Capítulo 18- Hechizo

2.3K 249 28
                                    

El Ángel del Rey

"Los candados eran oscuridad,

La distancia era oscuridad,

Por eso, cuando una ventana se abrió...

Tomé su luz de inmediato"

~°~

"¿Qué es lo que quieres?"

Sintió como si de repente todo fuera de color blanco. Ninguna brisa podría arrastrar los pensamientos que le hubiera gustado tener. Tantas veces en su vida escuchando esas palabras y ahora no sabía qué responder, en verdad todo estaba en blanco.

"Yo quiero... tenerte conmigo..."

Automáticamente su mente dejó de funcionar y comenzó a hablar con una desconocida sensación. Se sentía extrañamente ligero, como si estuviera flotando, y estaba muy cómodo mirando los confundidos orbes dorados frente a él, tan hipnotizantes que mareaban.

El rey ni siquiera supo lo que su boca empezó a soltar.

~°~


Finalmente había llegado el horario del almuerzo. Las clases habían sido un asco, no podía concentrarse para nada, ni siquiera cuando llegó el momento de presentarse uno por uno ante los profesores. Había quedado un poco en ridículo cuando le preguntaron su nombre y en su lugar respondió "¡Presente!" parándose firme como un soldado. Bonitos recuerdos de su primer año de preparatoria. Se sentía estúpido, pero luego de haber tenido que lidiar con el rey, eso no era la gran cosa.

El rey... un sujeto verdaderamente extraño.

—¡Hinata idiota! ¡¿Por qué no estás en la azotea como acordamos?! —Y el sujeto volvió a irrumpir su salón sin respeto alguno, porque no importaba nada más que su propio deseo y voluntad.

—¡¿Qué no puedes entrar sin insultarme?! —También se puso a gritar, levantándose de golpe de su asiento. Lo miró con mala cara para después recordar las palabras que le había dedicado hace algunas horas atrás.

"¡Quédate a almorzar conmigo!"

Le había pedido con ese rostro avergonzado y tan extrañamente honesto que confundía. Seguramente había sido porque lo tomó desprevenido, con la guardia baja, pero no lo había pensado mucho, después de todo no sentía malas intenciones detrás de esas palabras, y tras un simple "De acuerdo" olvidó pedir su parte del trato, saliendo de ese lugar con la sensación de que había hecho algo raro. Con su mente ocupada, apenas y había escuchado las últimas palabras sobre reunirse en ese mismo lugar.

—¡Vamos a la azotea! ¡Ahora! —Tomó su brazo para empezar a arrastrarlo. No le importaba en lo más mínimo las quejas que pudieran salir del chico. Esa extraña honestidad se había esfumado como si nunca hubiera existido.

—¡Espera, ni siquiera tengo mi almuerzo...! ¡Escucha cuando las personas te están hablando, idiota! —Seguía quejándose en vano, puesto que en un dos por tres ya se encontraba nuevamente siendo cargado sobre el hombro del azabache, para de esa manera ser llevado fuera del salón y luego escaleras arriba, rogando llegar lo más pronto posible por los mareos que eso le provocaba—. ¡Tienes que dejar de hacer eso! —gruñó apenas pudo volver a tocar el suelo, que fue de manera descuidada y dolorosa, cayendo sobre su propia espalda. Apenas se reincorporó pudo observar como su majestad se sentaba para luego abrir una caja de bento, que era bastante grande. Ni siquiera había notado que traía eso.

—Come —ordenó con un tono serio, eso no parecía una opción ni mucho menos amabilidad. Si su intención era arreglar esa primera impresión que le había dado, estaba muy lejos de hacerlo.

El Ángel del Rey [KageHina] Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora