19. Mal humor

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Tres vueltas a la manzana en su auto, cinco veces que se acercaba a la entrada y al final no se animaba a entrar; todo eso en los últimos quince minutos. Cada semana sin falta iba al mismo restaurante a comer, era una especie de tradición que tenía el mismo.

Pero eso era antes de conocer al dueño del restaurante, quién ahora parecía ser una parte importante de su vida, incluso se había encontrado que sus pensamientos sobre ese ojiazul ya no eran sólo sobre acostarse con él, pero no estaba dispuesto a aceptarlo aún. Y se ponía aún más nervioso después de recibir aquel buzón de voz que le decía que él también era importante para el chef.

—¿Planeas entrar al lugar o me harás perder más tiempo? —preguntó un hombre castaño que veía con mala cara a Harry, pero no lo culpaba, llevaba un par de minutos frente a la puerta sin decidirse por entrar.

—Lo siento, no sé qué me pasa hoy —se rió al tiempo que abría la puerta, era absurdo comportarse de esa manera ya que lo más probable es que ni siquiera fuera a ver al hombre que de seguro estaba ocupado trabajando en la cocina.

Entró al establecimiento seguido por el hombre que también iba sólo.

—Buenas tardes, Sr. Styles —le recibió con alegría la chica de la recepción que ya lo conocía bastante bien a este punto, —comenzaba a creer que no vendría.

—Algo surgió con el trabajo y me retrase, —mintió apenado el rizado que aún no se explicaba su comportamiento tan ridículo.

—Su mesa estará lista en unos segundos, —dijo la chica justo antes de dejar el lugar en dirección a la sala central donde estaban todas las mesas, dejándolo solo con el otro hombre cuya mirada sentía muy pesada en su cuello.

Se volteó para descubrir que en efecto el hombre lo veía fijamente, era solo un poco más bajo que él pero definitivamente se veía más musculoso, lo cuál era una sorpresa para Harry ya que a pesar de no ser el más fornido de la ciudad, el gimnasio le había dejado un cuerpo bastante trabajado.

—¿Te conozco? —pregunto al castaño de ojos cafés.

—No estoy seguro, soy Liam Payne —se presentó el castaño  que hace unos momentos había creído que era alguien conocido,  estiro su mano cambiando su semblante a uno más amigable sin dejar de tener una vibra algo pesada.

Esta mañana su esposo no le había preparado comida para llevar al trabajo como siempre lo hacía, y aunque podía fácilmente ordenar algo para comer, él quería comer algo preparado por Louis. Además de que esta mañana se había comportado un poco raro y no estaba acostumbrado a que su pequeña fuera tan fría con él lo que lo hacía querer comprobar que todo estaba bien.

—Harry Styles, —dijo tomando la mano del hombre.

En ese momento a ambos les pareció familiar el nombre del otro, ninguno podía decir exactamente de donde, pero se podía ver en sus rostros el conflicto que ocurría por sus cabezas.

—Sr. Styles, permítame acompañarlo a su mesa —dijo la chica que recién regresaba—, oh, y ya le dije al Sr. Tomlinson que está aquí, vendrá en un momento.

El rizado se puso nervioso, porque le había dicho la chica al ojiazul que estaba aquí. ¿Acaso dejo ordenes de que lo hicieran?, pensó, emocionándose por completo ante la idea de un Louis que esperaba su encuentro.

Pero pronto notó que lo último no iba dirigido a él sino al otro hombre que le hizo un simple gesto con la cabeza a la chica que comenzó a caminar al comedor y Harry la siguió aún más confundido que hace unos momentos.

Ya sentado en su lugar no despegaba la vista de la puerta de la cocina, de la cual pronto salio Louis caminando feliz, prácticamente dando brinquitos. Sonrió como tonto sin darse cuenta, pero pronto esa sonrisa de desvaneció al ver que el chico no iba en dirección a su mesa sino a la recepción.

Infieles [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora