Capítulo 28

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Me bañe, me vestí a petición de Timotheé me puse botas negras y chaqueta de cuero. Los combine con una camisa verde y mahones. Él se puso una chaqueta negra de cuero, mahones pintados de color gris, tenis y una camiseta azul. En la puerta justo antes de la salidas me entrego el casco para la motora.

Cuando llegamos a el estacionamiento me ayudó a ponerme el casco. Puse mis manos alrededor de su abdomen. Me sonrió, encendió la motora y condujo hasta el restaurante. Cuando la moto se detuvo me quite el casco. Para mi sorpresa es el mismo restaurante que me traía Mark. No que sea exclusivo de ese momento.

—¿No te gusta? Por qué podemos ir a otro lugar— expresó nervioso.

—No, no para nada este lugar y yo tenemos historia—agarre su mano— y ahora tú eres parte de eso.

Timotheé sonrió.

— No me digas que te cásate aquí o algo así.

Negué con la cabeza.

—Pero antes y después de casarme veníamos aquí— dije con delicadeza.

— Bueno podemos ir a otro lugar— lo interrumpí.

— Timotheé quiero estar contigo aquí. No nos tenemos que ir por eso. Creamos memorias. Juntos, digo ¿Acaso ese no es el plan?—pregunte encogiéndome de hombros.

Me besó, así agarrados de manos caminamos hasta la entrada del restaurante. El mesero nos llevo hasta nuestra mesa. Está vez casi en el medio del restaurante. Nos trajeron el menú, Timotheé está tan concentrado leyendo la carta de vino. Tanto que no ha notado que estoy mirándole.

Su cabello rizado está un poco más largo. Sus rizos caen por todos lados sobre su cara. Cuando se concentra pone su mano en su mentón. Frunce el ceño como si estuviera dialogando con él y cada respuesta se refleja así. Es hermoso y por eso suspiro Timotheé apartó su mirada de la carta y me sonrió. Como si supiera lo que pienso o siento.

— Así que...—  puso su codo sobre la mesa y apoyo su cara en sus manos— ¿Nuevas memorias juntos?— pregunto enarcando sus cejas.

—Ese es el plan— conteste imitando su pose.

— Me gusta ese plan— puso una gran sonrisa— pero debo preguntar ¿Estás bien?— pregunto señalando el lugar.

—Por supuesto es de mi lugares favoritos con mi compañía favorita— comenté.

— Ash, de verdad tengo sentimientos por ti— murmuró.

—Lo sé— fue lo único que pude decir.

No pude abundar, no puedo decir que yo también. Por qué necesito un poco más de tiempo. A la vez se que está es su forma de decirme no me rompas por favor. Tengo tanto miedo de hacerlo todo mal. Por qué esto puede ser bueno y real.

— De acuerdo ¿Que te parece la pasta con salmón?— pregunto viendo la carta de nuevo.

— Aprobado.

Timotheé llamo al mesero para ordenar.

— ¿Como vas con la exposición?

Timotheé suspiró

— Quiero hacer veinte piezas y solo llevo ocho y medias.

— Tienes tiempo y talento— comente agarrando su mano.

— Confió que este fin de semana me des inspiración para terminarlas— expresó de manera coqueta.

Me sonrojé, quiero besarle casi todo el tiempo. Me siento como una niña que las hormonas le pueden más. Y me gusta mucho como se siente. Como pinta esto para nosotros. El mesero regreso con nuestros platos.

Comíamos y hablamos de temas triviales. De los viajes y destinos que queremos hacer. Del arte, de la música clásica de fondo, la decoración, la cara de la gente que parece absorta en sus rutinas. Y luego nosotros, dándole forma a algo que no sabemos que es. O que aún es muy rápido para etiquetar.

— De acuerdo debemos irnos o no llegaremos a nuestro destino— comentó viendo su celular.

— Podemos ir a ese lugar o podemos regresar al apartamento y explorar ese armario más a fondo— dije con una sonrisa pícara.

Timotheé se sonrojó.

—Suena tentador, pero será para después. Prometo que no nos tardamos dos horas en lugar.

Hice una mueca de desagrado y Timotheé rió. Él mesero regreso con la cuenta. Timotheé me extendió la mano y la tome. Cuando salimos del restaurante me quedé de pie viendo como agita su melena y se sube a su moto. Es el momento perfecto para capturar por siempre. Busque mi celular y no lo encontré.

— ¿Todo bien?— pregunto frunciendo el ceño.

— Espera, espera deje mi celular—dije entrando de prisa al restaurante.

Al entrar fui directo al mesero que nos atendió y por suerte lo ha guardado. Rápido que me lo entrego comencé a mirar como de costumbre los mensajes  y llamadas. Seguí caminando mirando en celular, tropecé con alguien.

—Discúlpame no te vi—dije sin mirar a la persona

–No te preocupes... espera ¿Tú eres Ashley?– pregunto

Aparte mi ojos del celular para mirar al hombre que conoce mi nombre. Entonces me di cuenta que es el fotógrafo de la boda de Stephanie.

—Sí, tu eres el fotógrafo de la boda de Stephanie–hice una pausa para intentar recordar su nombre– Christian ¿Cierto?

–Veo que te acuerdas de mí, lo que es bueno porque yo no me he olvidado de ti– dijo con una sonrisa coqueta

–Ah, bueno...– no termine de hablar porque comencé a tartamudear y a ponerme nerviosa.

¿Qué demonios? Ash cálmate no es para tanto. Es lindo y halagador, pero afuera está un ángel hecho hombre. Que probablemente le he dado más razones para irse y se ha quedado. Aunque el joven presente se vea encantador dudo que pueda provocar el mismo sentimiento. Así que puede coquetearme todo lo que quiera, no funcionará.

–Ya revele las fotos que te hice en la boda, por si quieres verla.

–Si claro, cuando vayas a llevarle a Stephanie la fotos de su boda, le dice que me avise y llevas las mías.

–Claro– miro hacia dentro del restaurante y sonrió– ¿Quieres comer algo?

–No de hecho me tengo que ir están esperando por mí, pero gracia por la invitación.

–Bueno entonces será en la próxima fue un placer verte Ashley– me dio un beso en la mejilla

–Si bueno adiós– dije y en ese momento vi a Timotheé entrar.

Me aleje de Christian y comencé a caminar hacia Timotheé que no mira con curiosidad  a Christian. Le hice seña para que vea que tengo el celular. Sin embargo, él esta viendo hacia otro lado y me di cuenta que es a Christian. Y que de paso él me está viendo a mí. Christian dijo adiós con la mano y no me quedo de otra que hacer lo mismo.

—Ya encontré mi celular.

– ¿Ese el fotógrafo de la boda de tu amiga?— pregunto algo serio.

— Si, dijo que ya tiene las fotos listas, ¿Recuerdas que nos saco una besándonos?— dije acercándome un poco más él.

Timotheé sonrió, me dio un beso fugaz y agarro mi mano. Salimos casi corriendo del restaurante. Antes de subirnos a la motora nos dimos tantos besos cortos entre risas. Admito que me encanta poner mis manos sobre su abdomen y que sea él quien guíe.  De alguna forma se siente seguro, aunque andemos en una motora.

El Amor Te RecordaráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora