Capítulo 19- Sonido

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El Ángel del Rey

Había estado esperando todo el día por ese momento y finalmente había llegado. Con una sonrisa de oreja a oreja, corría a toda velocidad con una alegría descomunal. Ya no importaba haber pasado la vergüenza de su vida siendo arrastrado por toda escuela o la abusiva persecución de parte del rey loco. Todo había valido la pena.

Una vez que cambió su ropa y calzado, sin quitar su gran sonrisa se armó de valor con un suspiro y abrió la puerta del gimnasio. Algo nuevo se encontraba del otro lado, algo realmente emocionante que lo estaba esperando.

O eso creía...

Pero la imagen que lo recibió fue totalmente inesperada.

—¡¿Y tú por qué estás aquí?! —señaló espantado. Del otro lado de la puerta sólo se encontraba la conocida cara del rey, destruyendo sus expectativas y fantasías sobre aquel lugar al que ansiaba pertenecer.

Y por su parte, su majestad ladeó la cabeza con confusión, tampoco se esperaba ver al ángel allí, pero no se hizo más cuestionamientos y optó por aproximarse con suma tranquilidad, como si un imán lo atrajera, para luego apoyar su mano en la rebelde y anaranjada cabellera contraria.

—No deberías estar aquí, este no es lugar para ti, puedes lastimarte —dijo con sencillez, no había burla ni malicia en su tono y seguramente se encontraba tratando de cuidarlo, pero de igual forma el ángel se sintió ofendido y enseguida frunció el ceño, retirando la mano de su cabellera.

—¡Oye, no me subestimes! Yo... ¡realmente tengo una razón para estar aquí! —gritó fuerte y escandaloso, tomando distancia y poniéndose a la defensiva. Notó que por primera vez el chico estaba sin su llamativo atuendo real, sólo vistiendo ropa deportiva. Era una vista un tanto extraña, estaba tan acostumbrado a su egocéntrica vestimenta que le parecía anormal verlo de esa forma.

Kageyama arqueó una ceja con duda. Por su mente pasaron algunas suposiciones de la razón que podría tener el más bajo, pero tenía una imaginación bastante limitada y no encontraba muchas opciones válidas.

—¿Tú quieres... esperarme hasta que termine la práctica? —preguntó con un tono dudoso. Realmente no se le ocurría otra cosa—. ¿Quieres que volvamos a casa juntos, verdad? —Su semblante cambió a uno más animado y enérgico, era como si estuviera conteniendo montones de gritos en su garganta, gritos que le cosquilleaban por dentro. El pensar que el ángel quería pasar tiempo a su lado por su propia iniciativa, era suficiente para agitarle el corazón mientras que un sentimiento alegre crecía ahí mismo, como si no fuera suficiente con lo sucedido en el almuerzo, que había logrado dejarlo en un trance de blanco y ardor que le daba vueltas toda la cabeza y terminaba por hacerlo sentir como un idiota paralizado.

—¿Ehh? —Y la mueca de disgusto de Hinata no se hizo esperar—. ¡Estoy aquí para jugar vóley! ¿De acuerdo? ¡Yo también puedo jugar...! —Infló sus mejillas a la vez que alzaba el mentón, poniendo su mejor cara de protesta al sentirse subestimado injustamente por el otro. Era frustrante que las cosas le salieran de esa manera cuando hace tan sólo unos minutos estaba tan emocionado. Como si fuera poco, la expresión de incredulidad del rey no colaboraba para mejorar su humor, porque no era exagerada ni burlona, sino sincera y eso en verdad le molestaba.

Y las ganas de gritarle las mil y un cosas que pasaban por su mente seguían emergiendo en él, pero las palabras quedaron atragantadas cuando de repente unas voces a corta distancia llamaron su atención. Y ante ello, ambos chicos guardaron silencio, atentos ante la cercanía que se iba acortando cada vez más. Entre "Aprende a comportarte de una vez" y "No intimides a los de primero", la puerta se abrió nuevamente, mostrando a los dueños de las voces. Al gimnasio ingresaron tres jóvenes que portaban uniforme deportivo color negro.

El Ángel del Rey [KageHina] Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora