Lía abrió la puerta, y observó el rostro de su hijo, y luego el de Ketall, sabiendo que el viaje no había sido tan bueno. Sasha se fue directo a su habitación, y la rubia observó a Ketall, expectante.
—¿Qué ocurrió?
—Básicamente, él me odia, y las cosas serían muy diferentes, si tú hubieras sido clara desde un principio. ¿Por qué no le contaste que tú me abandonaste? ¿Qué me dijiste que regresarias y no lo hiciste? Que prometiste quedarte a mi lado, que sólo me engañaste para huir.
Ella suspiró y se pasó una mano por los ojos, antes de negar con la cabeza.
—Ketall, estoy cansada de tener que discutir por lo mismo. Y si Sasha actúa de este modo, es sólo culpa tuya. Antes de que tú le dijeras toda esa mierda, él estaba muy ilusionado por conocerte, jamás le hablé mal de ti, al contrario, siempre le conté lo bueno de nuestra relación.
—Pregúntale entonces como ve. ¿Y quieres que te lo adelante? Me ve como un degenerado, porque tú tenías diecisiete años ¿Por qué no le explicas que yo no te obligué a nada? Lo que pasó entre ambos, los dos lo quisimos.
—No es momento de hablar de esto, mejor vete.
—¿Y cuándo será el momento entonces? Porque hace diez años te fuiste sin darme respuestas de nada, y ahora apareces, como si nada, con un hijo que me ve como lo peor del mundo.
—Hablaré con Sasha... Es lo único que puedo decirte.
Él la miró a los ojos, y luego negó con la cabeza, antes de marcharse. Si, era verdad, él había dicho cosas muy hirientes, pero no creía merecerse todo el odio que su hijo le tenía.
Lía se fue a la habitación de Sasha, e ingresó sin tocar, encontrando al muchacho jugando con su consola.
—Sasha ¿Podemos hablar?
—¿De qué? —le dijo sin mirarla, con la vista en la pantalla.
—¿Qué pasó con Ketall?
—Nada, al parecer él esperaba que yo actuara como si él no hubiese dicho nada, como si no me hubiese negado y a ti tratado de mentirosa y cualquiera.
—Hijo, los problemas o diferencias que yo tenga con tu padre, no tienen que influciar en ti, en la relación que tú tienes con él ¿De acuerdo?
—Dijo que no era su hijo, que no me hiciera ilusiones de conocer a quien era mí verdadero padre, porque quién sabía con cuántos habías estado tú —pronunció con rabia, antes de mirarla—. ¿Crees qué eso se perdona, mamá? Porque yo no.
—Él dijo eso producto del enfado, del shock que le causó la noticia, pero se que está arrepentido.
—No lo defiendas —gruñó, dejando su joystick—. ¿No te das cuenta que sólo te manipuló? Y lo sigue haciendo.
—No, claro que no, sí era muy joven al momento de conocerlo, pero no era tan ingenua cómo crees. Si tuvimos una relación juntos, fue porque yo también lo quise, Sasha. Tú naciste del amor que nos tuvimos.
—¿De qué amor hablas? Sólo estuvieron juntos dos semanas. Se necesita más tiempo para amar a una persona, y si tú hubieras sido realmente madura, no te habrías acostado con un desconocido, y encima sin usar protección —le dijo molesto, antes de marcharse fuera de su habitación.
Lía respiró profundo, tragándose el nudo de la garganta. Ya bastante había tenido que aguantar a su madre que le recriminara aquello, para ahora tener que escuchar a su hijo también.
Nadie podía entender el cariño que ambos habían tenido. Todos le habían dicho que aquello no había sido amor, sólo "calentura" del momento.
...
