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La mujer le buscó por todo el salón pero su búsqueda fue en vano porque no encontró a su esposo. Bankotsu, quien parecía no estar al pendiente de todo lo que ocurría a su alrededor, notó la impaciencia en la recién casada y no dudó en ir hasta ella para molestarla con sus comentarios insinuantes.

Kagura se había sentado en la mesa en donde su hermana y su cuñado conversaban amenamente de un tema que claramente a ella no le importaba. Se sentía estúpida y abandonada... Cómo era posible que Sesshomaru hubiera desaparecido y que nadie pueda darle alguna razón sobre él... Qué patético.

Veía a los invitados con furia, quería sacarlos a todos a patadas de el salón para que luego no hubieran murmuraciones acerca de la desaparición de Sesshomaru ¡Maldito Taisho! Bramó molesta, apretando sus dientes hasta rechinar. El moreno se sentó en la silla que estaba a su lado y con la yema de su dedo índice acarició el hombro expuesto de la mujer, ella se sobresaltó por el tacto suave y giró su rostro. Achicó los ojos viendo con recelo a Bankotsu.

— ¿Qué quieres Bankotsu?

Cuestionó con una de sus perfectas cejas enarcada. Bankotsu se encogió de hombros y antes de hablar se aseguró que la parejita estuviese al margen de la conversación entre ellos..

— ¿Por qué tan sola?

Sonrío burlesco, mostrando una perfecta dentadura blanca. Kagura apretó la mandíbula y lo echó de la mesa pero Bankotsu ni siquiera se inmutó. Conocía a Kagura desde que ambos eran unos críos y sabía perfectamente que lo que la había llevado a ser la esposa de Sesshomaru, solo era un jodido capricho de niña mimada.  El Taisho jamás le daría lo que ella quería: felicidad.

— ¿Qué estás esperando? — le sacó de sus pensamientos con su tono de voz mordaz — Te pedí que te largues.

— Lo siento mi señora Tai-sho pero me he compadecido de usted y le ofresco mi compañía.

Despotricando se levantó de el asiento y se largó lejos de ese arrogante y fastidioso hombre. Bankotsu se encogió de hombros aunque realmente por dentro se sentía humillado.... Kagura nunca veía más allá de su necedad.

Los invitados se estaban yendo poco a poco y Sesshomaru no aparecía. Eran exactamente las doce de la noche cuando el salón cerró las puertas y Kagura tuvo que irse a casa acompañada por la soledad y Jaken, el chófer de la familia Taisho.

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La morena se removió inquieta en aquella cama en la cual había dormido plácidamente. Sus ojos se abrieron lentamente y cuando logró aclarar su vista, se levantó de golpe y miró con cierto recelo la habitación... No era la suya ¡Por supuesto que no! Su corazón latía desbocado y sintió perder el alma cuando descubrió el cuerpo de Sesshomaru completamente desnudo y durmiendo profundamente boca abajo... Se llevó ambas manos a la boca para sofocar el grito que quiso escapar de su garganta ¡Dios! ¿Qué había hecho?

Con movimientos lentos, con sumo cuidado se levantó completamente de la cama y se encerró en el baño.  Ella sí estaba vestida pero únicamente con su ropa interior, se sentó en el retrete, luchando para ordenar todos los pensamientos o mejor dicho la escena de la noche anterior...

Joder, Kagome se jaló algunos mechones de cabello totalmente confundida ¿Por qué no podía recordarlo? ¿Qué era lo que había sucedido verdaderamente? ¿Y por qué Sesshomaru yacia completamente desnudo en la cama?

Quizá una ducha con agua fría le aclaraba el pensamiento. Media hora después con tan solo una pequeña toalla cubriendo su desnudes, salió de el baño y cerró la puerta pero cuando se giró, su rostro pegó en el sólido pecho de Sesshomaru. La morena chilló asustada y sorprendida. Él ladeó el rostro y le miró divertido.

BAJO LA LUNA (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora