En el capítulo anterior ocurrieron cosas intensas y Chloe obligó a nuestros queridos inútiles a aceptar el trato: se largaban dejando todas sus cosas allí y a cambio ella dejaba a Ainoa. Los protagonistas, abatidos por la derrota, dejaron allí las mochilas, las tiendas de campaña y todo con el fin de parar con aquello. Chloe dejó a Ainoa y se dirigió a la caravana donde estaba Daniel observando el destrozo. Éste se la quedó observando.
–Hicieron un destrozo, la verdad que sí –asumió Daniel mirando el asiento descolocado.
–Hmm. ¿Ahora me comprendes? –trató de justificarse Chloe.
–Sigo calificando de barbarie lo que acabas de hacer. No estoy de acuerdo con la violencia bajo ningún concepto pero sí es verdad que les vendría bien ser más responsables en la vida.
–Siempre tan cachito de pan... –dijo Chloe acercándose a Daniel –. Eres un huevón encantador y muy caballeroso –enarcó una ceja
–No te confundas, Chloe.– la separó–. ¿Qué les dijiste? ¿Que se fueran dejando todo?
–Exacto –se cruzó de brazos sintiéndose orgullosa de ello–. Nos servirá para pagar los desperfectos de la caravana que ellos mismos destruyeron. Y así de paso tener un dinerillo extra. Es poco ético pero me la suda, no haber hecho lo que hicieron.
–Chloe, eso es robar, ¿¡Qué mierdas te pasa!? ¿Como van a pasar la noche? ¿¡Al aire libre!?
–Vamos, será divertido verles suplicar –comentó con una risilla al final.
–Me niego a hacer eso –respondió Daniel de manera tajante–. Dejémosles al menos una tienda de campaña y a cada uno su saco de dormir. ¿Qué pasaría si les ocurriese algo? ¡Seríamos culpables, Chloe!
Chloe cerró los ojos y con su brazo señaló a los chicos.
–Pues vas y se los dices tú. A mi ya me han cogido alergia –dijo volviendo a su cuarto–. Y ahora si me disculpas voy a dormir un poco más a ver si se me pasa el cabreo.
Daniel ni si quiera respondió, salió por la puerta de la caravana en busca de los muchachos que habían dejado todo.
–¡Gente esperad! –gritó Daniel. La gente se dio la vuelta excepto Ainoa y Mireia que estaban bastante afectadas.
Jaime y Sara que iban los últimos, se acercaron a él extrañados. Jaime aún con mala ostia.
–¿Qué quieres? –dijo Jaime colocándose por delante de Sara–. ¿Aún no tienes bastante?
Daniel retrocedió unos pasos al verlo algo agresivo.
–No, escuchad. Soy consciente de que Chloe se ha pasado. Llevaros el saco de dormir y la tienda de campaña.
–Vete a la mierda –dijo bastante serio–. Pero la tienda me la quedo que por la noche hace frío– dijo yendo directo a donde estaban las tiendas.
–¡Jaime! –le reprochó Sara.
Jaime se dio la vuelta encogiendo los hombros.
–Oye. Es verdad, dormiremos acurrucadicos. ¿Que luego volveremos y los hincharemos a putazos? Que no quepa duda. –se dirigió a Daniel–. Daniel, hijo de puta, reza porque no nos volvamos a ver.
Daniel arqueó una ceja.
–Aprovecha este obsequio. Chloe os hubiera dejado sin nada.
–Lo normal es que no os quedárais con nuestras cosas. Pero no os preocupéis, disfrutadlas mientras podáis, cabrones. –Miriam secundó a Jaime y fue con él por la tienda y los sacos.
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La Acampada.
HumorUn grupo de amigos cansados de la vida en un aburrido pueblo, sin nada que hacer y a 40º en verano, deciden coger una caravana e irse de acampada a una de las montañas mas bellas de España, Sierra Nevada. Pero resulta, que la inutilidad de todos los...