Adam y Sergio recién habían salido del Kiosco Mexicano cuando se encontraron con unos chicos que estaban haciendo una campaña anti San Valentín y llevaban consigo globos negros y letreros que decían que no estaba bien reducir el amor a una sola fecha del año.
- Imagínate, que alguien ponga todos sus esfuerzos y dinero un solo día del año para desaparecer los otros 364 – comentaba una de las chicas que iba pasando – No tiene nada de sentido.
Adam volteó a ver a su amigo que lo miraba con la risa contenida, eso era exactamente lo que él estaba haciendo. No es que pensara desaparecer de la vida de Charlotte después de ese día, pero si sabía que no iba a poder quedarse; su familia, sus amigos, su universidad, estaban en otra ciudad. Quería a Charlotte, pero tampoco tanto como para abandonar todo por ella.
- Vaya, crees que si exista un chico que este tan enamorado como para hacer un millón de cosas en San Valentín y luego viajar de vuelta a su casa – le dijo Sergio - Ah sí, tú eres ese demente que huirá mañana.
- No voy a "huir" – respondió – Solo no puedo quedarme, tengo que volver a clases el lunes, y por mucho que quisiera permanecer aquí, jamás me lo permitirían.
- Espera, ponle pausa a tu cursilería, ¿en serio te quieres quedar solo por Charlotte?
- No lo sé, una parte de mí si quiere quedarse, pero hay tantas cosas que me hacen arrepentirme.
- Si, como el hecho de que no sabes cuánto pueda durarles este enamoramiento.
- ¿A qué te refieres con eso?
- Mira te quiero, pero tienes que admitir que todo esto es una locura. Apenas conoces a la chica, no la has visto ni una sola vez y no sabes nada sobre su vida real.
- O sea que crees que cuando la vea me voy a desencantar como si fuera un estúpido que solo se fija en la apariencia.
- No, no es eso – contestó Sergio un tanto molesto – Digo simplemente que no sabes cómo es ella en realidad, conoces a la Charlotte de redes sociales, pero los dos sabemos que nadie es 100% lo que muestra en internet.
- Ahora dices que ella es falsa y aparenta ser otra cosa. ¿Estás celoso acaso?
- ¡Pero qué carajo estás diciendo! – Le contestó enojado – O estás en tus días o no entiendes nada de lo que estoy diciendo. Piensa en esto: la Charlotte que conoces por redes sociales no es todo lo que ella es, la pregunta que tienes que hacerte es si la vas a querer aún con todas esas cosas sobre ella que aún no sabes que tiene.
Adam se quedó pensando, aunque había entendido solo la mitad de lo que Sergio le había dicho, debía que admitir que tenía razón. No conocía a Charlotte de verdad, conocía muchas cosas de ella, pero una cosa era hablar a través de una pantalla, y otra muy diferente era tenerla frente a frente.
No podía darle más vueltas al asunto, solo había una cosa por hacer: ir a casa de Charlotte y decirle de frente que la quería. Había retrasado eso toda la mañana porque no estaba seguro de cómo iba a reaccionar, pero tenía que arriesgarse, perdía más con no intentarlo. Le quedaban solo como 24 horas en esa ciudad antes de tener que tomar el autobús que lo llevaría a casa, tenía que hacer todo bien y no podía perder ni un solo segundo.
Arrancó a correr hacia la salida del centro comercial, Sergio lo alcanzó y lo detuvo.
- ¿Qué haces, por qué corres? Parece como si te hubieras robado algo.
- Tengo que ir a casa de Charlotte, tengo que decirle que la quiero.
- Bien entiendo, pero ni siquiera intentes abandonarme. Necesito asegurarme que no metas la pata de nuevo.
Adam rodó los ojos, sabía que Sergio solo quería ayudarle pero quería hacer eso solo – Está bien, ven conmigo pero una vez que ella abra la puerta te irás.
Sergio asintió y acompañó a su amigo a tomar un taxi; le dijo que la casa de Charlotte estaba a solo unas calles del centro comercial pero Adam no quería perder tiempo caminando.
Si hubiera ido caminando, unas calles más arriba se hubiera topado con Charlotte, quien minutos antes había salido de su casa rumbo al centro comercial para buscarlo.
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A 400 TEXTOS DE DISTANCIA
RomanceA veces te encuentras con la persona perfecta en la distancia equivocada.