12

764 85 7
                                    

Anteriormente...

Tuve sexo con Kagura hasta perder la noción de el tiempo. No voy a negar que la química entre ambos es fabulosa. Sabe qué hacer y cómo hacerlo para complacerme pero...en todo siempre tiene que haber un jodido pero, y ese pero era que no podía alejar el rostro de esa mujer de mis pensamientos.

Me la imaginé sudando, totalmente expuesta, en una amplia cama, con sábanas blancas húmedas. Su cuerpo escarchado, sus ojos cerrados y su boca gimiendo como una loca enfurecida de placer....

En este momento me estoy relajando poco a poco bajo el agua de la regadera. Con los ojos cerrados veo su silueta acercarse lentamente hacia mi. Me observo abriendo mis brazos para recibirla y luego estrecharla con fuerza contra mi pecho... Es extraño pero siento una inmensa necesidad por verla. Mi razón se nubla siempre que mi mente la nombra... Le veré una vez más y si no cede, me alejaré.

Fue una completa tortura dejar a Kagura satisfecha en su apartamento. No quería dejarme ir... Ya había pasado el tiempo suficiente entre sus piernas y debía de entender que necesito mi espacio, mi libertad como un ser individual que soy. Subí a mi auto y antes de encenderlo pensé en si era o no, buena idea buscarla de nuevo. No comprendo por qué siempre mi orgullo sobrepasa mis emociones.

No voy a mentir asegurando lo que no es ni lo que todavía no siento. Simplemente la chica me gusta, hay algo en ella que me atrae y quiero saber qué es. Conduzco despacio, la autopista central está atestada de vehículos. Cada conductor absorto en sus pensamientos.

En ocasiones no comprendo cómo es posible que esa morena haya llegado a mi vida y peor aún, es tan incomprensible la forma en que ha captado mi atención. Me tomé el tiempo necesario para averiguar todo sobre ella. Lo que más me sorprendió es saber que estuvo casada con Miroku, mi mejor amigo.

Es lo único que hasta el momento me dejó completamente perplejo. Jamás lo había imaginado. Lo tenía tan cerca, y nunca tuvo la suficiente valentía para decirlo... Aunque no veo el porqué tenga que importarme o impacientarme, Miroku es parte de el pasado y por lo poco que sé de la historia Kagome jamás le aceptaría de nuevo en su vida.

No obstante, la existencia de ese tal Kouga, me enerva. No lo tolero cerca de ella. Suena estúpido, lo sé, pero cuando una mujer me gusta y la quiero llevar a mi cama, no pretendo compartirla. Si Kagome accede a que entre nosotros haya algo, ese fulano se tendrá que ir lejos.

Aparco el auto frente al edificio en donde ella alquila un apartamento. Es un lugar tranquilo y céntrico pero aún así me aseguro de activar la alarma de seguridad, todo puede pasar. Cuando entro, un viejo rechoncho me observa con interés palpable. Ya estoy acostumbrado a ser el centro de atención.

Educadamente le pregunto sobre ella y con cierto recelo me da la información. Cuando intento irme me detiene y me pide que por favor me asegure si se encuentra bien pues había recibido la visita de alguien que no parecía ser una buena persona. Asiento y giró sobre mis talones.

Cuando salgo de el elevador, camino con pasos rápidos hasta que me detengo justo frente a su puerta. Cuando levanto mi mano para tocar la madera con los nudillos, mis oídos captan un ruido extraño, fue como un gemido inconsciente.

Al principio me molesté, creí que estaba teniendo sexo en plena sala con ese fulano pero algo en mi interior me gritó que no era así. Llamé a la puerta pero nadie contestó, entonces hice lo que tenía que hacer; la golpeé con mi hombro izquierdo con tanta fuerza que la cerradura cedió y se abrió. Entré sigilosamente y lo que  miré me congeló la sangre por algunos minutos.

Cuando logré captar la realidad, me lancé sobre él con tanta fuerza que logré quitárselo de encima. Lo tiré a la pared y el golpe fue tan fuerte que cayó inconsciente al piso. Me valió un puto cacahuate si lo maté pero jamás iba a permitir que le hiciera daño.

BAJO LA LUNA (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora