Deseo incontenible

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Luego de un rato de aquel incidente, los caballeros dorados restantes aparecieron, y todos se reunieron junto al patriarca en la sala del templo del mismo.

- Ahora saben lo q pelearon con Ares, lo q se siente el enfrentar a un Dios. Pero no se confíen, porq pelear con Poseidón,Hades y Zeus, es otro nivel. Si Ares podía destruir sus armaduras doradas, los 3 grandes lo harían con tan solo mirarlas, literalmente.-

Explico el sacerdote,poseído por su lado benevolente; sembrando temor e incertidumbre en los caballeros de Athena, pero sobre todo, con los q combatieron en contra del Dios. Aun, con toda esa advertencia, ellos estaban dispuestos a morir en batalla. Creen q es lo mas honorable.

Las heridas de los soldados eran curadas por el solidario patriarca, con ayuda de unas jóvenes sirvientas q el solicito minutos después del combate.

Paralelamente a eso, Mu de Aries, reparaba las armaduras doradas de sus compañeros; demorando más de lo q esta acostumbrado, lo q era de esperarse, por el motivo de q las vestiduras poseían daños y raspaduras significativas. Cosa q en unas 3 horas, ya relucían su brillo dorado intenso, como nuevas, listas para potenciar el cosmos de sus respectivos portadores y ofrecerles digna protección.

- Ya pueden marcharse, caballeros.-

Ordeno el sumo pontífice. Mirando como los hombres más fuertes de la tierra van saliendo uno por uno de la cámara, no sin antes, dejar ellos salir primero a las mujeres q atendían a los exhaustos soldados, como todos unos caballeros.

Y justo cuando el dorado q protege la última casa pretendía salir de la alcoba, la voz ronca y directa del sacerdote le detuvo.

- Afrodita de Piscis. Ven aquí.!-

inmediatamente, el resto de los soldados sintieron un ambiente tenso en el lugar, de hecho aceleraron el paso, alejándose mas de la inmensa puerta de acceso a la cámara del sacerdote.

( Afro. Ahora si estas en problemas)

Los pensamientos de Deathmask eran preocupantes, no deseaba q algo malo le sucediese a su camarada.

Sin mas q obedecer, el caballero de Piscis quedo al frente de su superior, y posterior a eso, coloco una rodilla a tierra, agachando su cabeza como Muestra de sumisión.

- Afrodita... Te acostaste con una mujer extraña... Sabes q es un delito en nuestro resguardo; y sin embargo, lo hiciste, desobedeciste nuestras leyes. Puedes dormir con una q tenemos en nuestras filas, quitándole la máscara. Pero no, deseaste hasta a una ajena, una Diosa del Olimpo.-

Dicho eso, el patriarca comenzó a colocar una palma en su frente, mientras se agitaba su respiración.

- Patriarca... Puedo explicarlo... La Diosa me tentaba desde q yo era un niño; con el tiempo intenté alejarla de mi vida, pero ella tenía el empeño de seducirme, y bueno yo caí, maestro...-

- Caíste?! Esa mujer tiene su familia.!-

- No lo sabía mi señor.! Lo hubiese sabido, jamás me hubiese revolcado por tantos años con ella.!-

Ambos alzaron el tono de voz.

- Afrodita, no me hables.!-

El sacerdote sentía un fuerte dolor de cabeza, y por su puesto q el joven guerrero estaba percatandose de ello, por lo q decide bajar su defensiva. Considerando a su sumo pontífice.

- Usted no entiende lo q realmente sucedió... Yo me entere de q Afrodita tenía un hijo, esposo y amantes fue hace un tiempo atrás. Era ignorante de aquello. Por eso decidí alejarme de ella. Por culpa de su celoso amante desde q peleamos la primera vez; pero le resalte q ya no deseaba continuar con esa relación, a lo q ella lo tomó a mal, y yo la ataque. Luego, resentida, trajo a Ares para q yo muriera. Seguramente ella lo provocó para me matara. No le dije a nadie, porq no quería meterlos en problema a ustedes.-

La Peligrosa Seducción de la Rosa Fúnebre. Afrodita de PiscisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora