Nikolai Solovióv
Mila no contesto de inmediato, claro que no. Se tomo su tiempo sirviéndose más vino sin dejar mis ojos. Había algo que le impedía hablar abiertamente conmigo y yo quería saberlo. Mila y yo no éramos tan diferentes; a ambos nos gustaba el control y tener la sensación de saberlo todo y de todos. Alimentaba la bestia hambrienta que teníamos en el interior. Podía notar, en los pocos meses en que la conocía, que era muy auto controladora, sabia cuando mostrar verdaderamente sus emociones y era algo en que compartíamos.
Por esa razón no podía dejar escapar nada y tenía que saber todo de ella. Estaba seguro que Mila sabia muchas cosas de mi vida, mi abuelo confiaba mucho en ella y sabía que él solamente era así con la familia y muy pocos amigos.
—¿Eso cambia algo? —su voz me trae devuelta a la realidad. La miro con una ceja arqueada.
—Por supuesto que no.
Se sirve más vino en la copa y prueba su comida, parece tranquila. Analizo todos sus movimientos y le agradezco por haberme servido un poco de vino.
—Entonces ya sabes que no es mío —escupe.
Suelto un suspiro, dejando caer mis hombros y mi cuerpo contra mi silla. Solo necesitaba que la teoría que rondaba por mi cabeza sea una mentira. Alexander Bennet tenía 10 años, Mila en la época en la que nació, tendría unos 15. Había sacado un montón de absurdas teorías de cómo alguien tan joven podía ser madre, y todo lo que eso conlleva.
—Eso no lo sabia —me sincero—, perdón por hacer que me digas eso a la fuerza.
—¿Te incomoda que sea tutora legal de mi sobrino?— pregunto curiosa.
Yo la mire sorprendido.
—No sabia que era el hijo de tu hermana.
—Oh —parecía arrepentida y aparto la mirada—, pero si, es hijo de Alessia.
Quise preguntar más, pero ver su cambio de actitud me obligo a mantener la boca cerrada. Sabia que era un tema delicado. No es nada fácil venir de una famila donde hay un padre ausente y una madre borracha. Quería saber todo de ella y sabia que no me la iba a dejar fácil.
—Lamento preguntar tanto es solo que... no entiendo como...—mierda, no sabia como terminar. Estaba poniéndome en vergüenza.
Mila me lanza una mirada tranquila y hasta diría que risueña. Bueno, ahora se que esta más relajada y me alivia.
—Es una larga historia y creo que no es el momento de hablar de eso— niega con la cabeza—. Por más que trates de buscar respuestas, no las encontraras. Me asegure y me asegurare de proteger a mi sobrino.
Suena determinada y su mirada me indica que no está jugando. Por supuesto que no encontré nada sobre como Alec paso a ser su hijo legalmente. Solo sabía que su padre era de estados unidos.
—No te interrogaré más. No es por eso que te invite a cenar. Por favor, come, quiero que pasemos la velada en paz—me sincero —¿Qué dices?
Sueno cauteloso y algo se aprieta en mi pecho al ver como baja la guardia y suelta una risita, volviendo a colocar la servilleta blanca arrugada otra vez en su regazo.
—¿Así que me trajiste a los estanques del patriarca, eh? — me pregunta burlona.
Me rio inconscientemente—Supongo que me descubriste.
—Lo supe en el instante en que sirvieron el vino, tenía una leve sospecha, pero eso termino por confirmarlo. No solo sabes cuál es el vino que más amo en el mundo, sino que también mi libro favorito —me sonríe agradecida.
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Nunca nada
Teen FictionNikolai Solovióv nunca esperaba nada de sus amantes. Nunca esperaba una relación, nunca esperaba sentimientos y sobre todo nunca esperaba amor. Su alma era libre de compromisos serios y así esperaba a que se quedara, hasta que llego ella. Cuando Mil...