Día 2 (Mañana 1/2): Planchazo en un mar de bragas

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–"Oie zhy, Cristian Grey, dámelo todo. OOOOOghhh qué buenos abdominales..."

–"Ahora vas a ver, querida –se baja los pantalones quedándose en calzoncillos"

–"BFFFFFaghsgasiquhfuheifhsas –Se derrite"

–"Hmmm ¿Mireia dices que te llamas?"

–"Seh, ahora ven a mi cama y desnúdate y dámelo todo papuh. Hahme el amoh"

–"Hmmm. Yo no hago el amor, nena, yo follo duro."

–"Oghhh que poeta. ¡¡Me pongo to cachonda!!"

–"Vamos, nena, vamos a darlo todo"

–¡¡Sí!!– Cristian desliza suavemente su mano por el pelo de Mireia, y comienza a desnudarla poco a poco. Mientras la mano va deslizándola suavemente del cabello a zonas más íntimas, mientras éste comenzaba a susurrarle al oído...

–Mireia.

–"Ooo yeah" –Cristian Grey se quitó los calzoncillos dejando al aire libre sus 30 cm de herencia africana para embutírselos en su frigorífico.

–Mireia, despierta.

–"Uuuy que gran pene, por Dios"

–¡Mireia, es tarde! ¿Qué hablas de penes? ¡Vamos arriba!

Mireia comienza a abrir los ojos y ve a Ainoa despertándola.

–¡AAAh! ¡¡Coño!!

–¿Qué estabas soñando? ¡Venga a desayunar, vamos a hacer una excursión!

–Oh, venga ya, estaba soñando con que hacía cosas nazis con Cristian Grey, no jodas.

–Venga a desayunar. 

Ambas salieron de la tienda y comenzó a verse una mañana fresca, con un sol comenzando a pronunciarse por el este y algunas nubes junto a la montaña. Justo en frente estaba la caravana junto a los chicos sentados en una mesa  de plástico y Jaime saliendo de la carvana con la tetera calentita y las galletas para desayunar.

–¡Vamos Mireia, hora de desayunar, hoy toca ir algo lejos!

Mireia estaba medio mojada todavía por el sueño con ese tal sujeto. Asintió con la cabeza y se limitó a sentarse junto a los demás. 

–Bueno, ha costado que te despiertes –comentó Jaime–. ¿Ha pasado algo? –Mireia negó y Jaime se encogió de hombros cogiendo la tetera y sirviéndose un poco de chocolate caliente. El resto también quería así que procedió a servir a los demás–. Cinco galletas por persona, de momento. Ya veremos si sobran algunas.

–Ok –asintieron de buen humor. Acto seguido se repartieron las galletas y comenzaron a desayunar en el frescor de la mañana y los primeros cantos de los pájaros, acompañados de una suave brisa dando un ambiente relajante.

–¡Hay coño! ¡Puto viento! ¡¡Mi pelo!! –se quejó Braulio enfadado debido a que el viento zarandeaba su cabello haciéndolo bastante molesto

–Ya ves joder, ¡Que se me riza el pelo maldita sea!–se quejó también Jaime

Bueno, ejem, quizá no tan suave brisa, continuemos

–Oye gente, tengo una idea –exalta Braulio. Los chicos lo miraron y enseguida pusieron cara de poker–. Tranquilos, que no es nada raro –suspiraron–. He pensado en que podríamos ir al Mulhacén a ver si esa leyenda que dijo el guarda era cierta, quiero decir, no me creo que exista esa cosa.

–Braulio, eso es raro –dijo Jaime–. Pero me mola.

–Yo creo que nos han tomado el pelo –dijo Sara–. No sé, me parece extraño, podríamos ir a comprobarlo. Aunque creo que, por otro lado, si nos avisó fue por algo.

La Acampada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora