El Ángel del Rey
"Y si las llaves se marchitaran...
En este lugar te encontraría siempre,
Te vería siempre..."
~°~
Y los días continuaron exactamente igual, avanzando lento pero seguro, marcando la rutina que habían adoptado desde sus continuos encuentros, pero también acercándose cada vez más al mes en el que comenzaría la nueva etapa.
Los cerezos en flor le daban la bienvenida al inicio de clases. Una época tan preciosa que se sentía un desperdicio iniciarla de esa manera, pero ya tendrían tiempo de disfrutarla algún día. En la entrada del Karasuno caminaban cientos de jóvenes vestidos con el uniforme escolar, y aun cuando la mayoría se mezclaba entre sí, habían ciertos individuos que destacaban por encima del resto.
—¡Waaaaaah! ¡Deja de seguirme, estúpido rey! —gritaba a todo pulmón el chico de cabellos anaranjados, corriendo a toda velocidad por los jardines de la preparatoria, siendo perseguido por el sujeto que ni usando el uniforme se quitaba la corona.
Ya eran demasiados días siendo acosado por el mismo sujeto que aparecía sin falta a donde quiera que él estuviera. Incluso después de conseguir ser aceptado en la preparatoria que quería, tenía que enfrentar un reto aún más difícil.
—¡Cállate! ¡Sólo quédate quieto, ángel idiota! —ordenó el rey tratando de alcanzarlo con sus brazos, pero el chico era escurridizo y lograba esquivarlo.
—¡Como si fuera a hacerlo, idiota! —respondió sin dejar de correr, ingresando a los pasillos del establecimiento, zona desconocida pero más segura que quedarse a merced de su perseguidor.
—¡¿Qué dijiste?!—dijo entre dientes desprendiendo ese aura de oscuridad característica de su fácil enojo, sacándole así más gritos de temor.
—¡Que eres aterrador, ya déjame en paz! —Aceleró su paso a más no poder.
Siguieron corriendo sin detenerse, hasta que llegaron a un camino sin escapatoria, sólo una pared carcelera. El más bajo tragó en seco.
—Bueno... e-estamos en la escuela... —dijo con la voz temblorosa, arrinconado contra la pared, sabiendo que no saldría fácil de esa—. No tenemos que causar problemas... —Dirigió su mirada hacia el piso, lleno de nervios por lo que podría hacerle el más alto—. ¡T-Tenemos que ir a clases! No podemos llegar tarde... —Se animó a levantar la mirada por un instante para encontrarse con esa expresión aterradora que venía varios días acosándolo. Enseguida esquivó su rostro y cerró los ojos con fuerza cuando sus hombros fueron apresados por las manos ajenas.
Por su parte, el rey se quedó congelado ante la hermosa vista que le regalaba. Su ángel se veía sumamente tierno con esa carita asustada, temblando levemente, todavía tratando de normalizar su respiración después de haber corrido tanto y con las mejillas rojizas, tenía toda un aura de luminosidad alrededor. Era difícil enojarse así...
"Un toque suave..."
El ángel sintió algo en su frente. Con confusión observó el rostro sonrojado del rey.
"Una fugaz conexión..."
—¿Qué...? —Trató de cuestionar, recibiendo otro toque en su mejilla derecha. El rey lo había besado—. ¡¿Q-Qué....?! —Se alteró y de repente su otra mejilla también fue atacada—. ¡¿Pero qué...?! ¡D-Detente...! —Se quejó tratando de esquivarlo.
"Como un sueño, como irreal..."
Su piel era cálida, suave, adictiva y aun con todos los nervios de punta, se fijó en sus labios por un momento.
"Un contacto privilegiado, únicamente suyo..."
Y sin dudarlo quiso hacer suyo ese contacto.
—¡Que te detengas, idiota! —Y sin dudarlo lo golpeó con un nuevo cachetazo, logrando huir del encierro.
El rey había tocado el cielo por sólo unos segundos y éste se había vuelto a esfumar.
~***~
Ayer en la madrugada me puse a hacer una línea temporal de los hechos de la historia y fue sad, porque llegué al final. Me pregunto qué haré de mi vida cuando esto termine :,v
Aunque de todas formas falta muuucho, pero seguro que este año lo termino, o capaz no, todo depende de la flojera e inspiración. En fin, como siempre estoy encantada de leer sus comentarios y opiniones, así que no olviden decirme qué les pareció. Saludos!!
ESTÁS LEYENDO
El Ángel del Rey [KageHina] Haikyuu!!
FanfictionEl rey había encaprichado sus ojos en otro ser. Tanto era su deseo de poseerlo, que lo perseguiría por todos los mundos existentes hasta tenerlo sólo para sí mismo. Tan desbordantes eran sus sentimientos, que su tiranía y arrogancia se verían invadi...