III

35 4 0
                                        

Ese día Charlotte llegó temprano a la universidad, por lo que tendría unas horas libres antes de que comenzaran las clases. Se dirigió a la biblioteca para leer, tomó el primer libro de economía que vio y se sentó en una de las mesas que estaban libres.

No llevaba mucho tiempo ojeando el libro cuando sintió que alguien se sentó a su lado, pensó que era Emily así que solo le preguntó qué quería.

- Con esa actitud no vas a hacer muchos amigos.

Escuchó la voz de un hombre y alzó la mirada, descubrió que se trataba de un chico moreno, unos años menor que ella; lo reconoció porque solía observarla cuando creía que ella no lo notaba, hizo una mueca de disgusto pero decidió que no perdía nada siendo amable.

- Disculpa, creí que eras mi hermana, ¿qué tal?, soy Charlotte - se presentó.

- Lo sé... digo... te conozco - balbuceó - soy Sergio.

Charlotte sonrió y volvió a dirigir la mirada hacia su libro; no tenía idea de porqué ese chico se le había acercado, no lo conocía y no estaba entre sus planes hacerlo, pensó que si tal vez era ruda él se cansaría y se iría. Pero Charlotte nunca se imaginó los planes que Sergio tenía, ni por qué se le acercó esa mañana.

- Y, ¿qué lees?

- Un libro de economía, cualquiera creería que el título en la portada lo hace muy obvio - pensó - Es lo que estudio.

- Interesante elección, yo estudio ingeniería electrónica.

- Bien - Respondió sin interés, cualquiera hubiera sido la razón por la que ese chico se le acercara, no tenía ni la más mínima intención de averiguarlo - Disculpa, debo irme.

Charlotte empacó sus cosas, se estaba levantando cuando sintió que Sergio la halaba del brazo y la obligaba a sentarse de nuevo.

- Pero tus clases aún no comienzan.

- ¿Y tú cómo es que sabes eso? - Charlotte comenzó a alterarse más y le gritó al chico- Mira, Sergio dijiste, no sé quién seas ni quien creas que soy, pero te advierto de una vez, déjame en paz.

Tomó sus cosas y salió de ahí tan rápido como pudo, se tropezó un poco pero no le importó; siguió corriendo hasta que llegó al edificio de su facultad, donde esperaba encontrar a alguno de sus compañeros. Carlos su amigo se encontraba en una de las mesas de la cafetería, se le acercó y fingió estar buscando algo en la maleta mientras trataba de recuperar el aire.

- ¿Pero qué rayos te pasó? Luces como si hubieras corrido una maratón.

- No es nada Carlos, solo caminé más rápido de lo que acostumbro - Pensó que tal vez sería una buena idea contarle a su amigo lo que le había sucedido en la biblioteca, él conocía más de chicos de lo que le gustaría admitir, y podría darle un buen consejo.

- Si claro, supongamos que te creo - le dijo Carlos en un tono sarcástico.

- En realidad, estaba yo... eh, en la biblioteca... cuando eh... - no lograba encontrar las palabras adecuadas - Olvídalo, fue una tontería. Un chico que no conozco para nada parecía conocerme muy bien.

- Eso suena a historia, ven, siéntate con tu buen amigo Carlos - y le hizo señas para que se sentara a su lado.

Charlotte suspiró y se sentó, a fin de cuentas Carlos era de los pocos compañeros con que se llevaba bien, solo lo tenía a él y a Emily, pero su hermana probablemente le diría que aprovechara que un chico mostraba interés en ella y no estaba de humor para eso. No era dramática, pero no le gustó la forma como este chico hablaba de ella, quizás el problema fuera mayor y no alcanzaba a darse cuenta. 

A 400 TEXTOS DE DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora