VIII

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Charlotte estaba en la biblioteca haciendo algunos trabajos con Carlos, cuando él le hizo señas para que mirara unas cuantas mesas detrás; entonces vio a Sergio que se encontraba con unos compañeros conversando pero no dejaba de mirarla, cuando se dió cuenta que ella lo descubrió se sonrojó y regresó la vista a su cuaderno de apuntes.

- Parece que el chico acosador está super enamorado de ti - le dijo Carlos con malicia.

- No lo creo, es un tonto que no puede dejar de mirarme - contestó Charlotte con enfado - Ayer le escribí pero ignoró por completo mi mensaje.

- Le escribiste, vaya, eso es nuevo en ti. ¿Y qué le dijiste?

- Solo le pregunté cómo estaba, pero ya te dije que no me respondió. Si no te importa, tengo cosas que hacer - Se levantó y se fue de la biblioteca.

En el camino hacia su auto, iba pensando en que no tenía ningún sentido que se sintiera intrigada por Sergio; pues él se le había acercado sin razón, actuaba como un acosador, y cuando ella parecía interesada en conocerlo mejor, él simplemente la ignorara. Iba furiosa y distraída, por eso no vió unos escalones y tropezó. Pero entonces sintió que alguien la agarraba para evitar que cayera al suelo.

- Ves las cosas que te pasan por siempre ir enojada - era Sergio quién le había hablado.

- Gracias. Por tu ayuda, no por ser fastidioso - contestó ella.

- ¿A dónde ibas con tanta prisa? Ven, deja que te ayude.

- Estoy bien, puedo caminar yo sola, gracias - le dijo con sarcasmo.

Él ignoró su protesta y le ayudó; y la verdad era que Charlotte no se sentía bien, tal vez Sergio había evitado que se cayera, pero de todas formas se le dobló el pie y sentía una gran molestia al caminar, por eso se dejó ayudar a regañadientes. Cuando llegaron al auto, ella le agradeció y se disponía a irse, cuando él la detuvo.

- Oye Charlotte, me preguntaba si te gustaría salir a comer algo alguna vez - le dijo algo nervioso - No en una cita, sino como amigos, ya sabes.

- Si claro, esta bien, tu dime cuándo.

- ¿Qué tal el viernes en la tarde? Escríbeme si puedes, pero tu elige el lugar - le dijo - Ya debo irme, que tengas un lindo día Charlotte.

Charlotte se quedó paralizada junto al carro, ¿por qué la había invitado a salir? ¿Acaso ella le gustaba? No quería averiguarlo, tampoco quería salir con él en plan cita; pero después de pensarlo un poco, cualquier excusa era buena para pasar por comida mexicana.

Lo llamó pues no iba muy lejos y le dijo que sí, que el viernes se verían en el Kiosco Mexicano del centro comercial. Él asintió y le hizo un gesto de despedida con la mano.

No estaba muy segura del por qué había aceptado a salir, si bien él dijo que era en plan de amigos, ella no se lograba convencer del todo. No era muy experta en eso de las citas, solo estaba acostumbrada a salir con sus compañeros, que conocía bien y no tenía temor en ser ella misma.

Aunque por el momento no tenía ningún interés romántico con Sergio, tampoco quería arruinar las cosas, debería encontrar una manera de sobrevivir a la cita sin ponerse de mal humor. Se quedó sin saber que hacer y pensó que lo mejor sería buscar a Emily, su hermana sabría darle un buen consejo para la situación.

No tenía ni idea de dónde podría estar su hermana, se dedicó a andar a toda prisa el campus en dirección a la facultad de derecho; si contaba con algo de suerte, su hermana estaría por ahí cerca con alguno de sus compañeros.

A 400 TEXTOS DE DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora