Capítulo 10

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"¿tomaste la plata para la ropa?" me preguntó mamá por segunda vez mientras miraba en un pequeño papel amarillo la lista de todas las cosas que tenía que tener para mi mini viaje hasta la ciudad del otro lado del lago. Estaba exagerando. Iba a salir de mañana e iba a estar a bordo del ferry de vuelta antes de las cinco de la tarde.

"si má"

"¿y para el almuerzo?" ya tenía todo. Pero ella no entendía, iba a seguir preguntando.

"ya tomé todo mamá, ya lo revisamos" please, please, terminemos con esto de una vez.

"¿ya estás lista?" La voz de Juan Pablo me tomó por sorpresa. Él tenía puesto un sweater negro y un abrigo encima del mismo color. Un pantalón que le quedaba...sin comentarios...y un tierno gorro que dejaba que uno de sus mechones de pelo cayera sobre su frente llegando justo hasta encima de su ojo. Si era una manera de conseguir que le prestaran atención, conmigo lo conseguía, porque en mi cabeza no se callaba la voz que me repetía cuan guapo y perfecto era.

"tenemos que terminar de repasar los últimos ítems de la lista y estamos"

"ya estoy lista" por primera vez estaba agradecida de que Juan Pablo hubiera aparecido. Mentira...siempre estaba agradecida y contenta, pero no quería aceptarlo...no estaba bien.

"podemos ir saliendo cuando quieras"

"vamos entonces" dije estirándome a tomar mi bolso que descansaba sobre una de las mecedoras.

"¡Juan!" exclamó Clemencia apareciendo por sorpresa desde la puerta del comedor provocando que tanto Juan Pablo, como mamá y yo pegáramos un pequeño salto del susto. "¿tomaste la lista de las cosas que necesito?"

"si má, ya tomé todo, no te preocupes"

"tengan cuidado chicos" pidió mi mamá. Que me lo pidiera a mí era una cosa. Pero que incluyera a Juan Pablo... él debería estar pensando que no necesitaba que se lo dijeran. Además, debería conocer la ciudad del otro lado tanto como la isla.

"no te preocupes Kate, yo me voy a asegurar de cuidar a ________" ¿perdón? ¿Que era mi niñero o algo así?

"gracias Juan" mátenme ahora.

"vamos" necesitaba salir de ahí con urgencia antes de que me dejaran de tratar como una nena de ocho años y pasaran a tratarme como una de cinco.

El ferry estaba bastante lleno. La mayoría de las personas eran grandes, entre los cuarenta y los cincuenta. De hecho, no vi a nadie menor exceptuando a Juan y a mí. La mayoría de las personas estaban dentro, sentadas refugiadas del viento helado. Yo preferí quedarme sentada al lado de la baranda concentrada mirando el agua. Era azul intenso, magnifico. Se notaba que estaba realmente fría, casi al borde de comenzar a congelarse, porque apenas si se movía cuando pasaba el ferry. Juan había ido dentro, necesitaba buscar algo. No pregunté que era. Solo estaba viajando con él, porque era la única persona que me podía acompañar del otro lado y necesitaba a alguien para poder lucir presentable en mi cita con Dylan.

"para ti" dijo su voz sacándome de mis pensamientos. Me volteé y vi cómo me extendía un vaso con una bebida humeante dentro. "es café" explicó cuando vio que no reaccionaba.

"gracias" no venía nada mal.

"¿en qué pensabas?" en ti.

"en nada en particular"

"¿entonces por qué estás preocupada?" ¿perdón?

"¿Qué te hace pensar que lo estoy?"

"tu frente, se le forman esas dos arrugas arriba de la nariz y tus ojos se ponen más brillosos" ¿Qué era fanático de lie to me o algo así?

"¿Juan Pablo, me puedes explicar cómo son las cosas?" ¿Qué acababa de decir? ¿sobreviviría si saltaba al lago? Probablemente muriera como Jack, solo que Juan/Rose no iba a estar para sacudirme la mano hasta aceptar que había fallecido para luego dejarme ir hasta el fondo del océano.

"¿Qué cosas?"

"nada...no tiene importancia" ¡cobarde! Era una cobarde.

Durante todo el resto del trayecto volví a hundirme en mis pensamientos. Ninguno dijo nada. Él parecía también metido en sus cosas. Me daba curiosidad si en sus pensamientos aparecía yo, aunque fuera de vez en cuando. No era algo que simplemente podía preguntar. Así que iba a tener que vivir con la duda.

El ferry se ancló en el muelle sonando una aturdidora sirena. La gente del interior comenzó a salir para poder bajar a la ciudad. La única vez que yo había estado ahí, había sido en mi camino de ida a la isla por primera vez y la realidad era que con todas las maletas y todo el viaje en avión, apenas si había prestado atención.

Juan me tomó de la mano agarrándome por sorpresa. Era impresionante lo bien que se sentía su contacto. Me daba unas pequeñas chispas en todas en mis terminaciones nerviosas. Comenzó a avanzar por entre la gente caminando por el muelle, hasta que llegamos lo que parecía una avenida. La avenida principal tal vez. Pensé que tal vez ahí me iba a soltar, pero no lo hizo. Y a mí no me importó, también seguí entrelazando mis dedos con los de él.

"aquí vas a encontrar todos los negocios de ropa" me indicó señalando las calles venideras de la avenida.

"¿quieres ir a comprar las cosas de tu mamá mientras yo me compro algo para mí?" era lo más lógico "así podemos volver antes"

"¿tan mal la pasas conmigo?" por primera vez su pregunta no venía rodeada de una de sus perfectas sonrisas. Sino que estaba serio...preocupado.

"no es eso, no la paso mal contigo Juan" te lo prometo "es solo que como a la mayoría de los chicos no les gusta acompañar de compras a las mujeres...pensé que tal vez preferías hacer tus cosas"

"no me importa que tengas que hacer" okay... "lo que importa es estar contigo" oh. Dios. Mio. _________ no hiperventiles por favor.

"bueno, entonces vamos" No podía decirle que a mi también lo único que me importaba era estar con él. Eso estaría mal. Sería injusto para Sonia, para Dylan e incluso injusto para mí, que después iba a terminar llorando en mi cama con el corazón totalmente roto, cuando él solo estaba siendo...hombre.

Entramos a varios negocios. En la mayoría la única que hablaba era yo. Juan Pablo ni se acercaba a las perchas, como si tuviera miedo que lo fueran a morder. Cada vez que me probaba algo, le mostraba a él como me quedaba. Todos, excepto uno, me dijo que me quedaban bien, razón por la cual no podía confiar en su palabra. Los hombres no prestan atención a todos los detalles como nosotros. Terminé encontrando un vestido color verde esmeralda que terminaba justo arriba de la rodilla, tenía un detalle de volados en el cuello, sutil, me gustaba. Además iba perfecto con un par de zapatos que me había comprado en Dallas antes de ir para la isla.

"bueno, lista mía terminada, ahora tenemos que ir a comprar las cosas para Clemencia" En el mismo momento en que terminé la frase, el cielo fue surcado por un trueno tan estridente, que hizo que mi cabeza doliera. No había tanto problema, no era la primera vez que iba a estar debajo de la lluvia. Sin embargo, la expresión de Juan Pablo no era tan tranquila. Sus ojos estaban más abiertos de lo normal, su mandíbula tensa y no tenía ni una mínima sonrisa.

"tenemos que encontrar un hotel"

"¿perdón?" está bien que prefería que fuera directo...pero no iba a acceder ir a un hotel cuando ni siquiera habíamos tenido una cita y aún más, sin siquiera estar de novios.

"se viene una tormenta de nieve. Una gran tormenta de nieve"

Corazón Nevado (Juan Pablo Villamil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora