Capítulo 32

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Nota: Disculpen la tardanza, no he podido actualizar casi por que hace poco me diagnosticaron con un problema en las manos. Escribir me cuesta, es doloroso y en los días mas tolerables escribo.

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Me subí a la tarima, espere a que Michael diera su pequeño discursos. Desde donde estoy parada puedo ver a todos. A ex colegas, a exes, amigos y no tan amigos y a él. Está han concentrado escuchando a Michael o eso parece. Me pregunto ¿Que estará pensando?, ¿Que siente?, ¿Está triste, abrumado, decepcionado?, ¿Que quiere hacer con nosotros? Las dudas inunda mi cabeza y siento que me ahogo.

Michael dijo mi nombre y todos aplaudieron. Ladee mi cabeza y puse mi mejor sonrisa. Salí a la tarima como si no estuviera muriendo por dentro. Puse mi mejor cara para disimular que Londres me está quitando demasiado. Ahora tengo que decir por qué amor estar aquí, cuando no es real. Me acerqué al micrófono.

— Cuando era universitaria mis profesores me convencieron a llenar está beca. Vieron el potencial que yo no creía tener. Shirley misma vio en mi mucho más de lo que yo aspiraba. Confiándome más de una tarea,  diversificándose en el campo. Hoy me complace decir que nuestro proyecto de consultas al hogar ha sido un éxito. Proyecto que se me confió desde el principio. Este hermoso proyecto ahora, en mi partida será capitaneado. Por una excelente profesional, Tara Yang. Quién a demostrado ser una de las mejores doctoras en la familia Duchannes.— me hice a un lado para que Tara se acercara al micrófono.

— Agradezco a todos por creer en mi y otorgarme esta gran oportunidad.— deje de escuchar a Tara.

Me enfoqué en las caras conocidas y no tan conocidas. Me enfoqué en Nathan que mira a Tara y a mí con angustia. Miro a Timotheé que esta a lo lejos viendo todo y nada. Con una expresión tan seria que me preocupa. Espero que sepa que no quiero dejarle.

Shirley subió al escenario, comenzó hable de los futuros proyectos. Y sin previo aviso anuncio mi partida a Alemania. Sonreí, salude al público y fue lo más incómodo que he hecho. Esta es su forma de decirme que me esta dando otra oportunidad. Si no la tomo, adiós carrera.

Es como si no pudiera tener las dos cosas, si escojo la carrera puedo perderlo. Y si lo escojo pierdo la carrera. Ambas opciones son fatales. Michael, nos saco del escenario. Baje a la misma vez que Tara. Esta no me miro, no me hablo, Bruce estaba esperando por ella. Él susurro un disculpa y asentí.

Me abrí paso entre la gente y llegue hasta Timotheé. Esta hablando con el mesero y una chica. Mientras termina su trago. Se ve muy serio, me sonrió de medio lado.  Cuando me acerque puso su mano sobre mis hombros.

— ¿Nos vamos?— susurre.

— Tus deseo son orden, Bambi— dijo enarcado una de sus cejas.

— ¿Que hare contigo?

Le dio un último sorbo a su trago y se acerco más a mí.

— Hoy y siempre, lo que quieras— susurro en mi oído.

Sentí escalofríos por toda mi espalda y hasta me sonrojé. Agarre su mano y tire de él hacia la salida. Él se encargo de pedir el auto. Mientras esperamos no puedo evitar mirarle y sonreír. Timothée me mira y sonrió coquetamente.

— Lamento que Alemania este en nuestro camino. De verdad que no quería arruinar esto.

—Bambi, ¿Puedes vivir un día a a vez? Hoy no me voy a preocupar por tu partida. Disfrutemos los que nos queda y luego nos preocupamos por el futuro.

Sonreí.

—Poniéndolo así— me acerque para besarlo— hay un cuarto que debemos explorar— comente de manera coqueta.

— Tus placeres son mis ordenes— dijo Timothée encendiendo el auto.

En este momento me quiero perder con él, pero no quiero que sea pasajero. No quiero que algo se interponga. Es muy pronto para hablar de amor o sentimientos fuertes. Quizás esto no vaya a durar, pero quiero disfrutarlo cada momento como si fuera el último. Como si mañana me fuera para siempre.

El Amor Te RecordaráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora