BAJO LA LUNA (Terminado)

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""— Estás hermosa — me dice cogiendo mi mano. Me sonrojo, aún no estoy acostumbrada a escuchar tantos halagos salir de su boca.

Caminamos por el angosto sendero empedrado que nos guía hasta el sitio en donde algunas parejas bailan. Mi estómago se revuelve producto de los nervios que él me hace sentir. Es una noche sumamente importante para ambos, puesto que después de nuestra graduación nos hemos hecho novios. Uno de sus brazos rodea mi cintura y el otro acaricia suavemente mi rostro. Sus ojos azules brillan con tanta intensidad que me parece estar siendo llevada al cielo. Nos vemos fijamente por algunos minutos y cierro mis ojos en cuanto le veo acercarse.

Sus labios cálidos chocan con los míos y mi cuerpo reacciona de una forma extraña pero placentera. Mi corazón late de prisa y mis brazos rodean su cuello. Es un beso lento, tierno. Lleno de sentimientos, de emociones mutuas. Nunca creí que experimentar el amor fuera una experiencia indescriptible... Aún teniendo su cuerpo pegado al mío, no me era suficiente. Necesitaba más, quería más... Nos separamos hasta que el aire nos faltó, sonreímos como dos adolescentes traviesos y nos dispusimos a bailar la suave melodía.

Su cuerpo emanaba una calidez reconfortante. Me sentía plena, feliz, segura de estar siempre a su lado. No podría tan solo imaginar una vida lejos de él. Es imposible creerme en otros brazos que no fuesen los suyos...lo amaba con todo mi ser.

Esa noche entregué todo lo que era en sus manos. Fui suya, fue mío... Era tanta la emoción que no cabía en mi pecho. Quería gritarle a los cuatro vientos lo feliz que era... Él con tacto suave despertó la mujer que en mi ser dormía, mis entrañas lo acunaron con tal devoción, cada gemido, cada jadeo iba acompañado de su nombre""

A veces se me es imposible comprender cómo el amor nos puede cegar tanto, al punto de ignorar todas y cada una de las advertencias que la vida misma nos ofrece para evitarnos una destrucción total. Sería una buena excusa, una buena defensa decir que era una tonta e ingenua adolescente, sin embargo no fue tal caso. Yo sabía perfectamente quién era él y quién quería ser más nunca imaginé que en sus planes no estaría yo.

Cuando me dió el si frente al altar me creí todas esas palabras bofas, todas esas promesas que nunca llegó a cumplir. Si, fui feliz pero solo por cuatro insignificantes meses. Nunca imaginé que él sería el causante de mis lágrimas, de mi destrucción. Es algo más allá de lo complejo; como de un momento a otro el hombre que decía amarte te hace a un lado y coloca a otra en  aquel lugar que una vez fue tuyo.

Mi mente me retrata la imagen demoledora nuevamente. Seis años no han sido los suficientes para borrar el dolor punzante que destruyó mi corazón. Me partió en mil pedazos, pedazos que el viento se llevó, pedazos que quedaron esparcidos...pedazos que aún no logro juntar. Me giro y veo el cuerpo desnudo de el hombre que hoy en día comparte mi cama. Escruto su perfil mientras duerme plácidamente. Su pecho sube y baja a un ritmo lento, tranquilo. Él dice amarme y probablemente le creería si mi corazón estuviese reconstruido pero simplemente ya no puedo creer en nada ni en nadie.

Di todo cuanto pude dar. Hice a un lado mis propios deseos para que siempre estuvieran en primer lugar los suyos ¿Y de qué sirvió? ¿De qué me valió? Dar todo para recibir nada. Con tan solo 22 años he comprendido que la vida nunca será como uno realmente la desea vivir. Nos esforzamos tanto por crear un futuro no perfecto, pero si lo suficiente bueno para uno mismo. Desde niña iba perdiendo lo bueno que tenía; mi madre murió cuando nací, mi abuela falleció dos años después y mi padre, lo único que me quedaba también se fue, también me abandonó. Su partida aún me duele, él fue el único que estuvo allí para mí. Me limpió las lágrimas, me cargó entre sus brazos e intentó sin resultado alguno, unirme.

No pude luchar, no fui nada para él. El dinero fue más que el amor que yo le tenía. Cuando el abogado llegó con los papales de el divorcio, sentí que había llegado mi final. Cuando hube comprendido que la vida es así, que a veces se pierde y a veces se gana, firmé. No tenía caso seguir postergando lo inevitable... Una relación jamás se mantiene a flote cuando solo uno es quien ama.