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—¡Alex! —Paul se le acercó corriendo con una sonrisa que no le cabía en la cara. Alex no pudo evitar hacerlo también; la alegría de su amigo era contagiosa—. No te quedes mirándome con esa cara de bobo, escucha.

—Te escucho.

—¿Recuerdas lo que me dijiste? ¿De que estabas enamorado de Emma?

La sonrisa se le congeló en la cara.

—Sí, sobre eso, en realidad...

—Bueno, no me mates, pero... ¡Se lo dije! —quedaron en silencio.

—¡¿Qué?!

—Tranquilo, prometiste no matarme.

—No prometí...

—¡Ella dijo que le parecías tierno!

—¿Tierno?

—Sí, es lo que dije. Como sea, accedió a que vayan juntos a tener una romántica cena en Talbot's.

—¡¿Qué?!

—Vamos, es una oportunidad que no puedes desperdiciar.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—Porque sabía que te negarías.

—¡No puedes hacer esas cosas!

—¿Y por qué no? —La sonrisa desapareció de la cara de Paul—. ¡Solo estaba tratando de ayudarte! ¡Se supone que eso es lo que hacen los amigos! ¡Podrías ser un poco agradecido por una vez en tu vida!

—¿Es una broma? ¡Ni siquiera...!

—No me interesa lo que tengas para decir. Yo te conseguí esta oportunidad, y ahora tú decidirás si quieres aprovecharla o no —Y se fue, dejando a Alex con la cabeza llena de dudas.

Una familia felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora