— ¿Irás?
Preguntó una vez más la bella mujer a su prometido, quien veía atentamente la pantalla de su celular. Exasperado se rascó el puente de su nariz y guardó el aparato en uno de los bolsillos de su pantalón. Miró a la fémina con expresión petrea y deseó estar solo en aquella inmensa sala pero no era así ya que ambas familias estaban reunidas.
— No.
Contestó cortante, dejándole en claro que no quería seguir con la conversación pero la mujer no se daba por vencida. La cena benéfica se llevaba a cabo una vez al año y quería lucirse ante la sociedad como la futura señora Taisho.
— ¡Oh cariño! Es un evento importante para ti. No puedes faltar.
Él veía hacia todas las direcciones menos a la mujer. Algunos invitados notaban como ella estaba siendo ignorada y sentían lástima por la chica. A leguas se notaba que no era correspondida. De un momento a otro, él se puso en pie y se disculpó con los presentes. Salió de la sala con rumbo hacia el estacionamiento. La chica le quiso seguir pero su hermana menor la cogió de un brazo y se lo impidió.
— Suéltame Kanna — exigió con los dientes apretados. Su hermana negó.
— No, déjalo que se vaya. Estás haciendo el ridículo Kagura.
— Y a ti qué te importa.
Kanna frunció el entrecejo.
— Si piensas que con esa actitud logras retener a Sesshomaru estás muy equivocada. Lo asfixias.
Kagura arrugó la nariz. Su hermana tenía razón, no era estúpida como para no notarlo.
Había conocido a Sesshomaru en la universidad, hace seis años atrás. Se hicieron buenos amigos y tres años más tarde él le pidió que fuese su novia. Aceptó gustosamente sin embargo, un año después las cosas habían cambiado mucho, Sesshomaru ya no era el mismo con ella y quería saber el porqué.
Cada día se alejaba más, ya no habían noches de sexo ardiente, salidas nocturnas. Se veían quizá por alguna razón que no fuera una cita. Taisho le huia.
Kanna logró tranquilizar a Kagura mientras que Sesshomaru estaba llegando a su apartamento. Aparcó el auto frente al edificio y bajó de el. Cruzó la calle con rapidez y entró a la cafetería. Necitaba su dosis diaria de café.Se sentó en una mesa contigo a la ventana y esperó pacientemente a que alguien de el servicio llegara a tomar su orden. Era miércoles, exactamente las ocho de la noche y había nuevo personal. El señor Tanaka siempre contrataba chicas a finales de mes así que Kagome, la nueva, fue la elegida para atender a Sesshomaru.
— Buenas noches ¿Qué desea tomar?
Preguntó con voz alegre, melodiosa. Sesshomaru giró su cabeza y sus orbes doradas se fundieron con los ojos azules de la morena. Kagome enmudeció al instante y él miró con atención como el rostro femenino perdía color a cada segundo.
— ¿Estás bien?
Le preguntó confuso, Kagome no contestó. Giró sobre sus talones y se alejó rápidamente de él. Al llegar a la cocina, se recostó a uno de los estantes de madera y se talló el rostro. Sango, su amiga y compañera de trabajo, se acercó a ella.
— ¿Pasa algo Kag? Estás pálida.
— Él está aquí.
Contestó Kagome confundiendo a sango puesto que no sabía a qué se refería.
— ¿Quién es él?— ¿No lo recuerdas?
Sango negó.
— El doctor, el doctor que me atendió cuando me caí de las escaleras.
— ¿Tu amor platónico?
Chilló Sango. Kagome le cubrió la boca con una de sus manos y miró nerviosa a ambos lados de el pasillo.
— Cállate que te oirán.
— Dime, dime... ¿Te reconoció?
— No lo sé.
— Cómo que no lo sabes.
— Huí de él.
Sango abrió sus ojos castaños como platos.
— Es lo único que se me ocurrió.
El señor Tanaka llamó a Kagome y le pidió que atendiera a Taisho porque así él lo había pedido. La morena se sintió nerviosa mientras caminaba con la charola en sus manos hacia él. Taisho veía su móvil pero lo dejó sobre la mesa en cuanto ella llegó con su café.
— Gracias.
Dijo él.
— ¿Desea algo más?
— No, puedes irte.
Kagome frunció los labios y deseó que la tierra se la tragara. Era un odioso. En cuanto ella giró, Sesshomaru sonrió... Por supuesto que la había reconocido.
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BAJO LA LUNA (Terminado)
FanfikceSesshomaru Taisho no cree en el amor... Kagome Higurashi sueña con el hombre perfecto. ambos polos opuestos pero unidos por el hilo rojo del destino. Él creerá que solo será sexo...ella pensará que es amor. ¿Podrá Kagome romper el hielo que cubre...