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Billy se acercó lentamente a Lucy.

—Hola, vecina —le dijo animadamente—. ¿Qué haces?

—E-estaba leyendo... —respondió, extrañada. Billy nunca se había acercado a hablarle antes—. ¿A qué se debe tu visita?

—Ay, Lucy —susurró, y en su cara se dibujó su famosa sonrisa. Se sentó a su lado—. Hemos sido compañeros de clase por varios años, y nuestras madres son mejores amigas. ¿Por qué no iba a visitarte?

—Porque nunca antes lo habías hecho.

—¿Y querías que lo hiciera?

—No sé —dijo simplemente. Él volvió a sonreír.

—Bueno... Estoy aquí para reparar eso —Se levantó y le tendió la mano—. ¿Te gustaría que fuéramos a tomar un café?

—Yo... Me encantaría.

Una familia felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora