Charlotte se culpaba a sí misma, se hizo una película en la cabeza en la que lograba ser mejor persona, entablar una amistad con Sergio, conocerlo mejor y porque no, hasta ser más que amigos. Pero después de lo que había visto esa tarde en el café, sabía que tenía que dejar de hacerse ilusiones con gente que no conocía.

Primero había sido Adam, se imaginaba que algún día por fin lo iba a conocer en persona, que él mágicamente se enamoraría de ella, y que tendrían una muy bonita relación a pesar de la distancia. Pero las cosas jamás eran tan simples, él había dejado de escribirle, o al menos ella había dejado de mirar los mensajes que recibía; se había obligado a superarlo y sentía que los dos estaban mejor así, separados, sin conocerse más, desconocidos.

Luego había conocido a Sergio, y a pesar de que parecía un acosador, se veía que era buena persona. No habían hablado mucho, ni tampoco creía que tuvieran cosas en común, pero por superar a Adam, se había forzado a enamorarse de Sergio. Y ahora él justo después de invitarla a salir, andaba por ahí con otras chicas.

Lo había visto esa tarde en el café, distraído con una chica pelirroja, parecían muy buenos amigos y hasta más que eso. Él tenía esa mirada tonta que siempre ponía ella cuando hablaba con Adam, así que sabía que estaba enamorado de ella; ¿por qué sentía celos? si ni siquiera eran amigos, y además, como le había dicho a Emily, él no era el que le gustaba.

Al otro día tenía la supuesta cita de amigos con Sergio, no quería ir pero tampoco sabía que excusa inventar; si ese día se lo alcanzaba a encontrar en la universidad, diría la primera mentira tonta que se le viniera a la cabeza.

Ya estaba quedándose dormida, cuando escuchó que le dieron unos suaves golpes a su puerta y entraron. Cuando pudo ver quién había entrado, saludó a su hermana y le sonrió.

- ¿Estás bien? - le dijo Emily.

- Si, yo solo estoy un poco... cansada - contestó.

Emily terminó de entrar, ajustó la puerta y se recostó junto a Charlotte. Conocía lo suficiente a su hermana como para saber que no le diría lo que sentía por mucho que le insistiera.

- Hoy tuvimos un caso interesante en clases - empezó Emily - Un demente asesinó a su hermana porque le robó unos caramelos, imagínate. Suerte para ti que no me gusta el chocolate.

- Vaya, debería hacer eso cada que te comes mis Doritos - Y así se pasaron un buen rato, hablando de todo y a la vez de nada, hasta quedarse dormidas.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

- Emily - dijo, y recibió un quejido como respuesta - Despierta ya.

Emily se desperezó, y golpeó a su hermana por haberla despertado temprano.

- Anda ya, que tengo clases - le dijo Charlotte.

- Pero yo no, déjame dormir en paz.

- Pues vete a dormir a tu habitación - contestó.

Cuando Emily por fin salió de su cuarto, Charlotte se dispuso a organizarse, vio que tenía muchos mensajes nuevos pero decidió ignorarlos. Ese día tenía una cita, una a la que por supuesto no iría, o al menos eso se estaba diciendo en el camino a clases.

Ya iba llegando a su facultad, escuchó que alguien la llamaba; volteó y vio que se trataba de Sergio, rodó los ojos y esperó a que él se le acercara.

- ¿Qué tal? - la saludó.

- Bien - le dijo y empezó a caminar.

- Oye, aguarda - la llamó Sergio y ella lo miró mal - No estás de buen humor hoy.

- No, y menos contigo - contestó.

- Wow, gracias.

Charlotte siguió caminando, esperaba poder librarse de él, tal vez se cansara de seguirla, pero Sergio tenía otras intenciones, quería o más bien debía, asegurarse que ella fuera a la supuesta cita de amigos que habían organizado.

- ¿Estarás con ese humor todo el día o crees que para las 5 ya te caiga bien de nuevo?

- Todo el día - le dijo - No tengo ni idea porqué me debes agradar para las 5.

- No te hagas la difícil Char - dijo Sergio medio en broma - ¿Acaso olvidaste que me suplicaste para que fuera contigo al Kiosco Mexicano?

- Tú me invitaste y sigo arrepintiéndome de haber sugerido mi restaurante favorito para eso - le dijo ya enojada - Ahora si me disculpas, debo ir a clase.

- Él tenía razón, si es tu restaurante favorito - pensó Sergio en voz alta, y se arrepintió en cuanto vio que ella volteaba a verlo.

- ¿Quién él tenía razón?

- Hablaba de tu hermana, dije Emily tenía razón.

- Eso no fue lo que dijiste - dijo Charlotte - Como sea, adiós.

- Espera, ¿no piensas ir?

- Dame una buena razón para que vaya contigo.

- Creí que no buscarías una razón para ir por comida mexicana, si es que en verdad es tu favorita.

- No, no necesito una razón para querer tacos - respondió ella y alcanzó a esbozar una pequeña sonrisa.

- Bien, entonces te veo a las 5 - dijo Sergio, y se marchó.

Charlotte sacó su teléfono y le escribió a su hermana, no planeaba ir a esa supuesta cita de amigos, pero tenía una idea a la que Emily seguro no se negaría.

A 400 TEXTOS DE DISTANCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora