Camino hacia Hallownest

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Una vez más estaba en ese lugar lúgubre, su sueño otra vez lo atormentaba, esperaba escuchar los gritos de su hermano o quizá su padre trataría de convencerlo, pasaron los minutos y él seguía esperando la aparición de su padre o de un grito de su hermano en aprietos, pero nada de eso, solo había silencio, solo él y la oscuridad. O quizá no fuese así del todo, le tomó tiempo pero finalmente pudo ver a una figura dentro del sueño, no era el rey pálido, era su hermano, que miraba fijamente el techo de la sala en la que estaban.

Que de interesante tenía él techo para fijarse atentamente en el?, su respuesta fue revelada cuando miró también hacia arriba, ahí en la profunda oscuridad había un pequeño punto luminiscente sobre sus cabezas, un pequeño as de luz apenas visible que era devorado por la oscuridad del lugar, pero daba el presentimiento de que aquella  pequeña bola de luz iba incrementando su brillo mientras más pasaba el tiempo. No se quedó mucho tiempo viendo aquella luz por qué de inmediato volvió a ver otra figura más en la distancia, una similar a la suya, como un punto blanco en la distancia observó la figura recta del caballero caminando por aquel raro mundo onírico, trato de alcanzarlo pero estaba demasiado lejos, sin que pudiera acercarse el sueño llegó a su fin.

Esos sueños se habían vuelto una molestia muy grande y ni siquiera sabía para que los tenía, al menos ya sabía que su hermano también sufría de esto, cuando despertó, su hermano estaba limpiando su aguijón con un trapo al lado de los residuos del fuego que encendieron ayer, Rae se sentó enfrente de su hermano, moviendo el carbón y las cenizas con un palo, ojalá pudiera hacer saber a Dalia que el estaba ahí, no se le ocurría nada en especial, quizá hacer señales de humo, pero si el estaba muy abajo y ademas tan lejos que el viaje era de un mes, probablemente eso sería inútil.

Tras pasados unos minutos el otro contenedor se levantó de su asiento, hizo un par de cortes al aire y empezó a caminar no sin antes voltearse a ver a Rae.

—"Veré si consigo un mapa para marcharnos, tu quédate aquí"

El mayor enemigo de Rae la espera.

—"¿¡Pero que voy a hacer mientras tanto!?"— Se agüito nomas escucho a su hermano decir que tendría que esperar

—"Has lo que quieras, solo no estorbes"— La connotación podría hacer sentir que su hermano le parecía que Rae era una carga y en cierto punto era verdad pero era más para informar que no le importaba mientras no le interrumpiera.

Era un mal momento para no tener a Albóndiga cerca, por lo menos ella podría distraerlo un poco, pero por desgracia no podría verla en muchos días, y probablemente ella la entrañaría mucho, quien le iba a atender sus caprichos si no era el, seguro Dalia pero no lo haría también como el, y ni se diga de Dalia, ahora quien estaría ahí para calmarla cuando tuviera un ataque de ira, probablemente Jade, quizá ahorita mismo estaría junto a ella atendiéndola o algo, pero aunque él pudiera reemplazarlo en eso, había en algo en lo que nadie podía reemplazarlo y eso era en que nadie le ponía más atención a ella cuando cocinaba, y nadie disfrutaba más su comida que el, sin el quien le subiría su ego y quien se terminaría la comida si no era el, quien devoraría todos los platillos de casa, albóndiga no, ella solo podía comer una ración medida cada día si no se convertía en Albóndiga y claramente Jade no era de los que comen demasiado.

Hablar de comida de pronto despertó en el unas ganas de devorar algo, su atención se centro en buscar algo con lo que saciar su hambre, después de mucho tiempo pondría en práctica lo que aprendió cuando estuvo castigado, aprender a cazar. Normalmente en su tribu se hacía una especie de iniciación para empezar a casar y normalmente se hacía con el pase a la madures, pero como hábil guerrero e impaciente de primera no iba a esperar tanto y fue de cacería desde mucho antes, de todos modos quería hacer esa iniciación en la cacería cuando creciera, aunque ya tendría experiencia de adelantado.

Rae, historia de una vasija Donde viven las historias. Descúbrelo ahora