Capitulo 27

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Agua caliente y burbujas. 

Eso era todo lo que necesitaba para poder poner mis ideas en claro. Una relajante ducha de agua caliente fue necesaria luego de llegar a casa. Me di mi tiempo dentro de la ducha, Alec y Emma no estaban todavía en casa, así que pude relajarme todo lo que quise. 

Salgo del cuarto de baño con mi bata puesta y con el cabello mojado. Podía sentir el escozor de mis ojos arder como si me hubieran tirado alcohol puro, sentir el cuerpo cansado y mis ganas de esconderme entre las sabanas de mi cama eran gigantes. 

Entro a mi armario para ponerme el piyama más calentito que tenía, y eso eran un pantalón de polar blanco con lunares rosas y celestes y una remera negra como mi humor el día de hoy. Los pensamientos pesimistas resurgieron con fuerza, y pongo toda mi voluntad para no hacerles caso. Era una persona optimista, pero el día de hoy había algo que me hacía sentir horrible. 

Cuando comienza a peinar y desenredar mi cabello, escucho como la puerta de entrada de casa se abre, y la voz entusiasmada de Alec interrumpe el silencio. Había olvidado que Emma iba a pasar a buscarlo después de clases. Me dejo caer en la silla de mi tocador abatida, ¿Cómo pude olvidar a Alec? 

Emma entra a mi habitación seria, y en silencio cierra la puerta mirándome fijamente.

–No quiero discutir –empiezo. 

–Haremos más que eso, te lo aseguro –se sienta en el borde de mi cama y me fulmina con la mirada–. Teníamos un acuerdo, Mila, pensé que el tema de San Petersburgo estaba cerrado ¿Por qué fuiste con Nikolai?

–¿Si estaba cerrado porque quieres volver a hablar de eso? –Me enojo -. Por favor, no empieces tu también, yo supere esa época. Punto final. 

–Juraste que no ibas a volver a ir, Mila. Me dijiste que iban para Novosibirsk ¿Por qué me mentiste? –Se para y yo también, siento que el ambiente cambio de un momento al otro y me incómodo.

–Solo quise ir.

–No es cierto, puedes mentirle a todo el mundo si quieres, pero no a mí, Mila. No te mientas a ti misma.

–Por favor, esto es absurdo. Solo quise ir y ya, no eres mi madre para que te diga todo lo que tengo que hacer.

–Me preocupo por ti –sus ojos se llenan de lágrimas, y en vez de ablandarme hacen que otra oleada de furia me ahogue por dentro.

–Me preocupo por ti –sus ojos se llenan de lágrimas, y en vez de ablandarme hacen que otra oleada de furia me ahogue por dentro. 

–¿Vas a llorar por eso? ¡Crece ya, Emma, ​​no estamos en Italia! Ya superé toda esa mierda hace rato, tu haz lo mismo, no es tiempo a que te comportes como una niña –me levanto de mi tocador, y dejando a Emma con lágrimas corriendo por sus mejillas, me encierro en el baño. 

Minutos después, escucho un puertazo ruidoso y se de inmediato que Emma se fue. Puedo esconderme en el baño toda la noche, pero Alec está aquí y no soy una cobarde. Tarde o temprano iba a pasar esto. Tarde o temprano Emma iba a saber que le menti, y por más que ahora mismo no quiero verla, me dolía saber que no podía hablar con ella de esto. 

Ni siquiera podría conmigo misma. 

–¿Tía Emma y tú discutieron? –Alec está en el sillón con Dustin en sus piernas. Me ahorró el regaño por subir a ese perro a mi sofá importado, y me siento a su lado. 

–No tiene un buen día.

–Tía Emma solo llora cuando no encuentra que vestir, no por un mal día –me retruca.

Suspiro y yo paso las manos por la cara, era frustrante tener tantas emociones y no saber cómo controlarlas. Alec se remueve a mi lado y su cuerpo choca con el mío. 

Nunca nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora