerta cuando su voz suena a mis espaldas.

-¿Nikolai?

La miro sobre mis hombros -¿Sí?

Inclina su cabeza hacia un lado, dejando que su largo y liso cabello se despliegue de una manera sensual por su hombro. Me regala una sonrisa preciosa y yo agarro con mas fuerza el pomo de la puerta.

-Estaré lista a las 7:30. Estaré en la recepción del hotel, tengo trabajo.

Su vos, joder, su voz suena tan melodiosa y coqueta que me desconcierta por un momento.

Aclaro mi garganta en un intento de no caer en los hechizó de la sirena preciosa que tengo en frente.

-De acuerdo- salgo de ahí con el corazón y la polla latiendo de una manera espeluznaste.





El bar del hotel se encuentra casi lleno y yo me encuentro en el bar tomando un trago mientras espero a Mila. Había estado esperando esta salida, tenia unas cuentas cosas que hablar con esa bella mujer que estuvo en mi mente este ultimo mes.

Un señor barrigón a mi lado suelta un silbido por lo bajo y mira algo atrás de mí. Parece un maldito perro babeando, tanto que me causa mucho asco escuchar como habla con su amigo de al lado.

-Pero mira que mujer, es una lastima que este casado-dice lascivamente.

-Es todo culo, tetas y cara. El combo perfecto -suelta su acompañante sin dejar de mirar atrás.

Con la curiosidad picada, me gire a medida del asiento para ver de quien estaban hablando, mi corazón se detiene en mi pecho.

Mila Rinaldi llevaba un vestido de cóctel azul marino de encaje que se adhería a cada centímetro de ella, adaptándose a su cuerpo como una segunda piel. El azul de su vestido complementaba su tez clara y su cabello negro maravillosamente, dándole un aspecto totalmente radiante ante la iluminación suave del restaurante. Y por supuesto que había redondeado todo el conjunto con sus botas negras a juego que decían fóllame. No podía apartar la mirada de ella, incluso aunque quisiera.

Nunca nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora