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—Entonces, Alex —preguntó Paul con sus ojos azules brillando—. ¿Qué chica te gusta?
—No, no sé, ninguna, yo... —dijo sonrojado y nervioso—. Ninguna.
—Ah, ¡Lo dudaste! ¿Qué nos estás ocultando, Alex?
—Nada, nada, nada. No me gusta ninguna chica.
—Pero alguna tiene que gustarte, aunque sea un poco...
—No, yo... No sé —Frustrado por su propia incapacidad para hablar, desvió la vista.
—Oh —La cara de Paul se iluminó–. ¿Te gusta Emma?
—¿Emma? —dijo, extrañado—. No...
—La miraste. ¡Lo sabía! ¡Estás enamorado de ella! ¡Estás...! —No pudo seguir hablando porque Alex le tapó la boca.
—¡Silencio, idiota!
—O sea que sí te gusta...
—Aunque no me gustara, no querría que ella se hiciera ideas.
—Pero —Los ojos de Paul volvieron a brillar, más que nunca—. Sí te gusta.
—De acuerdo —Se rindió, resoplando—. Me gusta Emma.

Una familia felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora