—¿Estás seguro?
—Sí, no te preocupes, estaré bien —le dijo mientras se colocaba las zapatillas.
—Lleva tu celular, tal vez haya cobertura ya en la selva. Quiero mantenerme comunicada contigo.
—Está bien —pronunció tomando su mochila, el celular y sus auriculares.
Lía lo miró insegura, y luego lo tomó del rostro para darle un beso en la frente.
—Te amo, que la pases lindo.
—Gracias ma —sonrió suavemente, abrazándola, antes de salir del departamento.
En el estacionamiento lo estaba esperando Ketall, para llevarlo a pasear a la selva, que conociera un poco de la isla, de sus raíces. Y claro, pasar tiempo juntos.
—Sasha, ven —sonrió el azabache al ver al muchachito llegar.
El niño lo miró, inexpresivo, y luego se subió en el asiento de adelante, viendo cómo Ketall daba la vuelta para subirse también.
—Creí que tu mamá no querría que vinieras —sonrió, poniendo el auto en marcha.
—Ella no estaba segura, pero me dejó porque yo quise.
—Quiero mostrarte un poco la isla, es un lugar realmente precioso. Aunque no podré mostrártela entera, ya que tendríamos que usar una semana para recorrerla —sonrió—. Quiero mostrarte los lugares más cercanos, como la tribu de hombres, donde vivo, la de mujeres, algunos pueblos.
—Bien.
Ketall lo miró por un momento, y luego volvió la vista a la carretera.
—¿Quieres contarme un poco de ti? Para conocerte, también puedes preguntarme lo que quieras.
—¿Tengo hermanos?
—No, no he tenido hijos, es algo que no quería.
—Se nota —pronunció desinteresado, mirando por la ventanilla.
—No quise hijos porque mi pareja había sido tu mamá, y eso es algo que sólo ocurre una vez en la vida. Tal vez cuando seas más grande, lo entiendas. Nosotros no solemos casarnos como los humanos, como cuando les gusta alguien se ponen de novios y esas cosas. Los kanatitas formamos parejas por única vez en nuestras vidas, es una unión para siempre cuando encontramos a nuestras Umi'et, o en el caso de las mujeres, Shi-e'tu.
—Pues si las tratan como tú lo hiciste con mi mamá, es entendible que no vivan en pareja y sólo se junten para aparearse.
—No es así, Sasha —pronunció en un tono bajo—. Yo amé mucho a tu mamá, estaba muy ilusionado con ella, yo quería formar una familia con ella, y me dolió que se fuera de la isla, que no fuera sincera conmigo, clara. Sé que para ti ahora, los días que pasé con ella no significan nada, porque eres un niño. Pero cuando alcances la madurez, y conozcas a tu Umi'et, entenderás que sólo basta una mirada, intercambiar unas palabras, para saber que es la persona correcta, la mujer con quién quieres pasar el resto de tu vida.
—Mi mamá tenía diecisiete años, no es de este mundo, ella no tenía tus mismas ideas, y tú debiste de respetar y entender eso. Ella no estaba buscando una pareja, sólo quería aprender, tú la arrastraste a esto, no la culpes. Fuera de la isla, no es normal que una chica de diecisiete años se case. A esa edad salen de fiestas, tienen amigos, piensan en la universidad... Cosas que mi mamá no pudo hacer porque la embarazaste —pronunció con desprecio—. Si tú no lo hubieras hecho, ella no me habría tenido, y hubiese estudiado alguna carrera universitaria. Tendría una mejor vida, y no estaría viviendo en el fondo de la casa de su padre. No creas que tú sólo sufriste, Ketall, porque yo no encajo ni en donde vive mi mamá, ni aquí.
...
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Ketall
Short StoryHistoria corta, libro especial de la serie "Bestias" Inicio 11/02/20