Clavó sus uñas en la espalda de él, mordiéndose el labio inferior al alcanzar el orgasmo y tener que aguantarse, sin hacer ruido, ya que estaban en el departamento de ella... Y Sasha durmiendo al final del pasillo.
Ketall la siguió moviendo un poco más sobre él, hasta liberarse también, gruñendo bajo, ahogando un poco su tono gutural en el cuello de ella, apretando sus dedos en las caderas de Lía, al liberarse.
—Ay, despacio —murmuró, abrazándose a él, aún encima de los muslos de Ketall.
—Lo siento —se disculpó besando su cuello, lamiendo y mordiendo su piel sin dañarla, provocándole nuevos jadeos bajos.
Sí, sabía muy bien que a ella le excitaba que le mordiera los hombros, el cuello, y lamiera suavemente su piel, subiendo hacia su mandíbula. Podía sentir como su intimidad lo apretaba cada vez que lo hacía.
La sintió moverse una vez más sobre él, buscando su boca para besarlo.
—E-Espera, amor, debo cambiarme de condón.
Malditos condones necesarios que siempre interrumpían sus inicios.
Lía se levantó un poco y el azabache se lo quitó. Pero antes de que pudiera tomar otro, ella lo tomó de las manos, negando con la cabeza.
—No, no lo hagas, quiero sentirte plenamente esta vez.
—No es seguro, no estás en tu periodo fértil, pero es un riesgo igual.
—Tomaré la píldora de emergencia luego —le dijo antes de lamerse los labios, y bajar a su miembro para chuparlo, acostándose en la cama, ya que él estaba sentado.
Ketall gruñó apretando los dientes, hundiendo sus uñas en el colchón, al sentir como ella lamía suavemente, antes de metérselo en la boca una y otra vez, chupando.
La sintió apretar sus labios cerca de su glande, chupando más fuerte, y la tomó del cabello con cuidado.
—E-Espera, despacio, no quiero-
Gruñó más gutural, al sentir que ella no lo haría. Sí, la rubia quería hacerlo llegar de todos modos.
***
Sasha llegó a la cocina a desayunar, e ignoró a su padre, sentándose en una de las sillas, mientras su mamá preparaba todo. No le había quedado más qué aceptar que su madre seguía enamorada de ese tipo.
Ketall lo miró, y luego bajó la mirada. El jovencito parecía odiarlo. Aunque ya no le recriminara que él estuviera allí, tampoco lucía feliz de tenerlo en su hogar.
—Buenos días, cariño —sonrió suavemente Lía, besando su cabeza, antes ponerle un tazón de frutas, otro de cereales, y un vaso de jugo frente al niño.
—Hola, ma —pronunció bajo, tomando el yogur.
—¿Te gustaría ir a conocer la escuela de jóvenes? Hay muchos muchachitos de tu edad, creo que podría gustarte.
—No es como si tuviera más opciones, Ketall, después de todo tendré que vivir aquí —pronunció con recelo, sin mirarlo, removiendo sus cereales.
—Quisiera que me des una oportunidad de remediar lo que dije.
Sasha lo ignoró, y Lía tomó una de sus manos, acariciándola suavemente. Ya le había dicho que tenía que darle tiempo, su hijo era demasiado rencoroso.
***
—¿Te molesta?
—No —sonrió acariciando su barba—. Pero me hace cosquillas.
Él volvió a besarla, estando sobre ella, y le acarició suavemente las mejillas.
—Me haces feliz, me siento completo cuando estoy contigo. Eres esa pieza que tanta falta le hacía a mi vida.
Ella sonrió suavemente y lo abrazó a su cuerpo, apoyando la cabeza de Ketall sobre su pecho, acariciando su cabello.
—Y yo soy feliz amándote, vet Shi-e'tu —sonrió—. Soy tuya y tú mío.
—Soy completamente tuyo, ayer, hoy y siempre —susurró abrazándola con fuerza, cerrando sus ojos.
Sólo en sus brazos podía sentirse seguro, amado, completo.
—¿Crees que Sasha estará bien aquí? No me importaría irme con ustedes, a la casa de tu padre, para que él esté bien.
—Él sólo está molesto, pero se le pasará, conozco a mi hijo. Cuando empiece sus clases, y conozca a nuevos chicos, se sentirá más a gusto. Confía en mí —sonrió.
...
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Ketall
Historia CortaHistoria corta, libro especial de la serie "Bestias" Inicio 11/02/20