Capítulo 13

463 21 5
                                    

Era cerca del mediodía cuando volvimos a la isla. Mi mamá y Clemencia nos estaban esperando en el muelle cuando arribó el Ferry. En el mismo momento en que pisé tierra, mamá corrió hacia mí y me abrazó como si acabara de volver de la guerra apenas sobreviviendo. Creí escuchar una pequeña risa de Juan Pablo, pero la dejé pasar. Después de todo, debería ser gracioso para el resto de las personas.

"¿estás bien? ¿no te duele nada? ¿no te sientes mal?"

"mamá estoy bien, no es como que haya quedado atrapada en la tormenta, dormí en una cama, en una cabaña, incluso estaba incluido el desayuno"

"no hagas bromas ahora, estaba demasiado nerviosa _________"

"lo se má, pero estoy bien, enserio ¿podemos volver al hotel?" quería llegar, subir a mi habitación y darme una ducha, después acostarme a dormir y recién después volver a la realidad. Después de todo acababa de pasar una noche poco convencional. Por lo menos para una chica de Dallas.

"no, no vamos al hotel" ¿Qué había pasado?

"¿por qué?"

"ya está todo en la casa, lo único que tienes que hacer ahora es desempacar y decorar" ¿enserio? ¿quería mudarme ya? Me estaba empezando a gustar eso de tener a Juan viviendo bajo el mismo techo que yo. Siempre había excusa por la cual cruzarnos. Ahora no iba a ser lo mismo...tal vez nos distanciáramos y ya no volviéramos a hablar el uno con el otro casi nunca. Tal vez solo nos saludáramos cuando nos viéramos en la calle o cuando nos juntáramos con el resto de los chicos.

"qué bueno" mentí.

"Juan, muchas gracias por cuidar a _________."

"no hay problema Kate"

"¿vamos?" me preguntó mi mamá.

"adelántate, enseguida voy"

"bueno pero no te tardes, hoy te voy a mimar todo el día" así era mi mamá. Cada vez que pasaba un susto conmigo, comenzaba a entrar en un trance en el cual me valoraba a la quinta potencia y durante una semana me trataba como si fuera oro en polvo. Después se le pasaba y solo me trataba como los padres deben tratar a los hijos.

Clemencia también emprendió su vuelta a casa conversando con mi mamá. Juan Pablo se quedó ahí en la calle conmigo. Sabía que tenía que decirle algo...pero no sabía qué. O mejor dicho, no sabía cómo hacerlo. Como decirle que gracias sin dejar entrever que en un punto era como un gracias de partida. Lo que nos había unido desde que llegué, era que me quedaba en su hotel, que vivíamos juntos, que desayunábamos juntos y cuando él estaba mal le llevaba la comida a su habitación y después nos dormíamos mirando una terrible comedia. Nos había unido sus preguntas incomodas y mis tácticas evasivas. Nos había unido las peleas por que él nunca recibía las respuestas que quería y porque me besaba en la escalera agarrándome desprevenida. Nos habían unido las risas. Las historias. Y ahora...ahora no sabía que iba a seguir uniéndonos. No sabía incluso si él quería que algo nos mantuviera unidos.

"yo también te quería dar las gracias" dije mirándolo directamente a esa perfecta mirada que estaba hecha para debilitarme de la manera más profunda jamás existente.

"no tienes por qué, enserio"

"claro que si tengo" no quería discutir, pero si tenía "me tuviste que aguantar durmiendo arriba tuyo toda la noche" dije con un tono simpático. No quería que descubriera que había sido totalmente perfecto para mí.

"no te tuve que aguantar, de hecho, fue lo mejor de todo el viaje...pero no te lo voy a decir, no quiero hacerte sentir incomoda y que busques una excusa para irte" lo dijo serio. Es decir...me hablaba realmente enserio.

Corazón Nevado (Juan Pablo Villamil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora