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Una semana después...

Llegué molesto al consultorio. Lancé todo cuanto encontré a mi alcance. Aún así, la furia que había despertado en mi ser, no menguaba... quería ir por él, cogerlo de el cuello y no soltarle hasta que me asegurara de que no respiraba. Bankotsu siempre está jodiendo, se toma atribuciones que no le corresponde. No tenía porqué ir a buscar a esa mujer y decirle todo lo que en un inicio creí de ella.

Me jalo mi propio cabello con tanta fuerza ignorando el dolor en mi cráneo. No hay un solo objeto que haya quedado en pie dentro de estas cuatro paredes que me agobian ¿Si me escucharon? No me importa, es lo que menos me interesa... Es más, estoy pensando enviar todo directamente al cesto de la basura, absolutamente todo; Kagura y sus millones se pueden ir a la fregada.

Exasperado me dejo caer en el asiento, lo reclino de modo que mi espalda pueda descansar, echando mi cabeza hacia atrás cierro los ojos y masajeo mis sienes. Necesito resolver ese mal entendido cuanto antes.
Estúpidamente hice a un lado mi orgullo y la busqué ¿Y todo para qué? Para que me dijera que la dejara en paz, que me fuera al quinto infierno y que nunca regresara de allí... ¡Soy un imbécil!

— Sí — me contestó la chica con una radiante sonrisa. Frunci el ceño, me sentí incómodo con sus gestos insinuantes — es el apartamento número 500.

De inmediato giré sobre mis talones. No sentí ni la menor intención de entablar una conversación con esa mujer aunque no voy a negar que en apariencia física tenía lo necesario para llevarla a la cama. 

Decidido  entré al elevador, presioné el botón que me llevaría al quinto piso y mientras el aparato ejecutaba su función, pensé en si era o no correcto buscarla. Desde ese día en que le confesé mis intenciones no le volví a ver. Fui en distintos horarios a la cafetería creyendo que quizá la encontraría, sin embargo no fue así...ella no estaba.

Obviamente supe que huia de mi ¿Porqué? Es lo que pretendo averiguar. Cuando algo o alguien me interesa ya sea para negocio o simplemente personal, no descanso hasta obtener lo que quiero... Y la quiero a ella. Pueda que suene repulsivo y hasta retorcido pero crecí en un hogar en donde todo se ponía a mi alcance, fuera lo que fuera... Hoy no es la excepción.

Hay un no sé qué en esos ojos azules que me tienta, que me incita y no descansaré hasta que lo haya descubierto. El elevador se abrió y salí de el. Con pasos lentos y firmes recorrí el largo pasillo, observando con atención cada uno de los números empotrados en las puertas hasta que llegué a mi destino.

Estando frente a la puerta, levanté mi mano derecha y toqué la madera con mis nudillos lentamente.  Cinco minutos después escuché pasos apresurados y el sonido de el cerrojo siendo quitado... Al abrir, sus ojos azules se abrieron como platos al igual que su boca.

Recorro su cuerpo rápidamente de arriba hacia abajo y viceversa. Lleva puesto un diminuto schor pillama color cerezo y una blusa corta de tirantes, dejando expuesta su delgada cintura y sus piernas bien torneadas. De un momento a otro, su ceño se frunce...

— ¿Qué haces aquí? — Me cuestiona con la mandíbula apretada. Se cruza de brazos y veo como sus voluminosos senos se elevan. Se me es difícil alejar los ojos de ellas, están... — ¿Me oyes?

— Tenemos que hablar — le soy franco. Entro al interior sin que ella me lo haya permitido. Observo rápidamente la sala, para ser un lugar pequeño...es acogedor. Me siento en un largo sofá en forma de L y la escucho suspirar antes de colocarse frente a mi.

Siéntase como en casa — ironizó rolando los ojos. Nos vimos fijamente por unos segundos. Su labio inferior temblaba ligeramente. Estaba nerviosa aunque intentara ocultarlo.

BAJO LA LUNA (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora