No, no sabe lo que quiere: a uno, los dos, ninguno

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Are you really gonna love me when I'm gone?
With all my thoughts
And all my faults
I feel it biting
I feel it break my skin so uninviting
Are you really gonna need me when I'm gone?

I of the Storm, Of Monsters And Men

Sale corriendo después de abrir la puerta y verlos. La decisión más madura y acertada, claramente. Oye un «¡Kacchan!» preocupado, pero lo ignora y corre por entre los pasillos de la residencia de la agencia de Endeavor hasta encontrar un cuarto vacío —probablemente un cuarto de limpieza, ni siquiera se fija—. Sólo quiere perder a Deku. Que no lo persiga. Bastante tiene con saber que tiene celos —de los dos porque quiere... No, pausa, no sabe que quiere, a uno, a los dos, a ninguno—. Carajo. Odia a su cerebro.

También odia haberlos descubierto besándose.

Podía vivir sin saberlo jamás, sin enterarse. Sin ver a Todoroki inclinarse para buscar los labios de Deku, que lo estaba mirando con una cara de nervios que Katsuki no supo interpretar —porque no tuvo tiempo, porque salió corriendo, usualmente se sabe todas y cada una las expresiones de Deku—. Podría haber vivido sin saber eso. Verlo significaba saber que era real, que sus malditos celos —que ni siquiera quería dentro de él— existían porque no se estaba imaginando las cosas.

Qué carajos le pasaba.

Quería ver esa mirada nerviosa en la cara de Deku mientras era él quien se inclinaba para besarlo. Quería que Todoroki lo besara. Quería. No sabía que quería. Era estúpido y confuso.

Se talla la cara con las manos, gruñe de la pura frustración.

Quiere entenderse. (En serio, quiere). Pero no puede.

—¡Midoriya!

—¡Sé que tiene que estar por aquí!

Maldita sea, carajo, por qué. Esas son las voces de Todoroki y de Deku. Y es muy obvio que están buscándolo. Se aleja de la puerta del cuarto donde se refugió, en su impulso. Casi contiene la respiración, intentando mantenerse en el más absoluto silencio —que, para él, es toda una hazaña en las circunstancias en las que está— para que no lo encuentren.

No quiere verlos.

Saber que hay algo entre ellos y que él no tiene ni la más mínima oportunidad.

(Con ninguno, porque piensa en los dos).

Respira hondo.

—¿Kacchan?

¿Cómo podría tener una oportunidad con Deku? Sobre todo si sigue diciéndole «Deku» en su cabeza —porque por más que el muy idiota lo haya resignificado y se haya apropiado de aquel insulto, Katsuki sabe muy bien que es un insulto y que quería destrozarlo la primera vez que se lo dijo—. ¿Y con el imbécil de Todoroki? Contiene otro gruñido de la pura frustranción.

Oye una puerta abrirse. Y luego cerrarse.

—Midoriya... Ya puede estar en cualquier parte del edificio.

—¡No, estoy seguro de que lo perdí por aquí! ¡Esto no es normal! ¡Nunca le había visto esa cara! ¡Y nunca había huido sin gritarnos algo antes!

Maldito.

«Deja de buscarme», piensa.

Pero sigue oyendo las puertas abriéndose y cerrarse. Lo van a encontrar eventualmente. Así que respira hondo e intenta poner la expresión que lo delate menos.

(No lo logra).

Entonces se abre la puerta de ese closet de limpieza y lo primero que ve es la cara preocupada de Deku. (¡¿Cómo puede preocuparse por él si Todoroki lo estaba besando?! ¡¿Qué no tiene ojos?!). Y lo segundo que ve es el rostro del maldito Mitad y Mitad. Parece desconcertado. (Katsuki no sabría decir si también hay preocupación en sus ojos).

Oh My God They Were Interns [Todobakudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora