Capítulo 7

854 96 8
                                    

El secreto y el recuerdo 

     Entré sin llamar a la habitación de Chris. Dentro estaba ella junto a Astoria y unas chicas más que no tengo ni idea de como se llamaban.

     -Perdona Chris, -ella me miró con el ceño fruncido- ¿pero puedes salir un momento?

     Sus compañeras agachaban la cabeza, como evitando mirarme. No confiaban en mi y puede que hubiera un deje de miedo. Chris salió dando saltitos bajo la atenta mirada desorbitada de sus ahora mudas compañeras. 

     -No les hagas caso -me dijo mi acompañante cuando cerró la puerta-. Lo que pasa es que piensan que matas a niños pequeños desde que se esparció el rumor de tu boggart. 

     -No les estaba haciendo caso -rodé los ojos-. Acompáñame a una aula cerca, debo enseñarte algo. 

     Salimos de la sala común, y me dirigí al aula del primer año, donde encontré el espejo de Oesed.

     -Tendrías que haber venido al partido -cambió de tema alzando la voz emocionada-, han ataco dementores pero entonces ¡ZAS! El fantasma de un hipogrifo a venido y lo ha salvado. ¡HA SIDO INCREÍBLE! -daba vueltas a mi alrededor y movía la mano como imitando a Harry y mi Patronus-. Y entonces los ahuyentó así, mientras Harry caía así... y entonces cayó más lento, como así...

     -Es aquí -empujé la puerta, estaba cerrada- Alohomora.

     -Nunca me enseñas los hechizos útiles -se cruzó de brazos-. Yo también quiero saber abrir puertas. ¿Pero para que me has traído aquí?

     -Expecto Patronum -entonces volvió a salir, un animal de luz blanquecina que galopó por el aula y rodó al rededor de Chris.

     Ella tenía la boca abierta, pero luego salió de su estupor y empezó a seguir al hipogrifo y reír a carcajadas. Cuando se desvaneció, me miró con una sonrisa radiante y sus mejillas rojas.

     -¡Fuiste tu! -dijo sin dejar de estar feliz- No era un fantasma, tu alejaste a los dementores con... ¿qué es exactamente esto?

     -Eso es mi Patronus -expliqué arrogante-. ¿No has dicho que no te enseño cosas útiles? 

     Le brillaron los ojos, le tocaba a ella enseñárselo. 

     En la próxima clase de Defensa Contra las Artes oscuras, Lupin ya la impartió. Los Gryffindor lo miraban suplicantes, para que no volviera a caer enfermo y que Snape deba sustituirlo. Los Slytherin se cruzaron de brazos, era demasiado divertido para ellos oír las quejas de su jefe de casa hacia el otro profesor. 

     El profesor Lupin había vuelto al aula. Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente. Las togas de siempre le quedaban grandes y tenía ojeras. Sin embargo, sonrió a los alumnos mientras se sentaban, y ellos prorrumpieron inmediatamente en quejas sobre el comportamiento de Snape durante la enfermedad de Lupin.

     -No es justo. Sólo estaba haciendo una sustitución ¿Por qué tenía que mandarnos trabajo?

     -No sabemos nada sobre los hombres lobo...

     -¡... dos pergaminos!

     -¿Le dijisteis al profesor Snape que todavía no habíamos llegado ahí? -preguntó el profesor Lupin, frunciendo un poco el entrecejo.

     Volvió a producirse un barullo.

     -Si, pero dijo que íbamos muy atrasados...

     -... no nos escuchó...

Lilianne y el prisionero de AzkabánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora