Sacrificio

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Rae cayó en las trampas de las mantispa dejando a Asher a la merced del resto, un grupo entero había pasado de él y se había colocado enfrente del poso por el que había caído Rae, el resto de Mantispas lo rodeó, aún así no había ni pista de los artífices del plan. Eso lo ponía un tanto nervioso, en su amplio conocimiento sobre las costumbres y tácticas de las Mantispas quería decir que probablemente estuvieran planeando alguna otra trampa y eso por supuesto eran malas noticias.

Tenía bien en claro sus prioridades, primero escapar de sus captores, dos salvar a Rae, y finalmente huir con vida, decirlo sonaba fácil pero no tanto pensar en cómo hacerlo, se sentía atrapado entre cuatro muros y a cada segundo iba empeorando, el estrés de no saber cómo salir, con la preocupación constante de tener que pelear y salvar a su hermano, hacia qué se preocupara más en calmarse que en el propio acto de pensar en una forma de salir.

Tan absorto estaba que no vio venir un golpe con un garrote que le vino desde el frente, el golpe del impacto lo dejó aturdido, dejó que sus preocupaciones lo consumiera y por eso sus adversarios lograron noquearlo, se golpeó a si mismo uno por estupido y dos para quitarse de encima el mareo aunque eso no tuviera mucho sentido, de hecho no lo tuvo y tardó más de lo esperado en levantarse, las Mantispas no trataron de hacer nada, estaban demasiado ocupadas riéndose de él, no podía decir que le dolieran las burlas pero sí que le provocaban cierto sentimiento de frustración, siempre era lo mismo, desde el inicio de su viaje hasta después de conocer a Rae, de alguna u otra manera terminaba siendo humillado por su oponente y recientemente, terminaba siendo salvado por su hermano menor que a pesar de ser más insignificante y mucho más tonto que el, era mejor caballero de lo que nunca llegaría a ser, trato de alejar esos pensamientos negativos, estaba a punto de que le devolvieran el golpe por estar metido en sus problemas personales.

Aún así ese pensamiento se le quedaría grabado al rojo vivo por el resto de la batalla.

Se paro de un salto, desenvainando su aguijón, tenia a los enemigos distraídos, era la oportunidad perfecta, por desgracia no se lo iban a dejar tan fácil. Un dolor insoportable le recorrió el cuerpo al sentir como un objeto de abrió camino a través de su cuerpo ensombrecido.

Cayó al suelo a la vez que este se manchaba por las gotas de vacío que salieron disparadas. Sus lágrimas de dolor empezaron a salir de sus ojos vacíos, intento reprimirlas pero el dolor causado por aquel golpe que casi lo atraviesa de lado a lado era simplemente agonizante.

Entre lágrimas se preguntó si así era como iba a acabar, apretando su aguijón fuertemente entre sus manos maldijo a su propia incapaz para salvarse a sí mismo, se sentía inútil, pero aún así tenía que seguir luchando, parte de él se mantenía fuerte, incluso aunque el mundo cada vez más parecía estar en su contra.

—Cielos, le atravesé el pecho y todavía sigue con vida, estas cosas son en definitiva aterradoras— Oyó una voz retorcida hablarle a sus espaldas, esa voz no era de nadie más que del Campeón, lo reconocería en cualquier lado, aquel modo tan irritante y altanero de hablar.

Todo se veía perdido, no alcanzó si quiera a alzar su aguijón, sus reflejos en un acto desesperado por salvarse lo impulsaron a poner las manos enfrente a su cara para de alguna forma detener el descenso de la espada del Gladiador hacia su rostro.

No hubo tiempo para que pudiera asimilar lo que pasaba, aunque su mundo se movía a cámara lenta, su entorno cambiaba a un ritmo alarmante, como si la realidad fuera una mera ilusión las cosas empezaron a tornarse difusas, el suelo desaparecía bajo suyo, el cielo grisáceo y árboles daban lugar a un monótono negro azabache, a su vez las caras de las Mantispas se mezclaban con la oscuridad del ambiente.

Pronto no quedó nada salvo el, de no ser por qué su cuerpo le pesaba horrores pensaría que había muerto, sin embargo, si no estaba muerto ¿Donde estaba? No lo tenía claro y el ambiente no le transmitía ninguna pista, ¿o si?, tras pensarlo un momento le recordó a esos sueños en los que su padre le hablaba, hacia mucho que no estaba ahí. Estaba convencido de que era ahí donde estaba, sin embargo, ¿por qué no podía mover su cuerpo?,  a pesar de todo el dolor, se veía incapaz de hacer el más mínimo movimiento.

Rae, historia de una vasija Donde viven las historias. Descúbrelo ahora