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-Buenas noches lobo nocturno. —sonrió Rubius al ver venir a su novio desde el bosque.

-Buenas noches cariño. —Dijo Vegetta con ese acento francés que ahora tanto le gustaba a Rubius.

-¿Que haremos esta noche? —Rubius se acercó a su novio y ya estando frente a él se quito el gorro de la capucha, revelando su rostro. Vegetta se quitó la máscara de ninja y le dio un corto pero cálido beso en los labios al chico.

-De hecho... Esta noche planeaba algo diferente Rubius. —dijo susurrando Vegetta.

-¿Esta noche no vamos a robar nada? —preguntó confundido el peliblanco, poniendo sus brazos en el cuello del mayor.

-Tú no. —rió Vegetta.— Hoy no.

-¿Yo n... —Rubius fue interrumpido pues Vegetta lo había cargado de repente, como si de una princesa en apuros de tratará.— ¡Samuel! ¿Que haces? ¡Bajame!

Samuel sostenía muy bien a Rubius para que no se cayera al estar moviéndose en sus brazos, en minutos llegaron a la orilla del mar.

-Llegamos. —dijo tranquilo Vegetta, bajando a su novio.— Ahora sube aquí. -dijo señalando la canoa.

-¿A donde vamos? —dijo Ruben levantando una ceja.

-Ya lo verás. No tardaremos tanto. —el pelinegro guiñó y se subió a la canoa. Rubius rió y subió, nada malo podría pasar.

Vegetta remó hacia el norte, conocía muy bien ese mar. En un par de horas entre platicas y risas, la pareja llegó a otro bosque, salieron de la canoa y caminaron un rato hasta encontrarse una casa muy conocida para Vegetta.

-¿Esta casa es tuya Vegetta? —confundido el chico se detuvo frente a la casa.

-No, es de otra persona que... Pronto conocerás. Por el momento caminemos un poquito más. —Vegetta jaló a su novio hasta una pequeña casa árbol.— Bien, llegamos. Sube primero tú. —indicó el pelinegro.

Divertido el peliblanco observó la casa y después de pensarlo unos segundos subió las escaleras. Cuando entró a la casa se dio cuenta de que era más grande de lo que se veía y de que además era muy linda. Todo hecho y decorado por industrias Vegetta. —pensó el peliblanco riendo bajito.

-¿Te gusta Rubius? —preguntó sonrojado Samuel, imagen que le llegó al corazón al menor.

-Es muy linda. —sonrió el peliblanco, acercándose a donde estaba su novio.- ¿Porque me trajiste aquí? —dijo curioso y haciéndose el tonto.

-Quería una noche para nosotros. -confesó Vegetta.— No robando, solo... Nosotros...

Rubius sonrió por lo lindo que se veía Vegetta avergonzado, nunca lo había visto así, fue una bendición haber sido el primero en ver ese lado del pelinegro. Ruben se acercó más a su novio y quedando frente a frente lo besó. Era un beso cálido, un beso que significaba todo el amor del menor por Vegetta, este lo tomó de la cintura, acercándolo más a él. Rubius tomo su nuca, acariciando su cabello; ambos se querían, ambos sabían lo que querían, sabían que necesitaban el uno del otro y que habían esperado por esto tanto tiempo. No dejaron pasar más tiempo.
Se separaron por falta de aire, abrieron los ojos y rieron pues ambos estaban completamente sonrojados, como si se tratara de su primer beso.

-¿Rubius...? —susurro el pelinegro.

-¿Si Vegetta? —contestó Rubius susurrando también pero en los labios de su novio.

-¿Quieres hacerlo? —soltó Vegetta recibiendo los besitos que Ruben le daba.

-Estaría agradecido Samuel. —dijo juguetón el peliblanco y comenzó a besar a Vegetta otra vez. Ahora con más deseo que anteriores veces.

❝ lune volée ; stolen moon ❞ 【Rubegetta】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora