26. Lo que se tiene que hacer

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Ese estaba siendo el mejor día para Harry, primero había podido desayunar con Louis en su departamento y ahora por fin había podido resolver el caso de injusticia racial que le estaba costando más trabajo del que debería.

Pero hoy había logrado que el joven Johnson quedara libre de todo cargo en su contra y pudo verlo reunirse con su madre luego de pasar varias semanas en la correccional, incluso logró que les dieran una indemnización del gobierno por la injusticia que había sido cometida.

Y su felicidad continuaba, porque al regresar al despacho de abogados donde trabajaba se encontró con la sorpresa de ver al castaño sentado en la sala de espera leyendo una revista sobre decoración de interiores. Probablemente era el primero que en realidad las ojeaba ya que la mayoría solo las ignoraba.

—Debes dejar de seguirme —jugueteó el rizado tomando la revista que el otro tenía en manos.

El castaño sonrió ligeramente, sus ojos ya no se veían igual de rojos que como lo habían hecho esa mañana y eso le alegraba.

—Yo llegué primero, —volvió a tomar la revista que le había sido arrebatada.

—Sí, pero yo trabajo aquí —contestó con orgullo—, ahora si querías verme pudiste mandar un texto aunque debo decir que es muy lindo saber que tratabas de sorprenderme.

El ojiazul frunció el ceño confundido por las palabras del más alto, iba a responderle cuando el amable recepcionista le informó que la Srta. Thirlwall estaba lista para recibirlo.

—Te veo luego, Harry —dijo con una sonrisa antes de caminar hacia la oficina que le había indicado el pelinegro que trabajaba en recepción.

Harry fue a su propia oficina sorprendido por ver al muchacho ir a hablar con Jade, la respuesta más obvia era también la que más lo sorprendía. Louis quiere divorciarse de su esposo.

Estaba consiente de que no debía sorprenderse, después de todo cualquier persona con un poco de sentido común querría poner fin a su matrimonio si estuviera en las misma situación que Louis, pero a diferencia de la mayoría, sabía lo torpemente enamorado que el joven estaba de su marido.

Saber eso le llenó de felicidad por el chef que estaba haciendo lo correcto, y en menor parte —o tal vez mayor— porque significaba que estaría soltero dentro de poco.

Mientras Louis le contaba a la castaña todo lo que había pasado —a pesar de ya saber una parte de la historia por Perrie— y pedía le ayudara a divorciarse lo antes posible, antes de que pudiera pensar las cosas y quisiera darle otra oportunidad al hombre. La mujer con mucha paciencia le brindo apoyo emocional al mismo tiempo que le explicaba todo el proceso por el que pasaría. 

Todo sin saber que en la oficina de a lado el ojiverde estaba pensando en cuál sería su movimiento para seducir al chef, porque ahora que había aceptado su enamoramiento por el hombre y sabía que estaba por dejar a su esposo, no quería desperdiciar ningún momento para acercarse más a él.

Por eso cuando escuchó que la puerta de a lado se abrió corrió para hablar con el castaño e invitarlo a una cita, pero lo vio salir con los ojos nuevamente rojos e hinchados de haber llorado y se sintió mal consigo mismo por no pensar que el castaño necesitaría tiempo para recomponerse.

—¿Estás bien? —se acercó más tranquilo de lo que tenía pensado.

—Sí, es solo que contarlo vuelve a abrir la herida —su voz sonaba un poco rasposa y su nariz se veía roja. 

A pesar de parecer un desastre en ese momento seguía viéndose hermoso y eso solo hacía que Harry perdiera el aliento al igual que se le rompiera un poco el corazón.

Infieles [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora