Capitulo 24

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Mis manos sujetaron su cabello corto, y solté un aliento que no me había dado cuenta que estaba conteniendo. En el auto, camino aquí, nuestras manos no se quedaban quietas ni un segundo y ni siquiera pusimos un pie dentro de su habitación que Nikolai me empotro contra la pared, desesperado.

Sus grandes y suaves manos me toman de las caderas, impulsándome hacia arriba. Nuestras partes hacen fricción nuevamente causando una oleada de placer por todo mi cuerpo.

–Así no llegare a la habitación –logro pronunciar entre besos y Nikolai se pone en marcha. 

Sube las escaleras en dos en dos, mientras lo beso en la mandíbula y cuello. Sus manos se estancan en mi trasero cuando entramos en su amplia y lujosa habitación

Me coloca con cuidado en la cama, y ​​se dedica a sacarme el vestido. Se detiene un momento para admirar mi cuerpo desnudo y le sonrío. 

–Sin bragas ni brasier –niega con la cabeza–. Así lograras matarme más rápido.

 —Estoy esperándote —lo provoco.

 Medio una sonrisa lobuna antes de tirarme sobre mi espalda. Mi sonrisa se borra y fijando mis brazos a los costados de mi cabeza, se deslizó por mi cuerpo soplando lento, hasta que se encontró entre mis músculos. Soltó mis brazos y puso mis piernas sobre sus hombros, moviéndome hasta que me tuvo como quería. Alcanzando, se apoderó de mis pechos, acariciándolos y acunándolos entre sus grandes manos. 

Dio besos por mis muslos, provocándome, y me moví inquieta por no tenerlo donde yo quería, en respuesta él me pellizco los pezones. Muerdo mis labios mientras Nikolai sigue jugando con mis sensibles pezones sin ningún cuidado. Finalmente, con la parte plana de su lengua y lentamente, tan lentamente, lamió todo el camino hasta mi centro.

Jodida madre de dios.

Mis ojos se cierran e instantáneamente tiro mi cabeza hacia atrás y sujeto el pelo de Nikolai fuertemente. Sus dedos convergieron de mis pechos a solo mis pezones, rodando y tirando de estos. Gemí, empujándome más profundo en la cama.  Finalmente, su boca se concentró en mi clítoris. Tomando ese nudo sensible entre sus labios, chupó, acariciándolo con la lengua. Cuando golpeó ese lugar perfecto, el que hacía que cada nervio de mi cuerpo ardiera al mismo tiempo, no pude evitar acercarme más a él, y sus labios se estiraron con una sonrisa antes de que lo hiciera de nuevo. Aumentó la velocidad y la presión, chupándome más fuerte hasta que yo estaba retorciendo debajo de él, mi cabeza cavando en mi almohada. 

–Nikolai –gimo, enloquecida por la marea de placer que este hombre estaba logrando en mí.

Varias luces aparecen en mi visión, y elevo la espalda presionando mis caderas hacia arriba, desesperada por más contacto. Llevo mi mano hacia mi boca, en un intento de callar mis gemidos, pero su mano me lo impide, mordí fuerte mis labios y el orgasmo llego. Rompiéndome por completo y gimiendo su nombre de manera fuerte. Nikolai beso mis muslos mientras las réplicas pasaban, cuando no pude hacer nada más que acostarme allí en un charco indefenso de satisfacción, subió nuevamente junto a mí. 

Sus ojos brillaban, triunfadores, mientras se colocaba arriba mío y me besaba nuevamente. Por varios segundos nos miramos fijamente, prolongado, saboreando la anticipación. Su mano ahuecó mi rostro, su pulgar alisando mi pómulo, y me apoyé en sus caricias. Luego su boca se abrió y ese diminuto gesto me puso en marcha. 

Me convertí en un torbellino de movimientos, ansiosa de sentir su piel contra la mía. Arranqué su ropa, y él intentó ayudar, retorciendo y tirando hasta que su camiseta estuvo sobre su cabeza y su pantalón de vestir y bóxer alrededor de sus tobillos. Quité sus pantalones y los arrojé a la esquina, dejándolo desnudo a mi vista. Hice una pausa, para admirar su erección levantarse con orgullo delante de mí, imposible de ignorar. Mis manos fueron a su encuentro y se deslizaron suavemente, soplé tras su oreja y mordí su lóbulo. 

Nunca nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora