Sus labios sobre los míos se movían con su usual lentitud. Era tan perfecto su ritmo, como si nada en todo el mundo nos apurara. Mis brazos lo rodearon por el cuello mientras que él me atrajo más contra sí por mi cintura.
"está bien" acepté cuando nos separamos. Su sonrisa se ensanchó todavía más que antes. Haciendo que yo haga lo mismo.
"me alegra escuchar eso" dijo dándome otro beso tronado en mi mejilla. Me hacía reír esa sensación, era como una cosquilla rápida. "ahora tenemos que ir arriba" indicó. ¿arriba? ¿para qué?
"¿por?" pregunté confundida.
"tenemos que ir a tu habitación, así sacamos el colchón" respondió. ¿mi colchón? No entendía del todo a que se refería, pero la verdad es que tampoco me importaba. Había desarrollado esta confianza en la cual no necesitaba sus explicaciones. Solo aceptaba y listo.
"bueno" dije comenzando a salir de la habitación ahora apuntando con la linterna. Él me tenía tomada de la mano y caminaba detrás mío. Subimos hasta la planta alta y lo llevé hasta mi dormitorio.
"lindo cuarto "comentó mirando lo poco que estaba iluminado por la linterna. "ahora...a sacar esto" dijo haciendo fuerza y comenzando a levantar el colchón de mi cama. Cuando entendí lo que hacía fui del otro lado y lo ayudé. "tu lleva las almohadas y las mantas, yo llevo esto" indicó consiguiendo levantar todo el colchón. Entre tumbos y torpezas conseguimos llegar a la planta baja una vez más. Juan Pablo tiró el colchón justo delante del fuego y yo dejé caer el resto de las cosas encima de este.
"me cansé" confesé respirando agitada.
"flojita" se burló con una sonrisa enorme.
"lo admito" acepté. Apagué la linterna y la dejé caer sobre uno de los sillones. "¿crees que mamá y Clemencia están bien?" pregunté acordándome nuevamente porqué era que estábamos solos.
"si, deben estar donde la abuela Marie, ella las va a atender muy bien" me tranquilizó abrazándome por detrás y atrayéndome contra su cuerpo.
"ojalá" dije y escondí mi rostro en la curva de su cuello. No podía creer lo que estaba viviendo. Realmente era como...mágico para mí. Porque también lo eran los sentimientos. Nunca había sentido nada por un chico, mucho menos tan rápido. Lo que siempre me pasaba era que me divertía con ellos y ellos conmigo, era casi como amigos con algún derecho de roce. Pero con Juan Pablo era distinto, no quería que él fuera mi amigo, quería que fuera mucho más y no quería que hubiera solo roces, quería que estuvieran los sentimientos también en el medio.
"¿Qué vamos a cenar?" preguntó con sus labios casi pegados a mi pelo.
"¿pasta?" pregunté. Después de todo era poner agua y echarla y esperar a que estuviera lista. No pude evitar acordarme de Sonia, quien había hecho ese comentario y entonces me separé rápidamente de Juan Pablo. Sabía que había prometido olvidarme del resto del mundo por esa noche, pero era difícil. Muy difícil.
"suena bien" aceptó mirándome preocupado. "¿pasó algo?"
"¿por?"
"porque te alejaste de mi como si de repente me hubiera convertido en un vampiro" contestó serio. No me gustaba cuando se ponía serio. Lo prefería con su hermosa sonrisa.
"no, nada" mentí. Caminé hasta el sofá, tomé la linterna y entonces fui hasta la cocina. Abrí la heladera y encontré una plancha de ravioles que mamá había comprado para hacer en la cena. La iba a hacer yo, solo que en esta cena no iba a estar ella.
"no me mientas, dime que pasó" pidió mirándome apoyado contra el marco de la puerta de la cocina.
"es solo que...ya sé que prometí no pensar, pero es difícil, me hace sentir culpable y no me gusta sentirme así" confesé. No encontraba el punto en seguir mintiendo.
"lo sé" aceptó "pero te prometo que muy pronto no vamos a tener que sentirnos culpables por nadie".
"¿y por qué no esperamos hasta entonces para estar juntos?" pregunté.
"porque es como pedir que en esta isla no nieve, es difícil, casi imposible" sabia a lo que se refería y eso me enojaba. Tenía razón, me era casi imposible estar lejos de él cuando lo tenía cerca y aún más cuando estábamos solos.
"deberíamos intentarlo" murmuré antes de llenar la cacerola con agua.
La cena estuvo rica. Un tanto sosa, pero rica. Ninguno había vuelto a hablar sobre el tema. Nos habíamos refugiado en temas tontos como la televisión o Internet. No me entraba en la cabeza como era capaz de desperdiciar ese tiempo que estábamos los dos solos. Pero...simplemente lo hacía. Después que terminamos de limpiar todo, era el momento de ir a dormir. Yo estaba verdaderamente cansada ya que mamá me había levantado temprano para avisarme que se iba de viaje, y después no había vuelto a acostarme. Juan Pablo había estado también despierto a esa hora así que me imaginaba que lo estaba como yo.
"¿Qué lado quieres?" pregunté señalando el colchón que estaba tirado en el piso. Mientras esperábamos que los ravioles estuvieran hechos habíamos armado la cama, poniendo bien las sabanas, las mantas y acomodando las almohadas.
"te dejo elegir" respondió.
"bueno" acepté eligiendo el que tenía más cerca. Sabía que estaba enojado. Y era demasiado difícil ignorarlo. Intentaba, pero el tenerlo cerca...era algo que me dominaba completamente. Sabía que por más tarada y mala persona que fuera Sonia y por más horrible que me tratara no se merecía que Juan y yo la engañemos. Nadie se lo merece. Pero...si ya lo habíamos hecho varias veces ¿iba evitar una a más exonerarme de mis pecados? Podía apostar mi vida a que no.
"buenas noches" dijo acercándose a darme un beso en la mejilla, pero no lo dejé. Corrí mi rostro y rodeé sus labios con los míos. No conseguía evitarlo y después de todo no sabía por qué me empecinaba tanto en defender a Sonia. Ella no haría lo mismo por mí y tal vez si todos se enteraban me odiarían, pero por lo menos tendría a Juan conmigo y eso me alcanzaba. Me sobraba. Sus manos tomaron rápidamente mi rostro apresándolo contra el de él. Como si se asegurara de que no me fuera a separar. Lo que él no sabía era que no estaba en mis planes hacerlo.
"perdón" pedí cuando nos separamos.
"nunca me pidas perdón por besarme, porque créeme es lo mejor que me puedes dar" dijo sonriéndome y volviendo a rodear sus labios con los míos. ¿era lo mejor? En mi mente apareció una idea más. Una idea que nunca me había planteado anteriormente a ese momento. Nunca había estado ni remotamente enamorada de ningún chico como para pensar en estar con él de otra manera que no fueran simples besos. Pero con Juan Pablo, con él era distinto. Además, el colchón frente al fuego de la chimenea y la tormenta de nieve fuera, era una escena salida de una película romántica entre Kate Hudson y Matthew McConaughey.
"¿es lo mejor?" pregunté cuando nos separamos. Sus ojos se entrecerraron un momento hasta que entendió a donde iba mi pregunta. De pronto la oscuridad de estos se iluminó y sus brazos me rodearon por la cintura atrayéndome más a él. Pensé que me iba a besar, pero no lo hizo.
"tienes razón..." sonrió "hay algo mejor, pero no ahora" Wow...nunca en mi vida creí vivir para ver a un chico que rechazara la oportunidad de que eso pase.
"¿por qué?" pregunté. No era que me molestara esperar. De hecho, si me animaba y la situación propicia se presentaba, me gustaría hablar del tema con mamá antes. Pero si me daba miedo que él no se sintiera lo suficientemente atraído hacia mi como para querer que eso pase.
"porque cuando pase, no quiero que sea una noche en la que te pedí que te olvides del mundo. Quiero que sea una noche en que lo hagas por ti misma y porque no le debamos explicaciones a nadie" ¿estaba muerta? Este chico no podía ser real. ¿alguien que me pellizque? Estaba soñando y él era la realización de todas mis fantasías en un ser humano.
"¿podemos dormir abrazados?" pregunté acurrucándome contra él.
"más te vale" respondió. Entonces me separé para agacharme hasta el piso donde me dejé caer en la "cama". Él se acostó al lado mío y ahí lo abracé. Lo abracé y no lo solté en toda la noche.
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Corazón Nevado (Juan Pablo Villamil)
Fanfiction____(tú) se ve obligada a dejar Texas junto a su madre para mudarse a un pequeño pueblo. En un arranque de locura, su mejor amiga la convence de que lo mejor será que visite una vidente para descubrir lo que tiene preparado para ella el destino, sin...